SALUD 72 Y por supuesto, está la publicidad. En televisión, un cuarto de los anuncios son sobre alimentos. Pero de poca calidad en cuanto a salud alimentaria. Apelan para convencernos de que los consuma- mos a sentimientos como felicidad, tristeza, asuntos familiares ... Se usa una publicidad emocional porque saben que el ser humano se mueve por emociones y es más fácil llegar por ahí que por el producto en sí mismo. Intentan captar sensibilidades, enganchar y tocarnos la fibra”. El ponente indicó que ahora está de moda el ‘Mindfoodnes’, la tera- pia sobre el comer. Cuidar detalles como comer sentado, un poquito más despacio, dejar el cubierto un segundo entre cucharadas para masticar mejor y apreciar los alimentos. Hizo hincapié en que somos lo que comemos y que ésto forma parte de nuestro sistema orgánico. Y también somos cómo comemos y cómo nos movemos. Destacó que el 60% de población mundial no hace ejercicio físico. “A la semana 150 minutos acumulados es lo recomendable, si es intenso 75. Pero con caminar basta. Con media hora andando es suficiente para una persona sedentaria. Todo influye”, expuso. El experto alertó sobre mensajes que se lanzan desde publicaciones con dietas anticáncer o dietas milagro. “Hay muchos libros en este campo, pero no hay que dar lugar a la confusión. No hay un alimento ni combinación de alimentos que garanticen la prevención, que tomándolos no vas a contraer la enfermedad. La dieta y estilo de vida es un factor más”, insistió. “En esos libros se dan contenidos de este tenor: que el agua puede curarnos o enfermarnos. Y que sólo hay que transmitirle esa intención escribiendo un mensaje en una botella con toda la fuerza de sus pensamientos, y la dejas al sol. Y esto es peligroso”, aclaró. Para el psicooncólogo, es necesario insistir en que no hay dieta milagrosa, pero sí hay dietas que pueden hacer daño. “La única dieta que puede ser eficaz es la mediterránea, pero siempre que no sustituya a tratamientos convencionales. Lo que cura es la terapia convencional. No caigamos en errores”, comentó. Garrido Jiménez habló también de la idea del estilo de vida como factor clave: “Entramos a los supermercados y se diluye nuestra dieta. Hay alimentos más a la vista y otros que hay que buscar porque están más abajo en los lineales, más escondidas. Hay que considerar el factor tiempo para comprar bien: bajar a la carnicería del barrio, buscar el pescado del día, ir a la frutería... y esto requiere tiempo. En el supermercado ganamos tiempo, pero perdemos otras cosas”. Además, dejó claro que comemos de forma automática, sin prestar atención a los alimentos. “Y hay que mirar el color, la textura, pelarla, percibir el olor, cómo masticamos ...” “Estamos perdiendo el saber sobre muchos alimentos y cómo cocinarlos y tomarlos. Antes ese saber se transmitía por las mujeres, de madres a hijas. Ahora lo estamos perdiendo, y solo tiene refugio en los establecimientos de hostelería”, terminó. El aceite dentro de la dieta mediterránea En la mesa 'Beneficios de la dieta mediterránea para la salud' participaron Manuel Anguita Sánchez, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC); Pedro Sánchez Jaén, chef del Restaurante Estrella Michelín Bagá en Jaén y Antonio Marín, doctor en Ciencias de la Salud, con Darío Díaz, presidente de la Asociación Gastronómica Amigos del Santo Reino-Jaén, como moderador. Todos los participantes expresaron su preocupa- ción por el abandono de hábitos tradicionales saludables y su sustitución por otros importados desde regiones distintas a las mediterráneas que no lo son tanto. A modo de ejemplo, Juan Vilar, conductor del evento, explicó que la industria agroalimentaria está dejando el aceite de oliva. España es el primer importador de Europa de aceite de palma. Una de las ideas que se lanzaron en la mesa es que se puede comer divertido y de forma saludable, según expuso Darío Díaz, de la Asociación gastronómica Amigos del Santo Reino. El doctor Antonio Marín indicó, por su parte, que estamos tomando alimentos exce- sivamente procesados, mientras que las mejores bondades están en los alimentos primarios. “Pero es difícil volver a ellos, a tomarlos directamente. La dieta mediterránea es más una forma de vida que una dieta en sí misma”, aclaró. Con la misma idea, el cocinero Pedro Sánchez opinó que “la tran- quilidad es el ingrediente más escaso”. “Todo viaja y podemos tener productos de todo el mundo. En verano hay trufa de Australia. A mí me gusta más lo de temporada”, matizó. Y continuó: “Nos encon- tramos cada vez más productos elaborados. No quiere decir que no sean sanos, pero sí hay algunos excesivamente manipulados. Cocinamos poco. Por el contrario, los cocineros cada vez somos más maniáticos y podemos ofrecer eso a nuestros clientes”. “A mí me cultivan lechugas en Valdepeñas, guisantes en Otíñar”, explicó haciendo referencia a diferentes parajes de la provincia de Jaén. Para el cocinero, además de técnica, lo más complicado es cono- cer el producto en sí. “Es difícil por lo amplio de la despensa que tenemos a nuestro alcance. Es lo que más cuesta. Pero la técnica no es verdadera, cambia con cada cultura. Nosotros valoramos cal- dos hechos a fuego lento cuando en Japón, por ejemplo, se hacen de forma exprés y son estupendos”, indicó. Para Sánchez, lo que