Estos últimos meses está obteniendo el reconocimiento a muchos años de trabajo. ¿Qué siente? Un gran orgullo. Por un lado, por el reconocimiento que supone a los últimos veinte años de trabajo, y, por otro, porque esta cooperativa en un principio no apostaba por mi. Comencé como administrativa en prácticas durante tres meses y cuando me quisieron hacer fija en la oficina tenía a parte de aquella junta directiva en contra. Por el simple hecho de ser mujer. Me pidieron entonces que comple- tara mi trabajo saliendo también al patio de la almazara. Así lo hice, y aunque los principios fueron duros, porque todos mis compañe- ros eran hombres y porque además era la hija del maestro, lo que empezaron siendo críticas se convirtieron en halagos. El premio a mejor maestra de almazara significa mucho para mi y para Colival, porque soy la primera mujer en ser reconocida con este galardón, abriéndose la puerta a que el género femenino entre de lleno en el ámbito productor del aceite de oliva. ¿Qué hay detrás? Explíqueme como ha evolucionado COLIVAL... Una cooperativa está formada por su gente y la voluntad que tengan por cambiar y arriesgarse es lo que puede hacerla evo- lucionar. Hemos estado mucho tiempo parados, hasta que yo misma vi que con los AOVE que elaborábamos podíamos aspirar a mucho más. Para despegar necesitaba de un buen equipo. Para ello lo primero fue formar una junta rectora de total confianza que apostase por la innovación y que dejase trabajar a la direc- ción. Ellos nos piden resultados de nuestro trabajo y nosotros buscamos las fórmulas para sacar el máximo rendimiento a nues- tros aceites. Para ello formamos y cualificamos a los miembros de la junta rectora, y creamos un equipo fijo en la almazara que no estuviese encasillado en sus funciones. Para esta campaña han ampliado la bodega. ¿Qué significará esta ampliación de cara al futuro? ¿Tanto para la cantidad como la cali- dad de los aceites? Nuestros socios han ampliado de forma significativa la superficie de olivar plantado y eso nos ha obligado a crecer. Eso hizo que en la campaña anterior renovásemos el patio de recepción y que en esta hayamos hecho lo propio con la bodega. Se trata de una inversión a largo plazo para dar cabida a toda nuestra producción de una forma holgada. ¿Seguiremos viendo durante muchos años a COLIVAL como una coo- perativa independiente? Totalmente. Tenemos nuestro proyecto muy definido y eso hace que no nos hayamos planteado en ningún momento estar bajo una cooperativa de segundo grado. Con la junta rectora actual y gracias a nuestra estrategia somos capaces de controlar muy bien nuestros flujos de caja para sacar el máximo beneficio a los aceites que producimos. La influencia de Consoli Molero... Como maestra de almazara se centró en elaborar un buen aceite y como buena gerente se ha focalizado en crear una marca con identi- dad propia. ¿Debería ser el modelo a seguir? Como almazara contábamos con nuestra propia marca de aceite, Sierra Prieta, pero ante el despunte de cooperativas competido- ras decidimos dar un paso adelante. Fue entonces cuando, con el beneplácito de junta y de uno de los socios, creamos Valdenvero, una marca Premium que rompía con todo lo que estábamos haciendo hasta el momento. Se pusieron en el mercado tres aceites monovarietales, Arbequina, Picual y Cornicabra, que consiguieron un gran éxito desde la primera campaña. Al año siguiente creamos el Valdenvero Coupage, otro paso más del proyecto de puesta en valor de nuestros aceites. Los socios com- prendieron enseguida lo que signicaba y cada vez son más los que se han ido incorporando al proyecto. Y así al tercer año llegó el Valdenvero Organic, después 'Alma de mujer', esta campaña el Hojiblanca y ya tengo en mente el proyecto dentro del plan de marketing para el próximo año. Esa expectativa por cuál será la próxima novedad ha hecho que nuestros socios se 'enganchen' al proyecto, apoyen a la cooperativa en su apuesta por la calidad y se sientan orgullosos de pertenecer a ella. 63