clínicos confirman que el aceite de oliva reduce la presión arterial, por lo que puede ayudar a disminuir la carga de la enfermedad y el gasto farmacéutico”, indicó. Además, insistió en que la alimentación es una “herramienta brutal para prevenir y controlar algunas pato- logías, como la hipertensión arterial”. En relación al cáncer, Gaforio indicó que en el Congreso de Jaén quedó constancia de que los estudios epidemiológicos demuestran el efecto quimiopreventivo de los aceites de oliva virgen y virgen extra, los que más polifenoles tienen. Es en estos componentes minoritarios del aceite donde se encuentran las propiedades antitumorales y preventi- vas. “Hay ya evidencias en estudios con animales que confirman estos beneficios. En humanos es más difícil hacer estudios, pero sí hay nume- rosas observaciones realizadas que permiten aconsejarlo como fuente principal de grasa para prevenir cáncer. Todas las evidencias científicas así lo indican”, apostilló el inmunólogo. Hay además estudios demuestran una reducción de la incidencia del cáncer de mama en mujeres que consumen habitualmente aceite de oliva, especialmente del tipo postmenopausico. “Por sí solos los aceites vírgenes desempeñan un papel de prevención”, afirmó Gaforio. También existen observaciones científicas que apuntan a que el aceite tiene efectos positivos contra el cáncer de colon rectal, pero de momento son indicios y no evidencias que permitan asegu- rarlo, dijo Gaforio sobre las conclusiones del Congreso de Jaén. “El aceite de oliva es un alimento, no un medicamento. Aunque tiene potencial para reducir algún tipo de cáncer no hay evidencias clínicas que puedan reducir las lesiones cuando ya han aparecido. No cura, salgan corriendo si alguien lo dice. No hay evidencias que pueda influir en la progresión de la enfermedad”, advirtió el experto. Los científicos también confirmaron los efectos antiinflamatorios de los aceites de oliva vírgenes en patologías como enfermeda- des intestinales, artritis reumatoide, lupus o esclerosis. “Puede ser alternativa en prevención y tratamiento pero hay que hacer estudios químicos en humanos para ver los efectos y las dosis nece- sarias”, apuntó. Gaforio recordó que los científicos reunidos en Jaén abordaron los efectos del cultivo del olivar para el medio ambiente, llegando a la conclusión de que “no hay evidencia de que lacontami- nación química sea un problema del aceite, aunque sí es conveniente reducir la carga química asociada a su producción”. En el contexto actual los pesticidas son necesarios para asegurar la cantidad y calidad de las producciones. Menos del 0,1% de las muestras analizadas exce- dían los límites autorizados, por lo que cabe concluir “que el sector lo está haciendo bien y no hay peligros”. El profesor abogó sin embargo por “nuevos enfoques con menos uso de productos químicos. Estamos ante el concepto mismo de alimento saludable, que debe serlo en todo el proceso, no sólo para el que lo consume. Ese es el camino, el mundo va por ahí, el que no lo quiera ver es ciego”, afirmó. Aceite de oliva solidificado frente al de palma Jesus de la Osada, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Zaragoza (y uno de los pioneros en las inves- tigaciones de laboratorio sobre los efectos beneficiosos del aceite de oliva en la salud) destacó en su ponencia la importancia de la dieta mediterránea. “Era el patrón cuando éramos un país pobre, pero cuando los países a ricos dejan de hacer esa dieta, aparecen los peligros de que sea abandonada por otros hábitos menos salu- dables. El patrón mediterráneo es un tesoro, hay que transmitirlo a nuestros hijos. Sin embargo, hay un estudio que compara los hábitos alimenticios de estudiantes de Ámsterdam con los de Barcelona, y que demuestra que son los de Ámsterdam lo que tienen más patrón mediterráneo”, expuso ante los asistentes a las jornadas del Centro de Interpretación del Olivar de Úbeda. Las evidencias científicas sobre la dieta mediterránea son tan sóli- das que en dos ocasiones al menos ha habido que parar por motivos éticos estudios que comparaban esta dieta con hábitos de alimen- tación clásicos en otras regiones desarrolladas: el estudio de Lyon sobre la posibilidad de que personas con un infarto sufriesen un segundo accidente cardiaco, y que en cinco años de seguimiento fue detenido porque las personas del grupo de control morían mucho más que las de que tomaba dieta mediterránea. Y el Predimed, que cesó cuando se vio que personas que tomaban aceite de oliva y nue- ces tenían un 30% menos de posibilidades de sufrir un infarto que las personas que tomaban una dieta pobre en grasas. Pese a estas evidencias, el aceite de oliva está en el puesto 9 de consumo mundial de grasas. “Y se aprecia que la palma y la soja crecen mucho, y el aceite de oliva muy poco”, dijo De la Osada, quien expuso datos que evidencian que en 2010 buena parte de la industria alimentaria usaba grasas trans. Cinco años más tarde, el aceite de palma las había sustituido. Tiene una ventaja, además del precio, en buena parte del sector: “El consumidor no acepta que galletas u otros alimentos se desmiguen mientras las consume, y el sector aceitero tendrá que ser ingenioso si quieren entrar en ese mercado”, expuso. 53 JORNADAS