JORNADAS mantienen en el entorno de las 100.000 toneladas, un dato positivo y que con rma que el mercado está equilibrado. Y a pesar de que la producción ha descendido con respeto al año anterior, y de que el consumo interno y las exportaciones son algo más débiles entre diciembre y febrero que en 2017, “también es verdad que el precio sólo se ha resentido un 2 por ciento durante los 3 meses de recolección”, indicó. Para continuar: “Además, hay que destacar que los precios en España son ya las más bajos de los países productores de la Cuenca del Mediterráneo, cuando las exis- tencias nacionales a 1 de marzo solo son un 6% superiores al año pasado por las mismas fechas. Es evidente que realizar una gestión adecuada de estas existencias debe permitir no acercarse a precios que supongan pérdida de valor tanto para el agricultor como para toda la cadena. No se consume mucho más porque el precio baje de forma importante”.• 42 ¿Por qué no deben bajar los precios? El consultor estratégico Juan Vilar cerró la presentación de los Diálogos de Expoliva exponiendo algunas claves del panorama internacional del mundo olivarero. Explicó un entorno con 11,5 millones de hectáreas plantadas en 58 países, alrededor 2,7 millones de explotaciones de 3,2 hectáreas de media y un crecimiento, casi todo en superintensivo, de 162.000 hectáreas por año. Destaco el valor de la innovación. “Otras grasas están innovando para canibalizarnos en los lineales de los supermercados”, apuntó. Puso un ejemplo de una cadena de implantación nacional: de 10 ensaladas, sólo una llevaba aceite de oliva. Las demás llevaban salsa con otros ingredientes. “Otros innovan para vender algo que nosotros tenemos. La cuarta gama no usa aceite de oliva. Quien innova no se ve afectado por bajos precios”, aseguró el experto. Precisamente sobre los precios centró el cuarto aspecto de su intervención: “No hay razones sólidas para que baje el precio. Hace su ciente aceite para cubrir la demanda. Hay equilibrio entre oferta y demanda, y no hay razones para que baje. No hay razones serias, pero sí razones colaterales. Nos encontramos con una caída estructural de demanda en España, Italia, Túnez, Grecia, motivada por el cambio en patrones de consumo. Hay además una caída coyuntural de la demanda por los precios. Y están las expectativas de cosecha: si se percibe que habrá aceite de sobra el precio tira a la baja. En el consumidor hay una percepción de no satisfacción: hay mucha población que percibe que el precio es caro, y no consume aceite de oliva. Y también hay que considerar que las compañías que envasan no compran de forma constante en contextos de precios altos, como sí hacen cuando los precios son bajos. Vemos que sí hay razones colaterales que afectan al precio a la baja”, explicó Vilar.