HC358 - horticultura

16 FRUTICULTURA Para optimizar la rentabilidad de los productores, el trabajo que se desarrolla desde el IRTA se orienta también hacia la mejora de la calidad del fruto. Este un ámbito de lo más diverso porque cada especie tiene uno o varios puntos clave, que son los que se valorizan económicamente. Uno de los programas de investigación más longevos de este sector es el Hot Climate Programme. Este programa comenzó hace casi 20 años con el fin de obtener variedades de manzana y pera adaptadas a las zonas productoras de Cataluña donde se registran elevadas temperaturas. Las perspectivas que se manejan de cara a los próximos años apuntan a unas condiciones "extremademente cálidas en verano, por lo que el objetivo es lanzar al mercado variedades sostenibles y adaptadas a nuestras condiciones climáticas pero con una alta calidad gustativa". Estas nuevas variedades estarán en el mercado en un plazo breve de tiempo. La iniciativa Hot Climate Programme está impulsada por el IRTA, Fruit Futur –una asociación formada por los principales productores de fruta de Cataluña (Actel, Fruits de Ponent, Nufri y Poma de Girona)–, el centro de investigación Plant & Food Research de Nueva Zelanda y cuenta con el apoyo del Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (DARP) de la Generalitat de Cataluña. NUEVOS MODELOS DE PLANTACIÓN En la actualidad, la apuesta de muchos agricultores por introducir en sus explotaciones cultivos leñosos en marcos de plantación reducidos, está orientando la labor de investigación de centros como el IRTA en Cataluña y de otras instituciones homólogas en las distintas comunidades autónomas de España. Luis Asín confirma que se están evaluando los nuevos sistemas de producción en intensivo y súperintensivo, en lo que respecta a la productividad de los cultivos a largo plazo. "En almendro, por ejemplo, estamos observando que el cambio de paradigma que se está produciendo es interesante, lo que hay que ver es hasta dónde". Una de las claves de los estudios que se llevan a cabo en el IRTA, reside en la búsqueda de rasgos en las nuevas variedades que faciliten la mecanización en estos sistemas, en los que la inversión inicial es más elevada que en los marcos tradicionales de plantación. Para lograr esta característica, "se debe incidir sobre la fructificación y ramificación de la variedad determinada para que sea lo más adecuada posible a mantener un sistema compacto. En los programas de mejora, cada año se generan miles de individuos nuevos entre los cuales es preciso identificar aquellos que puedan validar lo que denominamos la arquitectura del árbol: tipología de fructificación, ángulo de inserción, número de ramificaciones espontáneas a lo largo del árbol, para lograr un sistema compacto y que sea capaz de perdurar en el tiempo". En estos sistemas, el objetivo es alcanzar un grado de mecanización lo más fácil posible de gestionar, por lo que el fruto, además de albergar todos los criterios de calidad inherentes a su comercialización, debe ofrecer una arquitectura propicia para su mecanización. "No olvidemos que los robots recolectores llegarán a este sector más tarde o más temprano, y por ello es necesario facilitar el trabajo a este tipo de tecnología. Más allá de que un robot sea capaz de reconocer el índice de maduración o el calibre para la fase de recolección, nuestro trabajo sobre variedades tiene en cuenta ya este factor de la arquitectura del cultivo", resalta Asín. LOS RETOS AGRONÓMICOS Para el Jefe del Programa de Fruticultura del IRTA, los retos más importantes de este sector son aquellos vinculados a la rentabilidad de las producciones. "Existe una tendencia hacia la reducción de los inputs. Esta reducción tiene sentido hasta cierto punto pero, aun así, es difícil de implementar dado que el grado de tecnificación del sector es ya muy elevado. Producir con menos inputs es un rasgo que ya deben introducir las nuevas variedades y portainjertos". Otra de las tendencias en este campo es la optimización de las aplicaciones de fitosanitarios, gracias a la innovación en los equipos, en los productos y en la propia estructura de los árboles. Para lograr este objetivo, Luis Asín Jones, Jefe del Programa de Fruticultura del IRTA.

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