Son numerosas las ventajas de esta variedad, mucho más fácil de preparar y que deja menos residuos tanto en el campo como en los hogares, al ser más compacta. Al mismo tiempo, los ciclos que manejaría el agricultor son más cortos, lo que permitirían ganar en eficiencia. Económicamente, el tamaño de las piezas en cultivos de alta den- sidad lo hace más rentable. Por un lado, porque actualmente se plantan 50.000 unidades de romana tradicional por hectárea, mien- tras que con la pequeña romana se podrían alcanzar las 92.000 por hectárea; esto no implica doblar el uso de agua y fertilizantes, por lo que también es un cultivo más eficiente medioambientalmente hablando. Por otro lado, se está viviendo en toda Europa una ten- dencia de consumo creciente que valora el sabor y el tamaño más pequeño. “Para el consumidor final, el 56% cree que un producto de calidad es aquel que tiene buen sabor y con buena materia prima. La small Romaine hace buenos estos dos puntos, ofreciendo por tanto una buena experiencia de consumo”, explicó Alfonso Fernández, que hizo visibles otras virtudes como el hecho de que esta variedad reúne un gran número de hojas en el menor tamaño posible, un color muy atractivo y un sabor más dulce que se mantiene durante más tiempo, también su apariencia de producto fresco. La small Romaine se beneficia además de una población europea que no deja de envejecer y como consecuencia comienza a prestar más atención a los productos saludables y el Healthy living. En este punto, las lechugas se perciben como alimentos saludables, por lo que potencialmente se abre un mercado al alza en el que la small Romaine puede tomar ventaja. Además, su tamaño compacto hace más fácil empaquetarla, transportarla o manejarla. En este punto, cabe destacar la tendencia de las empresas europeas de cuarta gama a buscar soluciones mecánicas y tecnológicas que permitan suplir la mano de obra con la que se intuye no van a poder contar en un plazo de cuatro o cinco años. En este sentido, la small Romaine favorece la recolección mecanizada gracias a su uniformidad. “El reto es que el producto llegue en perfectas condiciones. Había que ver cómo respondía el producto a los cortes en oxidación y lo está haciendo realmente bien, por lo que los avances en meca- nización de recolección están siendo idóneos”, confirma Alfonso Fernández. Por último, el propio Alfonso Fernández entiende que el hecho de que una misma variedad pueda cultivarse durante todo el año (otoño/invierno, primavera avanzada en España y primavera/verano en Europa) abre un mercado potencialmente atractivo también para el consumidor, que podrá disfrutar de este producto con la garantía de que reúne el mismo sabor siempre que lo desee. El valor añadido de la lechuga romana Sara Rodríguez, Client Director en Kantar Worldpanel, fue la siguiente especialista en tomar la palabra, en su caso para reivindi- car la necesidad de reinventar la lechuga romana y que sea capaz de responder a las nuevas necesidades del consumidor. Cree necesario medir con datos la incidencia de cualquier producto en el consumi- dor, comenzando por la generación de demanda, que está asociada al crecimiento demográfico de un país. Esto se traduce en que actualmente no hay un crecimiento en volumen, pero sí se puede generar valor añadido, y en este punto la ‘small Romaine’ puede abrir mercado. Una de las tendencias que genera valor añadido es el producto salu- dable. En Gran Bretaña, el 31% de los consumidores apuestan por alimentos saludables, mientras en España, el medidor al que el con- sumidor presta más importancia es el placer o sabor del producto en cuestión. En España, el consumo de la lechuga romana está decreciendo, perdiendo un 3% en términos de facturación, mientras que en Inglaterra y otros países europeos la tendencia es positiva y está vinculada al input de la cuarta gama, que compite cada vez más y mejor. “Aunque la lechuga romana tiene una mala evolución a nivel HORTALIZA DE HOJA 55