HORTALIZA DE HOJA 48 En EE UU, los productores de hortalizas de hoja y los responsa- bles de granjas y explotaciones ganaderas están colaborando estrechamente para que se cumplan las regulaciones de la nueva legislación FSMA (FSMA, 2018a) para que estas granjas que dependen de animales de pastoreo (como el ganado) o de animales de trabajo para diversos fines no supongan un riesgo de contaminación. Para ello, se han establecido requisitos para evitar la intrusión de estos animales y de animales salvajes como ciervos o jabalíes en los campos de cultivo. Los agricultores deben examinar visualmente el área de cultivo y el producto que se va a cosechar, y tomar las medidas necesarias durante la cosecha para evitar que se recolecte si se sospecha de la entrada de animales. Una de las prácticas que realizan es la de colocar banderitas rojas que señalan las zonas afectadas (Foto 4). Según establece la FSMA, las granjas no están obligadas a excluir a los animales de las zonas de cultivo al aire libre, destruir el hábi- tat de los animales o despejar los límites alrededor de áreas de cultivo o drenaje (FDA, 2018a). Sin embargo, si que se interpreta que existe un gran riesgo de contaminación de aquellos produc- tos cultivados en lugares donde la explotación animal a gran escala esté junto a la zona de producción agrícola. Otra situación de riesgo es la que ocurre con la presencia de aves y roedores en las proximidades de las granjas o fuentes de agua para riego, incluidas las aguas superficiales como canales abiertos, o aguas embalsadas como estanques o reservorios. Los canales y balsas de riego también pueden servir como hábitat de animales silves- tres, por lo tanto, deben considerarse como fuentes potenciales de transferencia de patógenos. Las características geográficas del sitio de cultivo, incluida la topología, pueden influir en la magnitud y la frecuencia de la transferencia de microorganismos patógenos al cultivo. Factores a tener en cuenta son la escorrentía de agua o de tierra y barro, así como la deriva de zonas más elevadas y contaminadas a cul- tivos ubicados en valles. Los períodos secos también pueden causar tormentas de polvo que depositan partículas de polvo en las hortalizas de hoja y pueden albergar patógenos que pueden Foto 3. Canal de riego de aguas superficiales ubicado junto a una granja de ganado lo que supone un factor de riesgo elevado. ser transmitidos a los alimentos. En los últimos años, se ha estu- diado el efecto de las condiciones climatológicas, tales como la temperatura, la humedad y la radiación solar, en el riesgo de contaminación y supervivencia de patógenos transmitidos por los alimentos. Los brotes de TIA se han asociado a cambios en la climatología, particularmente con eventos climatológicos extremos, principalmente con inundaciones. El acuerdo que firmaron los productores y comercializadores de hortalizas de hoja en California (Leafy Greens Marketing Agreement, LGMA, ) obliga al cumplimiento de buenas prácticas agrícolas a tra- vés de auditorías gubernamentales. Asimismo, se recomienda intensificar el programa de muestreo después de eventos climá- ticos extremos como inundaciones, heladas o fuertes vientos, con el fin de proteger la salud pública y reducir posibles riesgos de contaminación. 2. Fertilizantes agrícolas En general, los fertilizantes agrícolas tienen una composición muy diversa ya que abarca a los fertilizantes orgánicos como el estiércol, y a los fertilizantes inorgánicos, generalmente mezclas químicas, que no presentan un riesgo desde el punto de vista microbiológico. Las enmiendas orgánicas se agregan al suelo para mejorar las características físicas y químicas, el crecimiento del cultivo y la capacidad de retención de agua. Sin embargo, deben ser tratadas adecuadamente para evitar la transferencia de microorganismos como Salmonella spp., E. coli patogénica o Norovirus. Cualquier enmienda biológica de origen animal puede ser un vehículo de contaminación de los productos hortícolas. Los desechos animales y las operaciones de producción animal que están geográficamente concentradas, generan un gran volumen de desechos que deben compostarse antes de su aplicación en el cultivo. La práctica de usar estiércol como fertilizante es cada vez más común en el sector de productores orgánicos observándose un gran aumento. Recientemente, en los documentos publicados por las autoridades competentes se han revisado los tratamien- tos y la aplicación de fertilizantes orgánicos, incluyendo los tiempos de carencia después de la aplicación de los mismos en el campo (CE, 2017; FDA, 2018a).