HORTALIZA DE HOJA 46 el consumo de este producto es el más elevado del año. También se recomendó a los consumidores que desecharan cualquier lechuga romana o cualquier ensalada mixta con lechuga romana que pudieran tener en sus hogares y que no debían comer lechuga romana hasta que se supiese el origen de la lechuga contaminada. Esto generó una gran alarma social, así como el colapso de los mer- cados y la pérdida de confianza por parte de los consumidores. En las últimas semanas, los productores y procesadores de horta- lizas de hoja han tratado de identificar estos brotes vinculados a E. coli. La FDA ha participado junto con los principales producto- res y distribuidores de lechuga romana en un intento por reducir la incidencia de futuros brotes. Los grandes productores acorda- ron etiquetar voluntariamente la lechuga romana con la región de cultivo y la fecha de cosecha para ayudar a su trazabilidad y en el caso que se repitiera un nuevo brote, facilitar la retirada el producto del mercado inmediatamente ya que estaría bien iden- tificado. Este nuevo etiquetado podría realizarse en el futuro en otras hortalizas de hoja. La evidencia científica sugiere que muchos de estos brotes son causados por una cadena de eventos asociados a la climatología, y posiblemente a la presencia de enfermedades de las plantas inusuales que pueden contribuir al establecimiento y supervi- vencia de patógenos como la E. coli patogénica en el producto. Existe también un factor varietal que hace que la lechuga romana sea más susceptible a la contaminación ya que entre las distintas hortalizas de hoja que se cultivaron en las mismas zonas al mismo tiempo, sólo la lechuga romana se vio afectada. Esto puede ser debido a que la lechuga romana es una lechuga más vascularizada que otros tipos de lechuga y los cambios climatológicos, como las heladas que producen escarcha, pueden ocasionar daños en la piel y hacerla más susceptible a la entrada de microorganismos a diferencia de otros cultivos. Esto coincide con estudios pre- vios sobre los cambios en temperatura y humedad relativa que demuestras que estos factores pueden afectar el crecimiento y a la fisiología del cultivo, así como a la susceptibilidad de contami- nación por patógenos. En el brote de TIA asociado al consumo de lechuga romana, la seguridad alimentaria fue la principal prioridad de productores Foto 1: Campo de cultivo de lechuga romana. y procesadores, lo que se materializó en una serie de medidas cuyo objetivo era el proteger a los consumidores deteniendo el envío del producto afectado y retirando cualquier producto que se hubiera enviado a tiendas minoristas o restaurantes. Al principio, no se tiene suficiente información para identificar la causa de la TIA por lo que es difícil determinar que producto o productos deben ser retirados y que productores o proveedo- res están implicados. En las etapas iniciales de la investigación de un brote, la forma más eficiente de asegurar que el producto contaminado se encuentra fuera del mercado es que la industria lo retire voluntariamente del mercado y retenga la distribución hasta que las autoridades de salud pública puedan garantizar que el brote ha terminado y / o hasta que se pueda identificar la causa. Se debe hacer un paréntesis, de cara a posteriores recolecciones y envío de nuevo producto. Los manipuladores deben limpiar y desinfectar cualquier equipo que hubiera sido utilizado durante las semanas del brote para evitar la contaminación cruzada de producto para futuras cosechas, procesados y distribución de nuevo producto. En este brote de infecciones por E. coli vinculado a la lechuga romana, los laboratorios de referencia del país analizaron mues- tras de agua y sedimento de la granja Adam Bros. Farming, Inc., del condado de Santa Bárbara. Los resultados de la secuenciación del genoma completo de la cepa de E. coli O157:H7 encontrada en el reservorio de agua para uso agrícola mostraron que estaba genéticamente relacionada con la cepa de E. coli O157:H7 aislada de las muestras de las personas afectadas. No fue hasta el miér- coles 9 de enero, cuando las autoridades competentes emitieron un comunicado indicando a los consumidores que el brote de E. coli patogénica asociado a la lechuga romana había terminado. El consumo de lechuga había aumentado de forma gradual en los últimos años, debido principalmente a los hábitos saludables, sin embargo, a raíz de este brote de TIA, el consumo sufrió un grave retroceso. En los EEUU, el promedió del consumo de lechuga romana, como tipo de ensalada más consumida era de 5,0 kg por persona en el 2006. Este consumo aumentó a 5,7 y 5,5 kg en 2016 y 2017, respectivamente. Sin embargo, los brotes de infecciones ocurridos han ocasionado caídas muy importantes en las ventas de lechuga romana de hasta el 13% durante el 2018.