HORTALIZA DE HOJA En este artículo se identifican los principales factores de ¿Qué ocurrió con la lechuga romana? riesgo, entre los que se incluyen los factores ambienta- les, los fertilizantes orgánicos, el agua de uso agrícola, las condiciones de higiene de los trabajadores y equipos y la etapa de lavado dentro del procesado, los cuales están asociados con la contaminación microbiológica durante la producción, el procesado y la conservación. Los avances en la prevención de riesgos microbiológicos pasan por implementar unas buenas prácticas agrícolas, buenas prácticas de fabricación y buenas prácticas de higiene, pero también por el conocimiento de los fac- tores que afectan a la supervivencia-inactivación de patógenos en productos hortícolas. Los trabajos de investigación realizados en el Grupo de Calidad y Seguridad de Frutas y Hortalizas del CEBAS-CSIC han demostrado que factores como las condiciones climatológicas, el uso de unas prácticas agrícolas específicas, o la composición de la microbiota natural del producto vegetal pue- den afectar de forma significativa a la capacidad de supervivencia de los microorganismos patógenos del vegetal. En los últimos años, se ha avanzado en el desarrollo de nuevos métodos basados en técnicas moleculares que pueden ser utilizados en la investi- gación de los brotes de TIA. En este sentido, el uso de técnicas como es la secuenciación completa del genoma han sido claves en la investigación de las causas de dichos brotes y han contribuido a reducir la intensidad de los mismos, así como a la implementación de medidas de control. Todos estos avances han contribuido a la reducción de la aparición de brotes de TIA asociados al consumo de frutas y hortalizas frescas. Todo comenzó el pasado octubre con la investigación en EE UU y Canadá de una intoxicación alimentaria causada por E. coli O157: H7 relacionada con el consumo de lechuga romana. El análisis genético de las cepas aisladas de pacientes fue similar al de las cepas de E. coli O157: H7 asociadas a otros dos brotes ocurridos en otoño de 2016 y 2017, vinculados también al consumo de hortalizas de hoja. Sin embargo, no coincidieron genéticamente con otro brote de E. coli vinculado a lechuga romana ocurrido en la primavera de 2018. La FDA (como se conoce por las siglas en inglés a la Administración estadounidense de Alimentos y Medicamentos) llevó a cabo una investigación para determinar la fuente de contaminación de la lechuga romana consumida por las personas que enfermaron. La causa estaba clara y era lechuga romana, así que un grupo de expertos en seguridad alimentaria de productos frescos estuvo tratando de identificar el origen específico del brote utilizando la información disponible de los datos de trazabilidad de los pro- ductores de hortalizas de hoja. Necesitaban obtener cualquier información sobre la región geográfica o las fincas específicas que pudieran estar vinculadas a este brote. Para asegurarse de que el brote quedaba controlado y que se protegía a los consumi- dores, se pidió a los minoristas, restaurantes y establecimientos comerciales que retiraran voluntariamente del mercado y des- truyeran cualquier lechuga romana que tuvieran. Esto ocurrió dos días antes del Día de Acción de Gracias donde las ventas y 45