92 En Italia y España no tiene una importancia reseñable, aunque aparezca en la mayoría de sus regiones sobre todo como planta ornamental y esporádicamente en márgenes de cultivos extensi- vos y en los huertos familiares (Melgarejo y Salazar, 2003). España mantiene una población de jinjoleros bastante baja, existiendo muy pocas plantaciones regulares. Se cultiva desde antiguo, siendo apreciado por las personas que viven en el ámbito rural donde tradicionalmente se ha cultivado, destinándose principalmente al autoconsumo y fines ornamentales. Las zonas en las que encontra- mos más ejemplares son el Sur y Levante de la Península Ibérica. Es tradicional encontrar frutos en las ferias en el mes de septiembre, siendo muy apreciados por sus conocedores. En el Sureste español, concretamente en Alicante, Murcia y Almería, el jinjolero ha sido un cultivo conocido desde siempre aunque marginal, en zonas de huerta tradicional, márgenes de río etc., siendo en todos los casos cultivado el jínjol común, que tiene frutos pequeños del tamaño de una aceituna aproximadamente. Actualmente no existe ningún censo de este frutal debido a su escasa importancia económica, y ha sido encuadrado en el grupo denominado 'frutales menores' o 'frutales subutilizados'. Propiedades antioxidantes del jínjol Los antioxidantes son moléculas que, a bajas concentraciones, actúan previniendo o retardando grandemente la oxidación de sustancias fácilmente oxidables, tales como las grasas, así como también proteínas, carbohidratos y ADN (Sindhi et al., 2013). La oxidación es una reacción química de transferencia de electrones de una sustancia a un agente oxidante. Las reacciones de oxidación pueden producir radicales libres que inician reacciones en cadena que dañan las células. Los antioxidantes paran estas reacciones eli- minando intermedios del radical libre e inhibiendo otras reacciones de oxidación al oxidarse ellos mismos. En el organismo se produce un equilibrio entre oxidantes/antioxidantes, cuando este equilibrio se rompe a favor de los oxidantes se produce un estrés oxidativo el cual está implicado en muchos procesos fisiopatológicos tales como: SIDA, envejecimiento, artritis, asma, enfermedades autoinmunes, carcinogénesis, disfunción cardiovascular, cataratas, diabetes, enfer- medades neurodegenerativas, enfermedad de Alzheimer, demencia de Parkinson, etc. (Sindhi et al., 2013). Por tanto, es de vital importan- cia el consumo de alimentos que contengan antioxidantes naturales que ayuden a mantener el equilibrio o incluso lo desplacen a favor de los antioxidantes. Además, si tenemos en cuenta que a medida que el individuo envejece dicho balance cambia a favor de los oxidantes, es aún de mayor importancia para contrarrestarlos. El jínjol es un fruto que tiene gran capacidad antioxidante debido a su alto contenido de vitamina C, fenoles y polifenoles totales (fla- vonoides, antocianinas, ácidos fenólicos, etc.) (Reche et al., 2018). Usos medicinales Este fruto es reconocido como una excelente fuente de compuestos biológicamente activos tanto a nivel nutricional como nutracéutico. Los frutos se consumen en fresco, en forma de pasta, puré, jarabe y secos como alimento, aditivos alimentarios y aromatizantes. Asimismo, ha sido utilizado en la medicina tradicional China para el tratamiento de multitud de enfermedades (Azam-Ali et al., 2006). Este fruto es considerado como un alimento funcional, debido a la evidencia de que un alto consumo de azufaifos, y de sus productos industriales, se relaciona con una reducción del riesgo de padecer algu- nos tipos de cánceres (Gao et al., 2013; Plastina et al., 2012). También se recomienda el consumo de jínjoles para el tratamiento de algunas enfermedades tales como trastornos digestivos, problemas del hígado, obesidad, diabetes, infecciones de la piel, pérdida de apetito, fiebre, faringitis, anemia, diarrea, etc. (Plastina et al., 2012), y se ha comprobado que presentan una actividad hipnótico-sedante con efecto ansiolítico, actividad antioxidante, anticancerígena, efecto inmunoestimulantes, antiinflamatoria y antiobesidad (Tripathi, 2014). POSTCOSECHA Fotografía 4: Grandes de Albatera (A), Medianos (B) y Pequeños (C).