EN PROFUNDIDAD 52 nuevo reto que tenemos por delante ahora es desarrollar varieda- des tolerantes o resistentes a las principales plagas y enfermedades. Se ha comenzado principalmente en manzana, con variedades resis- tentes al moteado que ya se están produciendo a escala comercial, aunque a nivel global su impacto aún resulte insignificante. ¿Y el consumidor? ¿Consideras que se le ha sabido transmitir toda la investigación y el trabajo que hay detrás de la fruta que estamos produciendo? En absoluto. Es el agujero negro de nuestra investigación. Se ha hecho un trabajo impresionante que no se ha comunicado bien al consumidor para acercarlo al productor. El fruticultor es innovador y está técnicamente muy preparado, y tiene ya la mirada puesta en la fruticultura de precisión, planteada en formas bidimensionales. Ya ha llegado la máquina para la prepoda, del aclareo y en poco estarán aquí los robots y los aspersores que pulverizarán el árbol sin necesi- dad del tractor. Y para ello se necesitan profesionales cualificados y una capacidad de inversión inicial mucho más elevada que la actual, por lo que el margen de error es mucho más pequeño. La fruticultura del futuro inmediato requerirá por lo tanto mucho soporte técnico, un mayor asesoramiento y mucha innovación para que sea eficiente y competitiva. Si eso somos capaces de transmitirlo a la sociedad, y lo combinamos con hacer marca y promoción de variedades de alta calidad gustativa, el consumidor estoy convencido que nos apoyará. La Jornada Frutícola 2018 es la primera en la que no estás presente después de 22 ediciones presentando variedades tanto en Gimenells como en Mollerussa. ¿Qué han significado estos eventos para la fru- ticultura española y para ti como investigador? He tenido la responsabilidad de liderar esta innovación y transfe- rencia en el seno del IRTA, y esa ha sido la piedra angular de nuestra actividad, porque nuestra misión ha sido y será acompañar el sector. Para mi como responsable, junto a Joaquim Carbó en en IRTA-Mas Badía (Girona), ha sido un priviligio poder ayudar al sector a evo- lucionar, además de un profundo sentimiento de agradecimiento a todos aquellos que han colaborado en hacer posible un evento único a nivel español. Si cada año acuden a Mollerussa más de 1.500 per- sonas es porque saben que se les aporta un conocimiento útil para su actividad. Y la elección varietal es clave, ya que un error en este terreno puede hacerle perder la campaña o que deje de ser compe- titivo si no innova. Ha compartido durante todos estos años centenares de jornadas, se- minarios, viajes por todo el mundo, infinidad de momentos a pie de campo con miles de productores, ... ¿Qué parte es la que echará más en falta? El contacto con los productores y los técnicos, codeándome con lo mejor de cada sector. Pero a la vez considero que se trata de un sec- tor maduro, que lleva la innovación en su ADN, y que está preparado y consolidado para afrontar los retos del futuro con garantías. Si al cuarto de siglo le sumamos los nuevo en el Departamento de Agricultura de la Generalitat de Catalunya, son casi 35 años en el sector público. ¿Consideras hay aspectos de la investigación pública en los que estamos hoy peor que hace 10 o 15 años? A pesar de unos recursos económicos que siempre son limita- dos y más en períodos largos de crisis, el sector, principalmente en Cataluña, está especialmente agradecido. Contamos con Departamentos de Poscosecha o de Uso Eficiente del Agua o Programas de Mejora Genética y de Genómica inimaginables hace unos años y con las Estaciones Experimentales en Lleida y Girona (Mas Badia) que organizan cursos y jornadas que atraen a profesio- nales de todo el mundo. Hace 30 años había un Servicio de Extensión Agraria con pequeñas actividades y una falta evidente de infraestructuras. Es importante destacar que el IRTA ha desarrollado el Progama de Evaluación de Variedades y Patrones recursos propios y en un entorno en que la aportación pública ha ido continuamente a la baja, lo que pone de manifiesto la voluntad decidida de apoyo al sector. Un modelo de futuro ha de pasar por que el sector privado se implique y que se establezca un modelo de cofinanciación. Por ejemplo, el programa Washington Tree Research Commission, un referente en la inves- tigación frutícola de EE UU, se financia con la aportación de dos o tres céntimos por kilo de fruta, y de ese fondo común se financian los proyectos que solicita el sector. • El futuro en la empresa privada ¿Por qué ahora el salto a la empresa privada? ¿Y por qué en una em- presa de referencia mundial como Agromillora? El campo de la mecanización, incluida la robótica, ofrece tantas posibilidades y me apasiona tanto, que no quise desaprovechar la oportunidad que me brinda- ba una empresa de dimensión global como Agromillora. Sin olvidar nunca mis orígenes, creo que se me plantea un trabajo apasionante en un campo que no para de crecer. El desafío ahora se encuentra en el árbol, en su forma y manejo, y es aquí donde se podrá crecer en productividad. Mi trabajo consistirá en enseñar y aportar datos para mejorar las plantaciones bidimensionales, y hacerlas a su vez más eficientes con ayuda de la mecanización.