FRUTICULTURA Frutos exóticos La producción de cultivos tropicales va más allá de aguacates y mangos. En España también se cultivan (a niveles mucho más inferiores, eso sí) otros frutos como pueden ser chirimoyas, gua- yabas, carambolas, lichis, nísperos, papayas... “Yo por ejemplo quiero empezar a producir pitahaya, también conocida como fruta del dragón. En toda España puede haber cuatro producto- res. Empezaron en Almería utilizando los invernaderos. También hay en Canarias, donde está el mayor productor y distribuidor, en Málaga y ahora en Motril, donde acaba de llegar. Los pocos productores que hay no tienen capacidad de comercialización, nosotros intentamos canalizar esa oferta”, comenta Borja Piedra. El responsable de la web Huerta Tropical afirma que su target principal es gente de clase media-alta joven, con buen poder adquisitivo, pero ojo, también clientes de avanzada edad que buscan sabores de toda la vida, como la chirimoya dulce que se comían hace cuarenta años, los lichis... “El maracuyá o fruta de la pasión es otra de las cosas que se cultivan aquí. La gente tiene la percepción de que es un producto de fuera, con precios des- orbitados... Poder tener el maracuyá a precios razonables tiene mucho margen”, recalca este joven que busca hacerse un hueco en el mercado nacional, abierto a este tipo de iniciativas a la par que las grandes distribuidoras fijan sus esfuerzos en el mercado de exportación, adonde va el 75-80% de la producción de agua- cate y mango. Y es que el desconocimiento de estos cultivos existe incluso en las propias comarcas productoras. Su desarrollo, en parte, viene de la mano de centros como la Estación Experimental del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea ‘La Mayora’, situado en el municipio malagueño de Algarrobo, en el que trabajan con más de 30 variedades de cultivos tropicales que no despegan, básicamente, porque lo que está en boga entre los principales productores es el aguacate y el mango. El agua, limitante Y es que, aunque el mercado se ha abierto para producir todo aquello que seamos capaces de producir, no todo son bue- nas noticias. Las principales zonas productoras tienen que frenar su desarrollo debido a la falta de infraestructuras hídricas y canalizaciones que permitirían aumentar sus dotaciones para así incrementar la producción. Y recalcamos. Se trata de un problema de falta de infraestructura hídrica, no un problema de escasez de agua. “En la zona de la Axarquía, el pantano de La Viñuela está pre- parado para acumular hasta 168 hectómetros cúbicos. Sin embargo siempre está vacío, porque aquí llueve muy poco. Por otra parte, al otro lado de la provincia, ya lindando con la zona de alcornocales de Cádiz, pasa el río Guadiaro que tira al mar más de 700 hectó- metros cúbicos. El coste de hacer una canalización desde allí sería relativamente pequeño, estamos hablando de una distancia de 100 kilómetros aproximadamente. Con traer 30-40 hectómetros cúbi- cos al año podríamos duplicar como mínimo la zona de cultivo, hay margen para aumentar las producciones”, reclama José Linares. Algo similar ocurre en Granada, concretamente en los embalses de Béznar y Rules. En concreto, las obras del de Béznar acabaron hace 14 años y las canalizaciones ni siquiera están iniciadas. Si estuviesen en marcha podrían regar en torno a 6.000 hectáreas más con agua de Sierra Nevada: “Imagínese lo que eso supondría para la economía de la zona en cuanto a puestos de trabajo en una zona donde el paro supera el 20%”, destaca el presidente de la Asociación Española de Tropicales. En Rules, tres cuartas partes de lo mismo. Obras finalizadas en 2003 y pendientes aún de aco- meter las canalizaciones. “Aquí en Motril sobra el agua. Estamos en una franja de 10 kilómetros en la que el agua se desperdicia y se tira al mar. Todo esto significa que, el día que se canalice, podría llegar a duplicarse la producción. Misma hectárea, mismo árbol, puede dar el doble de producción”, comenta Borja Piedra. Precisamente la falta de agua ha empujado a muchos a cultivar fuera de las zonas productoras tradicionales, a riesgo de enfren- tarse a heladas y temperaturas que no son idóneas para el cultivo. Hay que recordar que, en el caso del mango, hablamos de un cultivo tropical, no subtropical, y debe producirse en las zonas de microclima. “Necesitamos que nuestros políticos piensen un poquito más en la industria del aguacate y apoyen las obras e infraestructuras hidráulicas para que esas zonas se puedan cul- tivar. Hay otras áreas como Cádiz, Huelva, Alicante... donde se podría cultivar. Sin embargo el aguacate debe cultivarse en zonas que estén libres de heladas o allí donde se produzcan de manera muy ocasional y con muy baja incidencia, porque las heladas tienen una gran incidencia económica en el cultivo. Ni que decir tiene el mango, que queda más restringido a la Axarquía y a la Costa Tropical de Granada, porque es mucho más exigente en temperatura que el aguacate. Por eso es más importante aún hacer un esfuerzo en materia hidráulica en esas zonas en con- creto”, sentencia Emilio Guirado.• 17