Fertilización Figura 1. Respuesta del N total disponible a (a) la producción de materia seca total y (b) la producción de fruto fresca total. 20 Figura 2. Respuesta del N total disponible a (a) la eficiencia de recuperación del N del por el cultivo y (b) al N mineral residual en el suelo al final del ciclo. línea. La eficiencia de recuperación del N se calculó como el cociente entre el N extraído por el cultivo y el N disponible total. La eficiencia de recuperación del N descendió rápidamente al aumentar el TAN, alcanzando valores de 0,9 en el tratamiento N1 hasta valores mínimos de 0,4 del tratamiento N4. La acumulación de N residual el final del ciclo aumentó exponencialmente al aumentar el N total disponible (figura 2b) con valores máximos de 484 kg N ha-1 en N4. En el tratamiento N3 que representa las prácticas convencionales, el N acumulado al final del ciclo fue de 234 kg N ha-1. El N lixiviado durante el cultivo fue muybajoconvaloresde2,3,28y36kgNha-1 enlos tratamientos N1, N2, N3 y N4 respectivamente. Estos valores tan bajos de lixiviación de N se debieron a los bajos valores de drenaje (valor medio total para los 4 tratamientos de 30 mm) asociados a un manejo de riego controlado con tensiómetros. Las elevadas can- tidades de N acumuladas en el suelo al final del ciclo en los tratamientos N3 y N4 pueden provocar pérdidas importantes de lixiviación de nitratos en el periodo de preparación del suelo entre cultivos cuando se aplican riegos de lavado de sales o se desinfecta el suelo. Discusión En este trabajo la máxima producción de fruto aso- ciada a (i) una baja acumulación de N mineral en el suelo al final del ciclo y (ii) una eficiencia de recupe- ración del N por el cultivo aceptable se consiguió con el tratamiento N2 con una concentración de N en solución aplicada de 5,2 mmol L-1 bastante inferior a los valores de 12-15 mmol L-1 comunes en las prácticas comerciales. Esto sugiere que el tratamiento N2 consi- guió niveles máximos de producción con un uso muy eficiente del N desde distintas fuentes. Los resultados de este estudio sugieren que cuando se consideran las distintas fuentes de N (N en el suelo inicial, N mineralizado) en el cálculo de las necesidades de N fertilizante en cultivos de tomate en fertirriego en invernaderos se pueden alcanzar valores máximos de producción con bajos niveles de pérdidas potenciales. La máxima producción de materia seca se obtuvo con valores de N total disponible (TAN) mayores que para máxima producción de fruto. En los tratamientos con niveles más altos de N hubo un aumento en la fracción del N total hacia órganos vegetativos que provocó un aumento del IAF y disminuyó la producción de frutos. Estos datos confirman que el exceso de N favorece el crecimiento vegetativo (Elia y Conversa, 2012). En cultivos de tomate en invernaderos mediterráneos con fertirrigación, lo habitual es un manejo del N basado en el uso de recetas estándar en el que se aplican concentraciones de N de 12-15 mmol L-1 (Cadenas et al, 2003) y no se consideran otras fuentes de N presente en el suelo. Estudios previos sugieren que el N mineralizado desde el estiércol puede ser una fuente de N importante (Thompson et al., 2007). En este trabajo, para el tratamiento N3 de 13 mmol L-1, que representa el manejo convencional, el exceso en la aplicación de N en relación a la demanda del cultivo fue de aproximadamente 300 kg N ha-1. Este valor es muy similar al estimado en un balance de N