En profundidad Silvia Cifre, responsable de Div. de Protección de Cultivos de BASF Hace poco más de medio año que Silvia Cifre se puso al frente de la Div. de Protección de Cultivos de BASF en sustitución de Miguel Suárez Cervieri. Sus dos décadas en las entrañas en diferentes puestos del área agrícola de BASF han hecho que conozca perfectamente el funcionamiento y también los objetivos de la compañía. Hemos querido conocer su opinión sobre cómo cree que evolucionará la investigación en el sector y también la evaluación de los movimientos que se están produciendo en el mercado en el que compite BASF. David Pozo Hace siete meses que se incorporó a su nuevo puesto al frente de la División de Protección de Cultivos. ¿Con qué objetivos trabaja desde su nuevo puesto? Como responsable del negocio fitosanitario de BASF en España dirijo el equipo de Crop Protection (protección de cultivos) en el país, formado por las áreas de marketing, ventas, investiga- ción y asesoramiento técnico, registro de productos, logística y finanzas. Fijamos nuestros objetivos dentro del marco de la estrategia europea de la División y acorde con las necesidades y oportunidades del mercado español. Personalmente considero que el foco más importante a seguir en la División es una orien- tación clara al agricultor, al que no sólo queremos proporcionar productos, sino también soluciones completas que se integren totalmente dentro de sus herramientas de trabajo y que al final se traduzcan en un aumento de la eficacia y eficiencia. 42 BASF siempre estará atenta a las oportunidades que pueda ofrecer el mercado, pero sin dejarnos arrastrar por el entorno Lleva casi 20 años en BASF, siempre ligada a la agricul- tura. ¿Cómo cree que ha evolucionado el sector en estas últimas dos décadas? En los últimos 20 años el sector agrícola ha vivido sin duda grandes cambios. En primer lugar ha habido un proceso de fusión entre las empresas productoras, tendencia que además, como todos sabemos, sigue hasta el día de hoy. Pero el cambio más relevante viene dado por la creciente profesionalización y tecnificación del sector –sobre todo en los cultivos intensivos– que ha puesto a los agricultores y técnicos españoles a un nivel puntero en Europa.