INVESTIGACIÓN Antes de adentrarnos en las tripas del nuevo IRTA- Fruitcentre, la primera parada técnica fue en sus modernas oficinas, ya que queríamos saber el por qué y cómo se había llegado a construir este nuevo refe- rente en mundo de la investigación frutícola. “Comenza- mos a definir este edificio hace seis años, en un proyecto que se gestó entre el IRTA y el Departament d'Agricultu- ta, Alimentació i Medi Ambient (DAAM) de la Generalitat de Catalunya, y para el que estuvimos durante dos años recorriendo Europa, conociendo centros de investigación similares, detectando tanto los elementos positivos como también sus defectos”, comienza explicando Simó Ale- gre. “La idea de crear este centro surge por dos motivos. Por un lado, la puesta en marcha por parte del IRTA de un programa de obtención de nuevas variedades de man- zana, pera y melocotón que necesitaba de nuevas cáma- ras poscosecha para realizar pruebas de conservación. Las ochos cámaras que existían resultaban del todo insu- ficientes. Pero por otro lado, analizando la cadena de la fruta, consideramos también necesario dar un giro a la forma de trabajar y alargar la cadena con la que trabajá- bamos, incluyendo en ella las preferencias de los consu- midores y llevar esas necesidades al inicio de la misma para la creación de las nuevas variedades. Para ello defi- nimos un edificio que debía integrar conceptualmente y físicamente toda la actividad que teníamos a nivel de fru- ticultura en el IRTA, concentrando a los investigadores, para que existiese un flujo de información entre cada uno de los eslabones de la cadena”. Han sido los propios usuarios, es decir el personal inves- tigador del IRTA, quienes han acabado definiendo los re- querimientos del edificio, y este se diseñó y construyó pensando en su funcionalidad. “El edificio cuenta con tres características importantes: es arquitectónicamente sin- gular, técnicamente excelente y funcionalmente resulta afable para sus usuarios”, remarca Simó Alegre. El má- ximo responsable del IRTA-Fruitcentre se muestra tam- bién orgulloso de haber llevado hasta las últimas consecuencias el precepto de no desviarse del presu- puesto. Y así ha sido, cuando faltan los últimos flecos para cerrar definitivamente el edificio, aún se está unos 30.000 euros por debajo de los 14,2 M€ inicialmente presupuestados. “La clave fue no entrar en una subcon- tratación en cadena a partir de una sola licitación, sino segmentar el proyecto en más de diez licitaciones inde- pendientes en que cada parte la hiciese una empresa es- pecializada en la materia. Eso supone más control y más