33 RIEGO La mayor parte de las predicciones apuntan hacia un aumento en la duración y la intensidad de las se- quías (IPCC 2001), particularmente en zonas ya li- mitadas por la disponibilidad hídrica como la cuenca mediterránea. La interacción entre el aumento de las temperaturas y la aridez puede resultar en la desapari- ción del cultivo de la vid en unas zonas y su migración a zonas más templadas. Los cambios pasados en la dis- tribución geográfica del cultivo de la vid debido a cam- bios en el clima son la mejor muestra de la relevancia de los efectos del cambio climático en la agricultura a escala global (Jones et al. 2005). Los efectos sobre la vegetación son complejos e inclu- yen cambios fisiológicos y fenológicos que influirán en la producción y la calidad de los vinos. De hecho ya se han detectado estos cambios debido al aumento de las temperaturas durante el siglo XX, con efectos positivos sobre la calidad y producción en algunas zonas (Nemani et al. 2001). No obstante, en la cuenca mediterránea las previsiones de aumento de aridez pueden provocar im- portantes cambios en la calidad de la uva e incluso com- prometerla supervivencia de las cepas en condiciones de mayor limitación hídrica. Para contrarrestar los efectos de una elevada demanda evaporativa que puede ser perjudicial para alcanzar de- terminados objetivos de producción y calidad será cada vez más necesaria la aportación de agua de riego. La his- tórica prohibición del uso del agua de riego en viña en nuestro país, ha resultado en un desconocimiento ge- neral de cómo utilizar este recurso de manera racional para obtener unos objetivos deseados (Baeza et al. 2007). La aplicación del riego en base a parámetros meteoro- lógicos y/o de humedad del suelo es una práctica am- pliamente utilizada en la gestión de los viñedos. Además, los avances en el conocimiento de la fisiología de la vid ha permitido el desarrollo de indicadores direc- tos del estado hídrico de la planta. No obstante, no se ha aprovechado todavía el potencial uso de combinacio- nes de diferentes indicadores junto con datos meteoro- lógicos y edáficos para la toma de decisiones sobre cuándo, cómo y cuánto regar. La utilización de parámetros meteorológicos, fisiológicos y de humedad del suelo como indicadores del estado hí- drico del cultivo es una práctica cada vez más extendida, debido al potencial de automatización en la gestión del riego que suponen este tipo de medidas (Jones 2004). Además, la monitorización de parámetros fisiológicos de la planta permite una mejor evaluación de su estado hí- drico, en comparación con las tradicionales estimacio- nes indirectas del balance hídrico. Concretamente, las microvariaciones del diámetro del tronco proporcionan una doble información, acerca de la sensibilidad del cre- cimiento diario (CD) a los déficits hídricos e, indirecta- mente, del estado hídrico de la planta, mediante el cálculo de la máxima contracción diaria del tronco (MCD). Estos parámetros han sido ampliamente valida- dos frente a medidas estándar del estado hídrico como el potencial hídrico foliar y del tallo en varias especias leñosas, entre ellas la vid (Intrigliolo and Castel 2007; Sellés et al. 2004). En este trabajo se evaluaron, mediante medidas de po- tencial hídrico y microvariaciones del diámetro del tron- co, dos tratamientos de riego en Vitis vinifera variedad Tempranillo, basados en diferentes umbrales de hume- dad del suelo. Los objetivos del estudio fueron (a) com- probar el funcionamiento del sistema automático de control del riego mediante umbrales de humedad del suelo y (b) evaluar los efectos fisiológicos en las relacio- nes hídricas en cepas piloto de ambos tratamientos. A priori, las cepas del tratamiento seco deberían presentar potenciales hídricos más negativos, mayores valores de MCD y menor crecimiento diario, debido a los efectos del déficit hídrico. tecnología