21 MELOCOTÓN En España, el melocotonero fue la segunda especie más cultivada dentro de los frutales de hueso (81.400 ha) después del almendro (536.000 ha), aunque la producción anual de melocotonero (1.336.000 t) fue mucho mayor que la del almendro (212.000 t) (Fi- gura 1) (Faostat, 2013). Las principales zonas de cultivo en España se localizan principalmente en las regiones del arco mediterráneo, siendo Cataluña, Murcia y Aragón las zonas más importantes en los últimos 20 años (MAGRA- MA, 2013). Una de las enfermedades más importantes en meloco- tonero, la podredumbre parda, moniliosis, o brown rot, está acusada causada por cuatro especies fúngicas del género Monilinia spp (Petróczy et al., 2012): M. laxa (Aderhold & Ruhland) Honey, M. fructigena (Aderhold & Ruhland) Honey, M. fructicola (Winter) Honey y M. polys- troma van Leeuwen. En España, la especie más extendi- da y la que causa las mayores pérdidas en poscosecha es Monilinia laxa (Aderh & Rulh.) Honey (Villarino et al., 2012). Esta especie es la de mayor distribución y mayor diversidad en nuestro país, lo que indica su presencia en nuestros cultivos desde hace varios años (Gell et al., 2007a). El ataque del hongo se produce tanto en la etapa de flo- ración como en la etapa de maduración de los frutos y la manipulación poscosecha de los mismos. Los síntomas de la podredumbre parda en el fruto consisten en man- chas marrones que lo invaden rápidamente, el fruto puede momificarse y quedar fuertemente adherido a la rama durante muchos meses, siendo una fuente impor- tante de inóculo para la cosecha siguiente (Figura 2). En cuanto al grado de susceptibilidad a la infección por Mo- nilinia spp. es variable a lo largo del desarrollo del fruto. La susceptibilidad es elevada durante las primeras etapas del desarrollo del fruto, disminuye durante las etapas de fruta verde y aumenta de nuevo durante el periodo de maduración del melocotón (Gradziel, 1994). Durante el periodo de conservación-comercialización, los daños son también importantes ya que el hongo se ve favorecido por alta humedad relativa y la máxima maduración de los frutos. Debido a la elevada incidencia de esta enfermedad en Es- paña, son numerosas las medidas de control, tanto en la parcela (precosecha), como durante el periodo de conser- vación-comercialización (poscosecha). Las medidas de control precosecha engloban medidas culturales, tenden- tes a reducir la cantidad de inóculo en la parcela (poda y eliminación de momias); control químico, mediante el uso de fungicidas; y control biológico mediante la aplicación de hongos antagonistas (Penicillium frequentans y Epi- coccum nigrum) (Guijarro et al., 2008, Larena et al., 2010).El control poscosecha consiste en tratamientos fí- sicos, tanto de conservación en frío como tratamientos por calor (Casals et al., 2010); tratamientos químicos con productos de baja toxicidad (chitosan y ácido peracético); y tratamientos biológicos con cepas bacterianas (Bacillus subtilis) (Yanez et al., 2012). Dado que cada vez existe una mayor preocupación por la aplicación de productos químicos en agricultura, tanto desde el punto de vista medioambiental, como de salud pública, es preciso buscar alternativas con menor riesgo para el consumidor. En este sentido, la disponibilidad de variedades o cultivares más tolerantes y/o resistentes a esta enfermedad fúngica es una de las mejores solucio- nes para una producción de calidad y sostenible. Aunque la mayoría de los cultivares comerciales de melocotonero Figura 1: Superficie cultivada y producción de los principales frutales de hueso en España en el año 2011 (Faostat, 2013). tecnología