68 de 1-2 minutos (Beuchat, 1998). Es un método de bajo coste, fácil de preparar, aplicar y monitorizar. No obstante, es poco efectivo, muy corrosivo, irritante para el manipula- dor y prejudicial para el medio ambiente. Otro inconvenien- te es su rápida descomposición en contacto con materia orgánica y la formación de productos potencialmente car- cinogénicos y mutagénicos para el consumidor. Su uso está prohibido en países como Alemania, Holanda, Dinamarca, Suiza y Bélgica. Por lo tanto, se requieren alternativas más efectivas, más seguras para el consumidor y más respe- tuosas con el medioambiente. Hay que tener en cuenta que si los microorganismos pató- genos sobreviven al proceso de lavado y desinfección, pue- den multiplicarse durante la conservación del producto. Es por ello que hay que añadir barreras para el control de su crecimiento hasta su consumo, entre las que destacan el uso de bajas temperaturas y atmósferas modificadas. La bioconservación también se está estudiando como po- sible barrera adicional para frenar el crecimiento de éstos patógenos. La bioconservación o control biológico alarga la vida útil y mejora la calidad microbiológica de los alimentos mediante el uso de la microbiota natural o de las sustancias bacteri- cidas que algunos producen, sin alterar las propiedades or- ganolépticas de los productos en que se aplican (Stiles, 1996). El control biológico presenta una serie de ventajas frente a otros sistemas de control: (i) el uso de antagonistas como ocurre con los tratamientos químicos; (iv) pueden ser compatibles con otros sistemas de control y por tanto pue- den ser aplicados juntos (Deacon, 1983). Los microorganis- mos utilizados como agentes de biocontrol deben poseer una elevada actividad antagónica, ser seguros para la salud humana y no tener ningún efecto adverso sobre la calidad sensorial y nutricional del producto (Rodov, 2007). La bio- conservación se consigue añadiendo directamente el culti- vo bioconservante (microorganismos epifitos, bacterias acido-lácticas, bacteriófagos, ...) o bien aplicando los me- tabolitos antimicrobianos purificados que producen. Microbiota natural (microorganismos epifitos) La flora microbiana presente de forma natural en las frutas y hortalizas frescas puede jugar un papel importante para mantener la seguridad alimentaria de las frutas y hortalizas de IV Gama, compitiendo con los patógenos por espacio fí- sico y nutrientes y/o produciendo compuestos antimicro- bianos que afecten de forma negativa la viabilidad de los patógenos (Liao y Fett, 2001). El uso de la microbiota natural como bioconservante se puede ver afectado por los procesos de desinfección, ya que éstos reducen su población y pueden favorecer el cre- cimiento de los patógenos de transmisión alimentaria. Car- lin et al. (1996) observaron que al desinfectar las hojas de endivias se reducía la microbiota, permitiendo el crecimien- to de L. monocytogenes. Por otro lado, la adición de 2 cepas representativas de la microbiota de endivias limitó el Diferentes tipos de fruta cortada. Por lo tanto, el empleo de agentes desinfectantes en la etapa de lavado es de gran importancia ya que es la única etapa donde se puede reducir la carga microbiana. Además, el uso de desinfectantes previene contaminaciones cruza- das. El hipoclorito es actualmente el desinfectante más uti- lizado en la industria de frutas y hortalizas frescas a unas concentraciones de 50-200 ppm con un tiempo de contacto es más seguro en comparación a los principales productos químicos utilizados actualmente ya que no se acumulan en los alimentos; (ii) pueden ser más persistentes en el tiempo que los tratamientos químicos ya que es difícil que los pa- tógenos puedan desarrollar resistencia a ellos; (iii) tienen un efecto insignificante en el balance ecológico ya que no des- truyen los enemigos naturales de las especies patógenas poscosecha