OLIVAR 14 Implicación social y económica de la erosión en Jaén Además de los factores geo-ecológicos locales (litología, topogra- fía, clima), las elevadas tasas de erosión probablemente responden a cambios en el sistema de cultivo y uso del suelo (Guzmán-Álvarez et al., 2009). La extensión del olivar hacia áreas naturales u ocu- padas por otros cultivos ha sido el cambio de uso de suelo más importante en la provincia en los últimos 250 años (Garrido- González, 2007). A ello se suma que solo un 20% del olivar de Jaén presenta cubierta vegetal permanente (MAGRAMA, 2015), a pesar de que tales medidas se hallan claramente reguladas en el marco legislativo agroambiental actual: Política Agraria Común 2014-2020 (EC, 2005); RD 1078/2014 de 20 de diciembre, sobre las medidas de condicionalidad para el régimen de Pago directo (BOE, 2014); y Decreto 103/2015 de 19 de marzo, Plan Director del Olivar (BOJA, 2015). Todo esto provoca una aceleración en las tasas de erosión, como en el estudio a largo plazo de Vanwalleghem et al. (2011) donde se estima un incremento de la pérdida de suelo del 100% (desde 30 Mg ha-1 año-1 en 1.750 hasta más de 60 Mg ha-1 año-1 en 2.011), con pérdidas de espesor de hasta 52 cm. La erosión también supone una pérdida económica, aunque ésta es difícil de valorar ya que además de la pérdida de la productividad del suelo (pérdida de nutrientes, de agua, etc.), se han de conside- rar efectos ex-situ como la colmatación de embalses o el daño a infraestructuras. En USA, Pimentel et al. (1995) estiman una pér- dida media de 174 $ ha-1 año-1 en cultivo de maíz para un nivel de erosión de 17 Mg ha-1 año-1. De estos, el mayor coste se produciría in-situ (130 174 $ ha-1 año-1), con pérdida de hasta un tercio de la fertilización de N y P y un equivalente a 750 m3 ha-1 debido a la disminución del agua útil del suelo. Respecto a los efectos ex-situ, destacarían los daños a infraestructuras, hasta 4 mil millones $ al año, o el agravamiento de las inundaciones debido al sedimento acumulado en embalses y riberas (939 millones $ al año). En total, estos autores valoran en 44 mil millones $ al año. Trabajos más recientes, como Uri (2001), estiman una cantidad cercana, si bien algo inferior (38 mil millones $ al año). En nuestro entorno geográfico, Colombo et al. (2003) valoran los daños por erosión entre 42 y 72 € ha-1 año-1 en un estudio en la cuenca alta del Genil, mientras que Taguas y Gómez (2015) llegan a establecer las pérdidas hasta en 100 € ha-1 año-1 para olivares de sierra de escaso espesor, mientras que Montanarella et al. (2007) establecen costes de hasta 118 € ha-1 año-1 para niveles erosivos altos (olivar de Jaén), resaltando que aproximadamente el 90% de las pérdidas son debidas a efectos ex-situ. Es probable, aunque no se haya cuantificado, que gran parte de las pérdidas económicas en el área de estudio asociadas al deterioro de caminos rurales, inun- daciones o colmatación de embalses, se deban a los efectos ex-situ de la erosión (Calero et al., 2015). En este sentido, cabría pregun- tarse qué porcentaje de los costes estimados para los episodios de inundaciones ocurridos en 2010 en la ribera del Guadalquivir (4,5 millones €, según datos Diputación Provincial de Jaén), o de los 19 millones € del Plan Encamina2 destinados en 2011 al arreglo de caminos rurales (datos Consejería Agricultura y Pesca, Junta de Andalucía) podrían achacarse a la intensa erosión de nuestros olivares (Figura 8).• Figura 8. Evolución en un tramo de 1 km de una cárcava de fondo de valle (Torredelcampo, Jaén), indicando una pérdida de volumen media de 18860 m3 y un aumento medio de la profundidad de 0,89 m. a) fotografía aérea de la cárcava en 2009; b) Fotografía aérea de la cárcava en 2011; c) sustracción del modelo digital del terreno de 2011 al de 2009; d) histograma de las diferencias en profundidad entre ambos modelos. terreno. Para ello, se han empleado métodos topográficos, como la medida mediante distanciómetro laser y estación total, así como métodos microgeodésicos o fotogramétricos (Castillo et al., 2012). A partir de medidas topográficas en cárcavas de nueva aparición, Ribeiro (2018) estima volúmenes de suelo removidos de entre 148 y 3.980 m3, correspondientes a tasas de pérdida de suelo de entre 3 y 70 Mg ha-1 año-1, respectivamente. Por su parte, Diaz (2017) estima mediante un MDE de alta resolución (20 cm) generado mediante GPS, una pérdida de suelo de 7.960 m3 y 83 Mg ha-1 año-1. En ambos casos, la pérdida de suelo estimada en las cárcavas multi- plicaba entre 2 y 30 veces la erosión potencial arrojada por RUSLE para la misma localización. El problema de los levantamientos directos, sea mediante mediadas topográficas o microgeodésicas, es su relativamente elevado coste en tiempo y recursos. La captura de imágenes, desde la fotogrametría terrestre con cámaras no métricas (Castillo et al., 2012), hasta la aérea mediante vehículos aéreos no tripulados (UAV) (López-Vicente y Álvarez, 2018) o plataformas aéreas convencionales (Martínez-Casanova, 2003), suele ser más ventajosa en la relación precisión/coste para la obtención de MDE. Además, son adaptables en extensión y resolución, desde algunos metros hasta decímetros o incluso centímetros en los vuelos UAV (Fernández et al., 2016), y más fácilmente reproducibles, permitiendo además realizar estudios retrospectivos, cuando se incorporan vuelos fotogramétrico his- tóricos. Tan sólo el LiDAR permite mejorar las prestaciones en la obtención de MDE (Castillo et al., 2012) y favorece la obtención de modelos digitales del terreno (MDT) mediante clasificación de la nube de puntos; si bien, su reciente desarrollo restringe la escala temporal de estudio de las cárcavas a los últimos años. Nuestro grupo de investigación aplica actualmente este tipo de medidas al seguimiento y monitorización de cárcavas de fondo de valle en el olivar de Jaén. Mediante sustracción de MDT reconstruidos a partir de fotografía aérea histórica (1977 – 2016), Fernández et al. (enviado a publicación) han estimado incrementos de profun- didad y de pérdidas de suelo acumuladas del orden de 1.747 m y 57.226 m3, respectivamente, en un tramo de 1.000 m de longitud de una cárcava en la localidad de Torredelcampo (Jaén), resaltando que una tercera parte de la pérdida de volumen se concentró en el periodo 2009 - 2011 (Figura 8). Datos similares se observan en otras cárcavas grandes en los términos de Bailén e Ibros, también en la provincia de Jaén. El avance del proceso de acarcavamiento obtenido por nuestro grupo de investigación, tanto a nivel de den- sidad lineal como de volumen, son consistentes con las indicadas por otros autores en olivar (Hayas et al., 2017) lo que, al fin y al cabo, da cuenta de la enorme gravedad del proceso. Para consultar los datos bibliográficos del artículo, visite: www.interempresas.net/A240818