RIEGO Se han realizado algunos estudios sobre el efecto de la frecuencia del riego por aspersión en el rendimiento del maíz (Fischbach y Somerhalder, 1974; Lyle y Bordovsky, 1995) pero en zonas en las que las necesidades de riego son mucho menores que las reque- ridas en el valle del Ebro (> 600 mm). El objetivo de este estudio ha sido determinar si la frecuencia del riego por aspersión con cobertura total afecta al rendimiento del maíz. Dado que en traba- jos anteriores se ha observado que el momento del riego (diurno o nocturno) afecta al rendimiento del maíz (Urrego-Pereira y col., 2013a), se estudió el efecto de la frecuencia del riego según el momento del riego. Descripcion de los ensayos El experimento de campo se realizó durante tres años (2015- 2017) en una parcela de 2,34 hectáreas localizada en la Estación Experimental Aula Dei (CSIC) en Zaragoza. El suelo es profundo (> 1,2 m), franco arcilloso, pH de 8,2 y con una capacidad máxima de retención de agua disponible para el cultivo de alrededor de 150 mm. El clima es mediterráneo semiárido con una temperatura media de 14,1 °C, precipitación anual de 298 mm y ETo anual de 1243 mm. La parcela dispone de cobertura enterrada fija cuadrada (18 m x 18 m), con aspersores de doble boquilla (4,4 mm + 2,4 mm) situados a 2,5 m sobre el suelo. La parcela dispone de 12 sectores independientes de riego, cada uno constituido por 4 aspersores (18 m x 18 m) (Foto 1). El maíz (cv. Pioneer P1758) se sembró en Abril a una densidad de 89.500 plantas ha-1. La fertilización consistió en una aplicación en fondo de 64 kg ha-1 de N, 120 kg ha-1 de P O y 25 120 kg ha-1 de K O. En cobertera se aplicó N con el agua de riego 2 dos veces (V6 y V12), 100 kg ha-1 N cada vez. Se determinó el contenido en agua del suelo antes de la siembra y tras la cosecha cada año. Para determinar las necesidades de riego se utilizaron los datos meteorológicos recogidos en una estación de la red SIAR cercana. Se calculó la evapotranspiración del cultivo a partir de la evapotranspiración de referencia (ETo) y el coeficiente de cultivo obtenido en función de la integral térmica (temperatura base de 8 °C) según Martínez-Cob (2008). Se calculó semanal- mente las necesidades de riego teóricas (CIR) descontando el 75% de la lluvia caída. El agua disponible en el suelo al inicio del ensayo hasta una profundidad de 0,9 m se descontó para calcular el CIR. Se ensayaron dos factores, momento del riego y frecuencia del riego. Los momentos de riego fueron diurno (comienzo riego a las 12) o nocturno (comienzo riego a las 0). La frecuencia del riego fue baja (dos riegos por semana) o alta (riego todos los días). El diseño fue factorial por lo que hubo cuatro tratamientos: diurno-baja frecuencia, diurno-alta frecuencia, nocturno-baja frecuencia y nocturno-alta frecuencia, que se repitieron tres veces cada uno en un sector de riego. El riego aplicado a todos los tratamientos fue el mismo y se calculó semanalmente tal y como se ha explicado anteriormente (CIR). La duración del riego mínima se estableció en una hora, por lo que si las necesidades semanales de riego eran inferiores a 7 horas el riego de alta frecuencia no se aplicó todos los días de la semana. Se determinaron las pérdidas de agua por evapo- ración y arrastre (PEA) y la uniformidad del riego con una malla de pluviómetros en un sector de los tratamientos diurno y nocturno de baja frecuencia (Foto 2). Se determinó la conductividad eléctrica del agua de riego y su 9 contenido en Na+ y Cl- tres veces cada año. Se midió el potencial mátrico del suelo a 0,2 y 0,6 m de profundidad en un sector de riego de cada uno de los diferentes tratamientos. Se tomaron hojas de maíz y se midió su contenido en Na+ y Cl-. Para determinar el rendimiento del maíz se cosechó cada sector de riego con una cose- chadora comercial y el grano se pesó en un remolque pesador. La evapotranspiración real del maíz se determinó mediante el balance de agua con los datos de contenido en agua del suelo. La eficiencia en el uso del agua se determinó a partir del rendimiento en grano y la evapotranspiración real del maíz. Foto 2. Vista de uno de los sectores en los que se midió las pérdidas de agua por evaporación y arrastre y la uniformidad del riego. Foto 1. Vista general del ensayo con los doce sectores preparados para la recolección con la cosechadora.