RIEGO Uso eficiente del agua Como el fin último es aumentar la producción, respetando los criterios indicados, hay que buscar soluciones. Y dado que se ha comprobado que una hectárea de regadío es —en función de una serie de variables— unas seis veces más productiva que una de secano, parece coherente enfocar los esfuerzos hacia esta vía, siem- pre recordando que estamos ante un bien escaso e imprescindible para la vida. En España, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha diseñado la Estrategia Nacional de Regadíos de cara a avanzar en el uso eficiente del agua. Contempla la necesidad de modernizar 800.000 ha de regadíos, lo que, según sus cálculos, supondrá un ahorro de agua de unos 1.100 hm3/año, con una inver- sión próxima a los 3.000 millones de euros. Entre las líneas de actuación del departamento que dirige Luis Planas, dentro del proceso de modernización y revitalización del medio rural, se encuentra el impulso del regadío como una de las prioridades. De hecho, trabaja en un Plan Director de Regadíos que recoja las demandas a nivel nacional, atendiendo a criterios econó- micos, ambientales y sociales. En paralelo, un informe de la Subcomisión de Agua y Cambio Climático aprobado en el Congreso plantea reducir el regadío y detener la construcción de obras de regulación, lo que ha encontrado respuesta inmediata de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), que aboga por la puesta en marcha de un Plan Nacional de Infraestructuras Hídricas para hacer frente a las sequías e inundaciones derivadas del cambio climático. Digitalización Como sucede en muchos otros ámbitos de la industria, la digitaliza- ción ha irrumpido de lleno en el mundo del regadío. Los agricultores ya están utilizando la información obtenida a través de las nuevas tecnologías en la toma de decisiones. La automatización es una realidad en la gestión de las infraestruc- turas, de los bombeos o en la optimización de los recursos hídricos y energéticos. En definitiva, herramienta fundamental para mantener la competitividad de las explotaciones y facilitar la intensificación. El siguiente paso es aprovechar los datos para orientar las operacio- nes, es decir, realizar la tarea agronómica. Desde la empresa privada también tienen claro que el progreso tec- nológico pasa por la telegestión, que ya es una realidad hoy en día. “El agricultor quiere utilizar dispositivos móviles para realizar todo tipo de tareas (arrancar o detener los equipos de riego, conocer la ubicación del pívot, el caudal, la presión, etc.). Después se puede ir un poco más lejos y volcar los datos de campaña y procesarlos por ordenador”, afirma Andrés Bernal. El técnico de producto de Bauer y Riego en Farming Agrícola observa que otra tendencia actual es “amueblar el campo” con maquinaria en función del tamaño de las parcelas. En las grandes se trata de colocar pivots (lineales, circulares y sistema ‘hipódromo’) con sistemas de baja presión, mientras que en las parcelas pequeñas abundan más los enrolladores, que en el caso de esta marca incor- poran una turbina patentada para reducir la presión y el caudal, ganando así en eficiencia. 5 Algunos datos Según el Instituto Geográfico Nacional (IGN), la su- perficie de regadío totaliza en España algo más de 3.700.000 ha, es decir, aproximadamente el 7% de la superficie geográfica y el 14% de la superficie agraria útil, aunque significa el 67% de la Producción Final Vegetal. Y añade que algo más del 35% del Producto Bruto Agrícola se obtiene de dichas tierras. El 65% del regadío español se realiza con sistemas eficientes para ahorrar agua, por goteo o microas- persión. Los cultivos herbáceos (maíz, trigo, cebada alfalfa etc.) acaparan el 80% de toda la superficie y, en estos cultivos, más de la mitad del riego se realiza por gravedad, sistema que sólo supone el 40% en fru- tales y cítricos. La escorrentía media anual, o agua de lluvia que circula por la superficie, es de 220 mm/año (111.000 hm3/año), de los que unos 82.000 son recur- sos superficiales y 29.000 hm3 son subterráneos. Cada vez es más frecuente encontrar sensores colocados en las plantas y en el terreno, cuya información, mediante cálculos algorít- micos, permite decidir la cantidad y el momento preciso del riego. El 'big data' también entra en juego. Eso sí, no lo hace a la misma velocidad que en otros sectores. "Al agricultor mayor es muy difícil cambiarle. Este tipo de tecnología encaja más entre los nuevos profesionales que llegan al campo", señala Álvaro Royo-Villanova, de la empresa aragonesa Ris Iberia, fabricante e importadora de productos relacionados con sistemas de riego y cuyo negocio agrícola supone el 80% de su negocio.