El regadío, clave en el desarrollo agrícola del siglo XXI VOLUMEN DE AGUA (en miles de m3) POR TIPO DE RIEGO Volumen Variación anual (%) Goteo 5.890.738 +2,6 Gravedad 4.967.791 -4,5 Aspersión 4.089.971 +2,2 RIEGO 4 El regadío cobra protagonismo creciente en un contexto global de reducción de la superficie cultivada, unido al fuerte incremento de la población mundial previsto para las próximas décadas. Ángel Pérez Todo el mundo coincide: en los próximos años habrá que pro- ducir más con los mismos recursos o incluso menos. El fuerte incremento de la población mundial, que según las estima- ciones oficiales alcanzará los 9.500 millones de habitantes en 2050, frente a los 7.700 millones actuales, requiere una respuesta ágil e imprescindible desde el sector productor. La Agricultura tiene ante sí el reto de responder a esa demanda. Para hacerlo, ha comenzado a dotarse de herramientas y técnicas que, además de elevar sobremanera los niveles actuales de producción, deben ser capaces de alcanzar los resultados de manera sostenible, porque una de las principales demandas de las sociedades avanzadas atiende precisamente a criterios relacionados con la conservación y respeto del medio ambiente y de los recursos disponibles. Además, sobre las corrientes de opinión generadas al respecto, se alza un concepto demoledor: el cambio climático. Ya prácticamente nadie niega esta realidad, seguramente porque prácticamente todas las zonas del planeta, en escalas desiguales, han sufrido, sufren y sufrirán en los próximos años los efectos del calentamiento global. Las administraciones coinciden en que hay que tomar medidas. Las sociedades también. La ciudadanía, en líneas generales, igualmente. A todos los niveles. Cada sector industrial lo hace de forma racional y ordenada, de acuerdo al marco regulatorio correspondiente. Uno de los sectores más afectados por el cambio climático y sus derivadas es el de la producción agropecuaria. Su vinculación estrecha y directa con el medio lo sitúan en el centro del debate, con voces críticas que cuestionan la poca optimización que hace de ciertos recursos, como el agua. En este sentido, la tecnología y la innovación son elementos clave para garantizar el futuro de una agricultura sostenible y competitiva.