La capacidad productiva de la plantación es un factor decisivo a la hora de encontrar respuesta productiva al abonado. En olivares con baja productividad las necesidades nutritivas pueden estar cubiertas por la mineralización de la materia orgánica del suelo, por las aportaciones del agua de lluvia y de riego y por la riqueza en elementos nutritivos presentes en el complejo de cambio del suelo. Sin embargo, en olivares con alta capacidad pro- ductiva, normalmente asociados a plantaciones en regadío, las necesidades nutritivas pueden superar notablemente la capacidad de abastecimiento del árbol por dichos medios, y por tanto, comprometer a corto-medio plazo la sostenibili- dad de dichos niveles productivos. Desde el punto de vista de la programación de la fertiliza- ción, el análisis de suelo es una herramienta muy útil que nos permite conocer la disponibilidad de elementos que pueden ser asimilados por la planta, así como las características físico-químicas del mismo que pueden incidir en el compor- tamiento de los fertilizantes. No obstante, en olivares de riego la fertilidad del suelo pierde, en términos relativos, la importancia que puede tener en los métodos tradicionales de abonado, al localizarse la aplicación de agua y fertilizan- tes en unas zonas muy concretas bajo los emisores (bulbos húmedos). OLIVAR 30 Una fertilización racional debe optimizar la aplicación de fertilizantes evitando en lo posible los efectos adversos provocados por un exceso de abonado Fertilización mineral del olivar La fertilización es una práctica de cultivo generalizada en el olivar. Además de ser un factor importante de las producciones y costes del cultivo, también tiene un papel relevante en la calidad del aceite o aceituna de mesa, respuesta ante factores bióticos y abióticos, potencial agente contaminante, etc. La falta de criterio técnico a la hora de plani car la fertilización del olivar hace que, en numerosas ocasiones, se realicen aportaciones excesivas de algunos elementos, como el nitrógeno, y en otros casos, no se lleguen cubrir las necesidades del cultivo, como en el caso del potasio. Una fertilización racional debe optimizar la aplicación de fertilizantes evitando en lo posible los efectos adversos provocados por un exceso de abonado, teniendo siempre en consideración aspectos tan importantes como la capacidad productiva de la plantación y la disponibilidad de agua y los posibles nutrientes disueltos en la misma, la fertilidad del suelo y el estado nutritivo de los olivos, determinantes a la hora de encontrar respuesta productiva. Victorino Vega, Juan Carlos Hidalgo, Javier Hidalgo Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria (IFAPA). Centro 'Alameda del Obispo', Córdoba