Fertilización Interés ecológico Asimismo, hay que tener en cuenta que el interés de una planta no sólo está en el ámbito de la producción agrícola, sino tam- bién en su valor ecológico. “Las leguminosas son pioneras en la colonización de espacios degradados”, precisamente porque su simbiosis con las bacterias que forman los nódulos, denomi- nadas genéricamente rizobios, les permite prosperar en suelos con pocos nutrientes. En un suelo que ha sufrido un incendio, erosión, contaminación o cualquier tipo de estrés, estas plantas pueden ser las más apropiadas. En particular, Lotus corniculatus es capaz de crecer en suelos contaminados. Por otra parte, en lo que se refiere a la aplicabilidad de las bacterias como biofertilizantes, “la investigación básica abre las puertas a la aplicada, conocer las bases moleculares es fun- damental”. De hecho, las variaciones que en algunas ocasiones se dan y el éxito de este tipo de estudios una vez que se llevan al campo "se debe en gran parte a que hay lagunas de cono- cimiento”, opina Álvaro Peix. Sin embargo, el espectacular desarrollo de las tecnologías de secuenciación masiva de los últimos años hace posible que se estén llenando esos huecos con gran rapidez. Los primeros genomas completos secuenciados de bacterias se obtuvieron hace apenas una década, pero “el año pasado ya estaban las secuencias de 45.000 genomas bacterianos depositadas en bases de datos y este año ya suman más de 70.000”, apunta el investigador. El abaratamiento de las técnicas y la gran rapidez con la que se puede secuenciar hoy en día hace que se estén descubriendo nuevas especies de bacterias con gran rapidez. Asimismo, se está propiciando una revisión de sus relaciones filogenéticas, como también ocurre en animales y plantas, que están propiciando reclasificaciones. En esta investigación, publicada por la revista científica 'Systematic and Applied Microbiology', además del IRNASA, también han participado la Universidad de Salamanca y la Estación Experimental del Zaidín, centro del CSIC de Granada.• 12 Lotus corniculatus. Foto: IRNASA.