Fertilización 8 Figura 4. Gráfico de la distribución mediante una aplicación con abanico. Aplicación de fondo en un campo de riego por aspersión de cereal de invierno en Castelló de Farfanya (Lleida, Cataluña). Fuente: LIFE+FUTUR AGRARI (2015). la aportación de purines es el sistema de aplicación utilizado. Una distribución irregular del fertilizante o una aplicación que comporte elevadas pérdidas de nitrógeno al sistema dará lugar a diferencias en las dosis aplicadas que pueden originar mermas impor- tantes de producción. Ambas situaciones pueden mejorarse mediante una correcta elección del sistema de distribución de los purines. La aplicación del purín mediante el sistema tradi- cional de abanico, a pesar de ser económico y de uso y mantenimiento sencillos, no es el sistema más adecuado para aportar los nutrientes que requiere el cultivo. En las últimas décadas han ido apareciendo equipos que incorporan nuevas tecnologías. Por un lado, existen los sistemas de distribución localizada en superficie, como los tubos colgantes o aplicadores de mangueras, y por otro los sistemas de distribución localizada en profundidad, como los inyectores. Los primeros, que garantizan una gran anchura de trabajo y permiten aplicar dosis reducidas de purines, son ampliamente utilizados en muchos países de Europa y se están introduciendo cada vez más en España. El uso del sistema tradicional de abanico puede favo- recer pérdidas de nitrógeno por volatilización muy importantes, es decir, parte del nitrógeno del purín se puede perder en forma de amonio hacia la atmósfera. Esto es así porque una de las principales características de los purines es su elevado contenido de nitrógeno amoniacal en relación con el nitrógeno total, aproxi- madamente alrededor del 70% en porcino y el 50% en bovino, lo que se traduce en un potencial de pér- dida elevado en relación con otros abonos orgánicos. En consecuencia, a mayores pérdidas menor eficiencia de aplicación del purín. Son diversas las variables que condicionan las pérdidas de nitrógeno por volatilización. Entre las principales destacan las condiciones meteorológicas, el tipo de suelo, la existencia de cubierta vegetal, el tipo de purín o la maquinaria de distribución. Los sistemas de distribución localizada pueden deposi- tar el purín sobre la superficie del suelo o enterrado en líneas paralelas, reduciendo la superficie de contacto del fertilizante aplicado con el aire y, en definitiva, perdiendo menos nitrógeno (figura 2). Por otro lado, la distribución de los fertilizantes debe asegurar una buena uniformidad de aplicación. En caso contrario, se pueden llegar a producir zonas sobre-fer- tilizadas donde el exceso de nitrógeno se pierda en profundidad o zonas con falta de nitrógeno donde la cosecha puede ser muy inferior al óptimo esperado. La distribución de purín con el método convencional de abanico no garantiza una uniformidad de distri- bución, especialmente en el sentido transversal de la marcha. La distribución conseguida, generalmente en forma de 'M', está altamente influenciada por los vientos laterales y requiere en la mayoría de casos un