/ CEBADA investigaciones en paralelo nos permitieron encontrar los genes (y sus formas específicas, los alelos) que eran res- ponsables de esas diferencias. En este sentido, cabe desta- car la serie de alelos encontrada en el gen principal de ver- nalización, VrnH1 [5]. Así que podemos concluir que los grupos mayoritarios de cebadas tradicionales españolas son de dos tipos de invierno intermedios, y que la necesidad de vernalización es uno de los principales mecanismos que han determinado la adaptación del cultivo y las preferencias de los agricultores en nuestro país. Aparte de la evidencia indirecta de la posible ventaja de los formatos de adaptación de las cebadas tradicionales espa- ñolas, habría que probar si son de hecho más productivos que los típicos de invierno y primavera. Eso es un claro ob- jetivo de investigación que está todavía pendiente de ser abordado de modo integral. Otros grupos europeos también han investigado este punto, concluyendo que los tipos in- vernales o facultativos son más productivos que los de pri- mavera, en un extenso análisis llevado a cabo en varios pa- íses mediterráneos [6]. mínimo de tres tual? Es una pregunta todavía sin respuesta, que se podría Por nuestra parte, disponemos de otra fuente de resultados muy relevante que responde parcialmente a esta pregunta. Desde hace unos 20 años, se lleva a cabo un programa na- cional de mejora de cebada por centros públicos de investi- gación españoles (por desgracia, hay poca actividad privada de mejora de cebada en España). Se desarrolla actualmente por el CSIC en Zaragoza, y por el ITACyL de Valladolid, pero hasta hace dos años contaba también con investigadores y estaciones en Castilla La Mancha y Cataluña, cubriendo to- das las zonas mayores de cultivo de cebada en nuestro país. Las mejores variedades obtenidas en este programa se han licenciado a empresas, por lo que son fáciles de encontrar en el mercado (Cierzo, Estrella, Yuriko). Estas variedades han pasado los ensayos de registro y han quedado muy bien clasificadas en los ensayos de GENVCE, así que su potencial agronómico está bien demostrado. abordar mediante la investigación. Tenemos una buena pista conjuntos de variedades en ensayos de producción media en la extraordinaria longevidad de la archiconocida variedad (4) o baja (5). Elaboración propia a partir de datos publicados en Yahiaoui et al., 2014, Plant Breeding 133:218-226. 30 / Figura 1. Rendimiento promedio, máximo y Albacete, que es un ejemplo de este tipo de variedades. Fue seleccionada por el Profesor Enrique Sánchez-Monge en Zaragoza hace más de 60 años y todavía se resiste a des- aparecer. Su virtud es la de producir siempre algo, no im- porta cuándo se siembre ni lo poco que llueva. Lo que se conoce como una variedad segura, aunque difícilmente dará un rendimiento excelente en un buen año. Es posible que otras variedades tradicionales tuvieran un nicho en lugares donde los rendimientos sean consistentemente bajos (pues los años buenos se encamarán casi sin remedio), o sea, el nicho de Albacete. Pero ese no fue el único resultado sorprendente. Ahora po- demos asegurar que las variedades tradicionales españolas de cebada, aquellas seleccionadas por generaciones de agricultores durante siglos son, al menos de cuatro tipos distintos [4]. Al analizar sus respuestas fisiológicas y la se- cuencia de sus genes de adaptación a la temperatura y al fotoperiodo, encontramos que los dos grupos más numero- sos no son fácilmente clasificables como tipos clásicos de invierno o primavera. Las necesidades de vernalización de estos dos grupos son de aproximadamente un tercio y dos tercios, respectivamente, de las que tienen las variedades ‘típicas’ de invierno (como muchas de las que se cultivan actualmente en España). Además, estas variedades habían estado distribuidas sobre el mapa de España en casi perfecta concordancia con las temperaturas invernales: el grupo con dos tercios de necesidad de frío procedía en su mayoría de la Meseta Norte, y el grupo con menores necesidades de periodo frío procedía de regiones del Sur, de la costa medi- terránea y del centro del valle del Ebro. Y todas ellas pre- sentaban una gran sensibilidad al fotoperiodo largo, su des- arrollo se acelera extraordinariamente en días largos. Otras Un análisis retrospectivo de las líneas avanzadas de los me- jores cruzamientos que se han hecho en el programa de mejora, reveló que la mayoría combinaban un parental de invierno típico con otro de tipo intermedio español [7]. Ade- más, se puso claramente de manifiesto que el formato de adaptación español, con un alelo específico en el gen VrnH1 (en concreto, el que se corresponde con la necesidad de un tercio del periodo de frío que requieren las variedades de invierno) estaba asociado a mayores rendimientos y era se- leccionado consistentemente frente al tipo invernal, como en las tres variedades mencionadas en el párrafo anterior. Hay que remarcar que la selección se hacía teniendo en cuenta los rendimientos en las cuatro comunidades citadas en el párrafo anterior, por lo que las líneas avanzadas exa- minadas presentan una adaptación amplia a prácticamente todo el país. Esta observación, extremadamente consistente, se ha visto confirmada por experimentos independientes dirigidos a buscar las regiones del genoma que tienen mayor efecto sobre el rendimiento. Estos experimentos se realizaron con descendencias de cruzamientos de variedades élite. De