LIDERAZGO ORGANIZACIONAL Y SALUD MENTAL El liderazgo tiene un enorme impacto en el bienestar y la salud mental de los trabajado- res. Su compromiso y el clima de equipo se refuerzan gracias al liderazgo que promocio- na la salud, lo que evita la pérdida de talento por las bajas que provocan las enfermedades mentales. Los líderes deben tomar en serio su respon- sabilidad en materia de seguridad y salud. La salvaguarda de la seguridad y salud de los empleados no es sólo un requisito legal, tam- bién es un deber moral, crucial para el éxito del negocio. Los accidentes, lesiones y bajas por enfermedad minan la calidad, productividad, competitividad e imagen corporativa, además de impactar en el bienestar de las personas, la satisfacción por su trabajo y el espíritu grupal. Ningún líder puede desentenderse y dejar la seguridad y la salud para otros. Para sustanciar lo anterior, los líderes deben asegurarse de que las evaluaciones periódicas de riesgos se llevan a cabo, con regularidad y de manera efectiva, por personal experto y con la participación de los trabajadores. Y, analiza- dos los resultados de las evaluaciones, aplicar las medidas correctivas pertinentes. Para recrear el contexto preventivo ideal, los líderes deben propiciar la participación del trabajador. Más allá de la obligación legal, el buen liderazgo debe impulsar la participación activa de los trabajadores que, a menudo, tie- nen una visión más clara de los riesgos que en- frentan y son susceptibles de poder sugerir so- luciones simples y rentables. La involucración activa de los trabajadores y su empoderamien- to promueve una comunicación abierta. No en vano, la comunicación clara aparece como una de las herramientas más poderosas para efec- tuar mejoras en la SST. Una cultura de apertura debe animar a los empleados de todos los ni- veles a exteriorizar sin miedo sus pensamien- tos sobre las cuestiones de seguridad. Por lo general, teoría y práctica son realidades frecuentemente divergentes. En la práctica, en una legión de empresas no se hace nada por la salud mental, o –peor aún- es la propia organi- zación la que atenta contra la salud mental de sus trabajadores. 2017 se ha establecido como año de la Salud Mental en España. El hecho no es caprichoso. Las nuevas condiciones de productividad y competitividad empresarial están reñidas con la salud mental. Las patologías prevalentes en la última década (crisis económica) fueron los trastornos de ansiedad, la depresión, los tras- tornos afectivos y el consumo de sustancias. La epidemia de la depresión afecta actualmente a 300 millones de personas en el mundo y es la primera causa de discapacidad, según la OMS. Las empresas tienen un papel fundamental en la prevención y cuidado de la salud mental de los trabajadores a través de la promoción de ambientes de trabajo saludables. Tristemente, perviven los prejuicios acerca de lo que pue- de representar la depresión, circunstancia que provoca que muchos casos no se diagnos- tiquen ni reciban un tratamiento adecuado, además de estigmatizarse una dolencia tan asumible socialmente como lo es la diabetes, los triglicéridos o la hipertensión. ORGANIZATIONAL LEADERSHIP AND MENTAL HEALTH Leadership has a huge impact on the well-be- ing and mental health of workers. Their com- mitment and team climate are strengthened thanks to the leadership that promotes health, which avoids the loss of talent by the sick leave caused by mental illness. Leaders must take seriously their responsibility for safety and health. Safeguarding the safety and health of employees is not only a legal re- quirement; it is also a moral duty, paramount to the success of the business. Accidents, injuries and sick leave undermine quality, productivity, competitiveness and corporate image, besides having an impact on the well-being of people, satisfaction for their work and the group spir- it. No leader can give up and leave safety and health for others. In order to substantiate that, leaders must en- sure that periodic risk assessments are carried out regularly and effectively by expert staff and with the active participation of workers. And, af- ter analyzing the results of the evaluations, to apply the relevant corrective measures. To recreate the ideal preventive context, lead- ers must encourage worker participation. Be- yond the legal obligation, good leadership should encourage the active participation of workers, who currently have a clearer vision of the hazards they’re confronted to and are sus- ceptible of suggesting solutions as simple as cost-effective. The active involvement of work- ers and their empowerment promote open communication. Not in vain, clear communica- tion appears as one of the most powerful tools to make improvements in OSH. A culture of openness should encourage employees at all levels to fearlessly express their thoughts about safety issues. Usually, theory and practice are often divergent realities. In practice, in a legion of companies, nothing is done for mental health, or, worse still, it is the organization itself that attacks the men- tal health of its workers. 2017 has been settled as the year of Mental Health in Spain. The fact is not indifferent. The new conditions of productivity and business competitiveness are at odds with mental health. The pathologies prevalent in the last decade (economic crisis) were disorders of anxiety, depression, affective disorders and substance abuse. The epidemic of depression currently affects 300 million people worldwide and is the leading cause of disability, according to WHO. Businesses play a key role in the prevention and care of workers’ mental health through the promotion of healthy work environments. Sadly, prejudices remain about what depression can represent, a circumstance that origins many cases of underdiagnose or that do not receive adequate treatment, in addition to stigmatizing a health condition so acceptable socially as dia- betes, triglycerides or hypertension. 8 EDITORIAL / FROM THE EDITOR