2oTrimestre16 | PROTECCIÓN LABORAL 87 Protección de las manos -Primar el uso de limpiamanos libres de sustancias solventes. Muchos limpiadores industriales contienen ingredientes nocivos como destilados del petróleo. Los derivados del petróleo, en tanto que disolvente, no solo irrita las manos, sino que es absorbido a través de la piel y, con el tiempo, puede provocar unos niveles perjudiciales de toxinas en el organismo. Los limpiamanos con un bajo contenido (o libres) de disolvente son la opción más saludable. -Tener fácil acceso a los limpiamanos. La ubicación de estos productos determina el éxito de toda política higiénica. Deben ser visibles y fáciles de encontrar, lo que contribuirá a reforzar la importancia que la organización concede al cuidado de las manos. Las cremas deben encontrarse en áreas clave como los vestuarios, entradas a los lugares de trabajo, lavabos e instalaciones específicas para el lavado de las manos (las ‘hand washing stations’) -Cuidar las manos después del lavado. Con el lavado las manos pierden aceites naturales y su humedad, por lo que será necesario aplicar una crema acondicionadora para restablecer el equilibrio y la hidratación natural de la piel. -Usar guantes cuando sea necesario. A pesar de que no siempre resulta práctico o seguro emplear guantes La piel humana, órgano extenso y complejo, es el envoltorio que preserva al organismo de las agresiones externas. Así pues, tiene una función inmunitaria que ejerce convirtiéndose en una “barrera”. La piel también es vital para la regulación de la temperatura corporal, el equilibrio hídrico, la protección frente a la radiación solar, la síntesis de la vitamina D... La piel transmite una imagen de nosotros mismos, algo que no puede pasarse por alto cuando la apariencia física está sobrevalorada, como ocurre actualmente. La piel es la superficie que aísla el organismo humano de su entorno. Así, provee importantes funciones protectoras contra la penetración de sustancias extrañas y el efecto de agresiones físicas. La piel lleva a cabo numerosas funciones fisiológicas, como: -Regulación de la temperatura -Regulación del equilibrio hídrico -Función inmunitaria -Protección contra la radiación ultravioleta y -Síntesis de la vitamina D. Además, es el órgano que acoge las células sensitivas para la percepción de la presión (sentido del tacto), temperatura y dolor. Vista desde el exterior hacia el interior, la piel está constituida por la capa externa o epidermis, el corium y el sub-cutis, así como el tejido graso que le da soporte, partes que están unidas mediante un tejido de conexión con los músculos. Las enfermedades y accidentes laborales que afectan a este órgano son una prueba irrefutable de que no le prestamos los cuidados que requiere. En el entorno laboral, será necesario proteger al trabajador -a su piel- del contacto con sustancias nocivas, agresivas o que, sin ser nocivas, como el agua, se convierten en una amenaza para la higiene laboral al romper el equilibrio graso de la piel. Los preparados de protección dérmica ejercen unos beneficios que pueden neutralizar los peligros que nos acechan. Sin embargo, el buen resultado preventivo depende de la elección del compuesto, que estará en función del tipo de agente nocivo. Causas del daño dérmico Las sustancias que disuelven la película grasa y las grasas de la capa córnea provocan una degradación del efecto de barrera natural de la piel. Entre estas sustancias se encuentran fundamentalmente el agua y aquéllas que disuelven las grasas, como los disolventes orgánicos. El agua también produce un hinchamiento de la capa córnea, lo que provoca adicionalmente un debilitamiento de su resistencia mecánica. El daño resultante para la capa córnea -la capa hidrolípida aumenta la pérdida de agua- se traduce en la deshidratación de la piel y el consiguiente agrietamiento, con lo que la piel no puede impedir la penetración de sustancias nocivas. El daño mecánico de la piel, por ejemplo, desgaste debido a la abrasión, disminuye, asimismo, la efectividad del efecto barrera. Este efecto también se produce por el uso frecuente de agentes limpiadores que contienen ásperos abrasivos. Por esta razón, está plenamente justificado el requisito de que los agentes limpiadores de la piel sean suaves y proporcionados al al trabajar, los guantes y otro equipo de protección individual debe emplearse siempre que sea posible para proporcionar un escudo a las manos frente a irritantes y contaminantes severos. -Informar de los problemas dérmicos inmediatamente. Los trabajadores deben haber sido informados de la importancia de una actuación precoz ante la aparición de afecciones. Informar de las mismas es el camino más rápido para aplicar los tratamientos y evitar daños mayores. La piel Prescindiendo de las estructuras osteo-articulares que componen la compleja pieza de ingeniería que es la mano humana, nos centraremos en su barrera de protección contra agresiones externas, es decir, la piel. Las estaciones de lavado de manos aseguran la higiene de nuestra herramienta de trabajo y de cuanto tocamos 33