Protección de las manos PROTECCIÓN LABORAL 87 | 2oTrimestre16 La higiene de las manos más allá del simple lavado No importa el trabajo o el sector, las manos son siempre la herramienta principal. Son la conexión, los periféricos de la mente, la interfase para actuar con el entorno. Sin embargo, es probable que se las menosprecie al pensar en la seguridad y salud de los trabajadores. El cuidado de las manos tiene una importancia capital. La sentencia de Anaxágoras de “el ser humano piensa porque tiene manos”, puede ser una hipérbole, pero reivindica sin vacilación la importancia de las manos. En materia de seguridad, las manos no deben ser nunca una cuestión menor. Su cuidado es necesario para poder trabajar Buenas prácticas para la higiene de las manos Los trabajadores deben incorporar unas rutinas que contemplen: -Usar cremas antes del trabajo. Las cremas previas al trabajo pueden emplearse bajo los guantes o sin ellos para ayudar a prevenir la irritación dérmica y mantener la piel sana, hecho que facilitará además la limpieza dérmica. -Lavado adecuado y frecuente de manos. Se aplicará una pequeña cantidad de producto limpiamanos en las manos secas, frotándolas vigorosamente durante al menos 20 segundos. Esta friega debe llegar a todas las partes, incluyendo el dorso, las muñecas, las zonas interdigitales y bajo las uñas. Tras aclarar con agua abundante se procederá al secado usando toallas limpias y desechables. Un detalle nada menor es utilizar una toalla para cerrar el grifo, evitando así el contacto directo con la mano. El lavado de las manos es crucial para evitar la diseminación de gérmenes de unas personas a otras en el lugar de trabajo y, a la postre, crear un entorno de trabajo sano y productivo. -Usar el limpiador adecuado para el tipo de trabajo. Existe el error conceptual en continua expansión de valorar la eficacia de un limpiamanos por su capacidad para efectuar una limpieza agresiva. La mayoría de estos limpiadores sobrepasan de largo las necesidades reales de los usuarios. Por ello, es importante seleccionar productos que, además de aportar la eficacia que requiera el trabajo, tengan en cuenta su impacto sobre las manos. -Usar limpiadores para uso severo exentos de abrasivos demasiado duros. Frecuente se añade arena a los limpiamanos para facilitar la eliminación de sustancias como el aceite o la suciedad incrustada. Muchos de estos agentes limpiadores como la piedra pómez y la arena pueden causar micro- abrasiones o erosiones en la piel. El objetivo es limpiar sin dañar las manos. 32 Los centros de prevención y control de las enfermedades de Estados Unidos estiman que más de un 40% de los trabajadores industriales padecerán una dermatitis laboral en algún momento de su vida laboral. Eso por no hablar de los accidentes. Datos recientes del Minis- terio de Seguridad y Trabajo de España confirmaban que, siguiendo la tendencia, las manos y los brazos son las partes del cuerpo afectadas en mayor medida por los accidentes laborales con baja. El 35% de los accidentes se localizan bien en las manos o en los miembros superiores. Una mala higiene puede desembocar en enfermedades, como efecto colateral: -Costes derivados de la interrupción del trabajo y pérdida de productividad que supone la ausencia del empleado. -Disminuye la eficiencia de la fuerza laboral y causa desmotivación. -Daña la imagen-reputación de las empresas. Para cualquier organización, aplicar y mantener buenas prácticas en la higiene de las manos es un reto diario. Los empresarios tienen la responsabilidad legal de procurar un entorno de trabajo seguro. Y ocuparse de la higiene de las manos es un capítulo importante de dicha responsabilidad.