2oTrimestre16 | PROTECCIÓN LABORAL 87  Innovación procedimientos médicos. Similar a la línea de montaje de una factoría, el entorno hospitalario implica trabajos repetitivos que son susceptibles de automatización. Además, la utilidad del robot es indiscutible en situaciones en que un riesgo biomédico represente un peligro para los humanos, como un brote contagioso o una situación de combate. En trabajos rutinarios del día a día, puede desarrollar tareas tediosas que consumen tiempo como contar, ordenar, inspeccionar y procesar. Ello permite a las personas centrarse en las tareas en las que tienen más habilidad, además de reducir la probabilidad de error humano. Entornos peligrosos, remotos, confinados... Los robots son una inestimable herramienta para la detección de minas enterradas, desactivación de artefactos explosivos, búsqueda y rescate, reciclaje de desechos, trabajo en espacios confinados, etc. Una vez más se hace evidente que el robot libera a las personas de hacer frente a situaciones peligrosas ·Espacios confinados El trabajo en tales entornos plantea problemas de acceso y movilidad, así como los consabidos riesgos para la seguridad por deficiencia de oxígeno o atmósferas potencialmente explosivas (ATEX). Hoy día se utilizan robots para inspeccionar túneles, fosos o espacios confinados. Las ventajas son obvias: eficacia, economía y seguridad. Como ejemplo, podemos citar un proyecto piloto de robots urbanos que “inspeccionarán la red de drenaje urbano y alcantarillado del subsuelo de Barcelona”, según fuentes municipales. El subsuelo urbano (y su inspección) representa un reto para el que no existe actualmente una solución tecnológica satisfactoria. Por ello, el proyecto del Ayuntamiento de Barcelona se propone “mejorar los trabajos de inspección de la red, desarrollando sistemas y soluciones innovadoras” Mediante escaneado 3D, los robots ayudarán a determinar la cantidad de sedimentos en el interior de las galerías subterráneas, la obstrucción de las canalizaciones, o recopilar información sobre posibles anomalías estructurales en la ciudad subterránea. Las inspecciones se monitorizarán a distancia y toda la información se volcará en una base de datos que ayudará a mejorar la gestión de la red. Actualmente la inspección la efectúan operarios que se ven sometidos a “unas condiciones ambientales de temperatura, humedad y presencia de compuestos volátiles que hacen extremadamente difícil y poco confortable cualquier actividad en este entorno”, asegura el Ayuntamiento de Barcelona. La ciudad de Barcelona dispone de una red unitaria para el drenaje de las aguas pluviales y residuales de una extensión de 1.800 km, con un 70% de red visitable o semi-visitable y un 30% de canalizaciones sin acceso. Además de liberar al factor humano (poceros) de un trabajo peligroso, los robots permiten la gestión avanzada de la red de drenaje a fin de optimizar el funcionamiento de las canalizaciones y reducir los riesgos de inundaciones y vertidos al medio. ·Robots artificieros Existen diversos ingenios para esta actividad de riesgo. Por ejemplo, la Universidad Javeriana de Bogotá tiene su propio desarrollo en este campo (desactivación de minas enterradas), que han bautizado como Arcadio. Dicho robot consiste en un carro móvil que tiene un peso de 70 kilos, un brazo computarizado inteligente, o manipulador, que interactúa con el explosivo. Arcadio es dirigido por un operador remoto mediante un ordenador portátil. Es uno de los primeros inventos para desactivar minas antipersonales, que causan cuantiosas víctimas entre la población civil y el personal de desactivación en todo el mundo. Entre los robots desactivadores de explosivos hay que citar a Sally, desarrollado por el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins (Maryland – EEUU). Es superior a sus homólogos por estar equipado con miembros artificiales que han sido diseñados para amputados humanos y que, por tanto, se acerca bastante a la funcionalidad del brazo y la mano humanos. Las prótesis confieren a Sally unas capacidades funcionales inéditas hasta ahora en este tipo de robots. Robots ‘liquidadores’ en Fukushima El escenario de un accidente nuclear es el ideal para sustituir los humanos por máquinas robotizadas, como se ha hecho en Fukushima (Japón). Según informaba Worl Nuclear News, en dicho accidente, la unidad 2 de la central nuclear quedó relativamente intacta y sellada, lo que retenía la contaminación en su interior. Un pequeño robot llamado Raccoon (Mapache) inició el trabajo de aspirado y fregado sistemático. Unos meses más tarde recibió el apoyo del robot Husqvarna DX- 140, fabricado en Suecia, con un peso cercano a la tonelada y que había sido previamente modificado por Toshiba. Para su función específica, fue equipado con 12 cámaras, un dosímetro de radiación y dos accesorios para su brazo: una fregona química y una boquilla de aspiración. Controlado remotamente, el DX-140 podía desplazarse, estabilizarse con cuatro patas extensibles y utilizar su brazo para limpiar áreas de las paredes entre 1,8 y 5,0 metros por encima del nivel del suelo. Huelga decir que la única alternativa viable al uso de robots era enviar a una muerte segura –una hora de supervivencia con los niveles de radiación existentes en el lugar- a liquidadores humanos que hubieran tenido que efectuar las tareas de limpieza con limitaciones físicas que no tienen las máquinas robotizadas. Ya sabemos cuál fue el destino de la práctica totalidad de los liquidadores que actuaron –casi al descubierto- en Chernobil. En el escenario de Fukushima, la radiación también bloqueó a las máquinas liquidadoras. En abril de 2015, Tepco, empresa que explota la central, hizo un experimento consistente en introducir un robot en el reactor número 1 del recinto, que grabó algunas imágenes. Pese a su diseño específico para aquel entorno radiactivo, la máquina no superó las 3 horas de actividad (sus creadores le asignaban una vida útil de 10 horas escasas). Las mediciones de la radiactividad oscilaron entre los 7 y 9,7 Sievert (SV) / hora, y picos aún superiores. 15