Innovación  PROTECCIÓN LABORAL 87 | 2oTrimestre16 Robots: músculo de acero en trabajos penosos, arriesgados o imposibles para los humanos El entorno industrial empieza a distanciarse del modelo que conocemos: es rápidamente cambiante, eficiente, conectado y digital. Trabajos que antaño requerían semanas, ahora se ejecutan sin esfuerzo y en pocos minutos. Estos avances tecnológicos no sólo redibujan la fisonomía de las fábricas, también –y más importante- los trabajos más penosos, con mayor riesgo –a veces los más delicados- se encomiendan a los robots, creando entornos laborales más ágiles y seguros para las personas. En las fábricas de Estados Unidos, con una significativa presencia de robots (al menos el 20% del trabajo se desarrolla de forma automática), el número de accidentes y lesiones graves ha disminuido un 10% en los últimos 2 años, según el organismo Bureau of Labor Statistics. Robots industriales Los robots -que no tienen por qué ser antropomorfos- son de gran utilidad en los procesos productivos. Hablamos de brazos y mecanismos articulados, transelevadores, brazos paletizadores, brazos ingrávidos, manipuladores varios. Su empleo libera al factor humano de ejecutar tareas monótonas, penosas o que requieran gran esfuerzo físico. En definitiva, Los robots industriales disminuyen los riesgos de accidentes y las enfermedades profesionales. Un campo típico de aplicación es la industria del automóvil. Al respecto, Alfredo Buisán, ingeniero de seguridad de General Motors, recuerda que la introducción de los robots “ha implicado importantes mejoras en la productividad industrial y en la homogeneidad de la calidad de los productos fabricados. Y, paralelamente, hace posible también la mejora en las condiciones de trabajo, disminuyendo los riesgos de accidentes y las enfermedades profesionales, al liberar a los operarios de determinados trabajos penosos y en medios tóxicos. Sin embargo, no podemos olvidar que los robots industriales también presentan riesgos especiales, que es preciso tener en cuenta”. El riesgo más frecuente deriva de la presencia de operarios en el área de trabajo del robot, del que hablamos en otro apartado de este reportaje. Fin del ‘divorcio’ trabajador-robot Ha llegado una nueva era a la robótica industrial que hace que los brazos robotizados de los que hemos hablado previamente formen parte del pasado. El presente y futuro vienen de la mano de los robots colaboradores, que acaban con la separación física entre humanos y máquinas robotizadas, haciendo que el trabajo conjunto no sólo sea viable sino también más productivo. Los ‘ujieres’ (asistentes) son una nueva generación de robots de colaboración que está interactuando con los humanos en entornos de fabricación en el mundo real, libre ya de muchas de las limitaciones de seguridad requeridas en el pasado. El avance de la robótica se ha traducido en robots de apariencia humana (salvando las distancias) y que salen de sus jaulas para actuar en el espacio de trabajo que ocupan los humanos. ·Baxter, de Rethink Robotics Entre los muchos ejemplares, citamos a Baxter un robot colaborador dotado con dos brazos que ha ido ganando celebridad desde su presentación a finales de 2012. Sus brazos tienen siete ejes conectados al torso y luce una pantalla LCD a modo de “cara” que reacciona a la interacción con humanos. Pesa 75 kilos y una capacidad máxima de carga de 2,3 kilos por brazo. Baxter incorpora un sonar y sensores- cámara para detectar a los humanos que entran en su espacio, así como visión integrada para la detección de los objetos. El desplazamiento a 0,6 metros/segundo con unas cargas limitadas le hace uno de los robots colaboradores más lentos, sin duda. Pero es que la especialización de Baxter está en otro campo: “su fuerte es ejecutar tareas repetitivas que no requieren precisión extrema, pero exigen 12 Robonaut 2 está diseñado para interactuar con los humanos