Tribuna 1oTrimestre86 | PROTECCIÓN LABORAL 86 PROTECCIÓN QUÍMICA Jordi Obiols Quinto, higienista, experto en daños de la exposición química: “Somos falibles, pero es necesario que seamos insobornables” En esta Tribuna, el toxicólogo, Jordi Obiols Quinto, licenciado en Biología y Farmacia, valora la precariedad en que se mueve la seguridad laboral frente al riesgo químico. Obiols fundamenta su discurso en dos hechos: el menosprecio cultural que existe en España frente a la prevención, y la praxis de los tribunales, donde los jueces pueden llegar a dictar sentencia dando crédito a tesis descabelladas o interesadas, sin contar con la necesaria capacitación técnico-científica. Las víctimas, los trabajadores, su entorno... y la sociedad. Jordi Obiols Quinto. Higienista. Ante todo, le pido que me disculpe por mi tardanza en responderle, al tiempo que le agradezco su atención por el hecho de invitarme a presentar una ponencia en el Seminario que tienen previsto celebrar el próximo 8 de abril en Barcelona. No obstante, dado que llevo 40 años en la prevención como higienista, especialmente en toxicología industrial, y he tenido tiempo de tocar muchas teclas en este campo, entre las que cabe incluir la muy importante de perito ante los tribunales de los Juzgados Sociales, todo este tiempo de ejercicio me ha llevado a la conclusión de que no tengo nada para ofrecer en dicho Seminario, que pueda ser de utilidad real para otros prevencionistas. Por este motivo declino el ofrecimiento que tan amablemente usted me ha hecho de participar. El origen de dicha conclusión y de declinar su ofrecimiento radica básicamente en dos cuestiones fruto de estos 40 años de ejercicio. Prevención, cuestión menor En primer lugar, para la sociedad en que vivimos (la española) -a diferencia de la de otros países a los que nos queremos equiparar- la prevención, en cualquiera de sus aspectos (laboral, vial, doméstica, médica, etc.) es una cuestión mucho menor. Y muy especialmente en lo que se refiere a los efectos tóxicos o nocivos de productos químicos / biológicos de todo tipo; precisamente porque en muchos casos tardan muchos años en manifestarse. Con frecuencia son efectos a largo plazo (¡pueden pasar más de veinte años antes de hacerlo!), lo que sirve de magnífico escudo a muchas empresas a la hora de rehuir sus responsabilidades por el daño causado a unos / unas trabajadores / as, a consecuencia de haberlos tenido empleando uno o diversos productos con propiedades tóxicas en malas o pésimas condiciones higiénicas. ¿Criterio técnico de los tribunales? En segundo lugar, la Justicia. Los jueces no tienen un mínimo background técnico (que no tiene nada que ver con el conocimiento de la ley, que puede ser muy profundo) que les permita tener un criterio técnico propio de base a la hora de juzgar. La consecuencia primaria de este hecho, consistente en definitiva en una falta radical de formación técnico- científica, es que pueden dar crédito a las tesis más descabelladas que les puedan presentar -con decisión y pocos miramientos, por decirlo suavemente- algún abogado y algún perito de parte en la defensa de una empresa durante un juicio. La consecuencia inmediata es que, si desgraciadamente todo esto ocurre, pueden resultar muy perjudicados los trabajadores / as antes mencionados, que han sufrido daños en el desempeño de su actividad, que no se les reconocerán, bien en cuanto a su naturaleza patológica o el agente etiológico causante de sus trastornos (la sustancia química en sí o el agente biológico), bien en cuanto a su origen laboral, pero que seguro tendrán efectos y consecuencias para el resto de sus vidas. 34