PROTECCIÓN LABORAL 86 | 1oTrimestre16 Riesgo Químico acaricidas, nematocidas o molusquicidas, un cóctel venenoso contra el que hay que protegerse. Los tóxicos pueden entrar en el cuerpo por la boca (ingestión), por los pulmones (inhalación), por la piel intacta (absorción percutánea) o por heridas en la piel (inoculación). La posibilidad y el grado de absorción cutánea varían con el producto químico; algunos de éstos ejercen una acción directa sobre la piel, causando dermatitis. Sobre los fertilizantes, sólo decir que la base más común a todos ellos es el amoníaco, conocido sobradamente por su condición de alérgeno y por provocar la irritación de la piel, ojos y vías respiratorias. También puede provocar quemaduras, y es inflamable. El mecanismo toxico-cinético (evolución de la intoxicación en el organismo) varía en función del contaminante. En cualquier caso, estamos ante un problema de higiene laboral integral: en primer lugar pagarán la factura nuestras manos y, a posteriori, el cóctel de productos químicos ocasionará otras dolencias menos visibles –generalmente internas e inespecíficas- como cefaleas, anorexia, nerviosismo, insomnio, alteraciones digestivas, prurito, alteraciones respiratorias y de las mucosas, alteraciones de la visión, etc. Menospreciar el riesgo químico de los fitosanitarios equivale a truncar el talento, la capacidad laboral y la calidad de vida de los trabajadores. Nos hemos centrado en los usuarios finales de fitosanitarios por ser los que tienen mayor posibilidad de exposición. Sin embargo, conviene precisar que el riesgo químico inherente a estos productos afecta a todos los trabajadores que intervienen en la cadena de vida de la sustancia, desde la formulación y fabricación a la venta, pasando por el transporte y almacenaje. ·Neurotoxinas El uso de pesticidas o fitosanitarios aumenta el riesgo de exposición a neurotóxicos, que pueden causar un envenenamiento insidioso y, por tanto, difícil de detectar en una etapa temprana. Pese a la normativa sobre PRL y la normativa específica del sector químico (REACH), “numerosas empresas no otorgan la importancia debida a la eliminación o sustitución de las sustancias peligrosas. La gestión de los riesgos químicos es especialmente deficiente en las pequeñas y medianas empresas y entre los subcontratistas”, advierte la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo. La sustancia neurotóxica normalmente en forma de vapor, niebla o aerosol, penetra en el organismo a través de las vías respiratorias, pudiendo incorporarse directamente su carga nociva al caudal sanguíneo, lo que hace que ésta sea la vía con mayor potencial lesivo para el individuo afectado. Las vías respiratorias superiores (nariz, boca, laringe y faringe) constituyen el punto de entrada más importante. Según el experto en PRL, Manuel Jesús Falagán, autor de Higiene Industrial Aplicada, “se trata de un ‘sistema rápido’ dado que hay una considerable superficie de absorción del tóxico y una barrera frágil de 0,00001 mm de espesor, así como un sistema franco debido a su contacto directo con el sistema circulatorio (oxígeno celular)”. Falagán afirma que “cualquier sustancia suspendida en el ambiente puede ser inhalada, pero sólo las partículas que cuenten con un tamaño apropiado alcanzarán los alvéolos pulmonares (...) Los vapores, gases y aerosoles no rechazados por las defensas naturales del individuo podrán llegar a los alvéolos, lugar donde se produce el paso del oxígeno a la sangre, produciendo daños locales o atravesándolos para incorporarse a la sangre y, así, ser distribuidos por todo el cuerpo junto con el oxígeno”. Este autor también señala que “la porción total de contaminante absorbida por vía inhalatoria quedará supeditada a su concentración en la atmósfera de trabajo, al tiempo de exposición y a la ventilación pulmonar”. Una vez en los alvéolos pulmonares, los tóxicos pueden absorberse por diferente mecanismos (difusión pasiva, fagocitosis, o difusión linfática), siendo ésta última la más grave, ya que la toxina llega rápidamente a la sangre a través de la circulación, produciéndose una perniciosa y casi inmediata concentración hematológica que origina cuadros clínicos graves. Los neurotóxicos también pueden absorberse por vía dérmica, que hará mucho más lenta la llegada de la carga nociva al torrente sanguíneo; y por vía digestiva, a través de la boca, por contacto con las manos, bebidas, alimentos y cigarrillos contaminados. 31