PROTECCIÓN LABORAL 86 | 1oTrimestre 2016 Ergonomía trabajadores mayores. Esto, a su vez, hará que tengamos que comenzar a elaborar planes de promoción de la salud en el trabajo (PST) que nos ayuden a abordar el envejecimiento y las enfermedades crónicas de los empleados para mejorar las condiciones laborales de este colectivo. Frente a esta casuística, es imprescindible evaluar correctamente los puestos de trabajo y ofrecer una adecuada formación a los profesionales sanitarios para la prevención de lesiones musculoesqueléticas (LME) derivadas de la carga física de trabajo. Factores de riesgo en la movilización de usuarios Cuando hablamos de tareas de movilización es habitual prestar atención únicamente a los factores ergonómicos, ya que la cantidad de esfuerzo físico necesario para ejecutar la tarea (como levantar, empujar o tirar), la adopción de posiciones inadecuadas para el cuerpo (como inclinarse sobre una cama, arrodillarse o girar el tronco para alcanzar al usuario), y asistirle en las AVD básicas (higiene personal, alimentación,...) son elementos que favorecen la aparición de LME. En algunas ocasiones puede existir la repetición de una maniobra: realización del mismo patrón o serie de movimientos de manera continuada o frecuente durante la jornada de trabajo (en la movilización, se trataría de movimientos repetidos contra-resistencia). Sin embargo, existen aspectos organizacionales e individuales que influyen en la aparición de LME y en los que el empresario puede intervenir para minimizar el impacto de la carga de trabajo. Como son el ritmo de trabajo alto (cuando se trabaja con prisas, se trabaja a más velocidad y no siempre respetando los protocolos de movilización), las demandas psicológicas que pueden contribuir a aumentar la tensión muscular y la falta de autonomía para gestionar las tareas debido a horarios laborales estrictos, con pocas posibilidades de decidir el tiempo de los períodos de descanso, limitan una recuperación muscular adecuada. En cualquier caso, los factores individuales como la edad, el género y la forma física del trabajador influyen sobre el tono muscular y su predisposición a padecer LME. La formación y conocimiento específicos en movilización de usuarios será importante para minimizar el impacto lesivo sobre este colectivo. Evaluación del riesgo ergonómico en tareas de movilización Actualmente existe una metodología específica para evaluar este tipo de tareas y cuantificar en qué medida contribuyen los diferentes factores de riesgo: el método MAPO (Movilización Asistencial de Pacientes Hospitalizados). Dicha metodología queda recogida en la norma ISO/TR 12296 Ergonomics -Manual handling of people in the healthcare sector- y se describe de forma sintetizada en la NTP-907 (Evaluación del riesgo por manipulación manual de pacientes: método MAPO). El método MAPO permite obtener un índice de riesgo de LME en la movilización de pacientes, teniendo en cuenta: el ratio de usuarios (colaboradores y parcialmente colaboradores) por trabajador, el número de ayudas técnicas de elevación (grúas), el número de productos de apoyo para realizar transferencias y/o cambios posturales (sábanas deslizantes, tablas de transferencia, camas ergonómicas, etc.), el número de sillas de ruedas, las condiciones del entorno donde se realiza la movilización y la formación teórico-práctica de los trabajadores que llevan a cabo estas tareas. Una correcta gestión de los diferentes factores de riesgo ayudará a minimizar el impacto de las LME en el sector socio- sanitario. No obstante, se trata de un proceso de mejora continua del que hay que verificar periódicamente su eficacia. Recomendaciones en la movilización de usuarios A la hora de ofrecer una formación adecuada para garantizar movilizaciones de usuarios, se aconseja enfatizar en las siguientes recomendaciones posturales para minimizar el esfuerzo y prevenir LME [imagen 3]. -Mantener la espalda erguida (respetando las curvas fisiológicas). -Adoptar una base de sustentación amplia (pies separados). -Ejercer la fuerza con las piernas flexionadas (flexión de rodillas y del tronco sobre las caderas). -Aprovechar el contrapeso del propio cuerpo, y la inercia del cuerpo del usuario. -Contraer los músculos abdominales y glúteos para estabilizar la pelvis (bascular adecuadamente la pelvis es una herramienta clave para proteger la espalda). -Mantener al usuario próximo a Proyección de Población a Largo Plazo (INE). Imágen 2 2