Ergonomía  PROTECCIÓN LABORAL 85 | 4oTrimestre15 26 claros de que exista un trastorno específico. En el conjunto de la UE más del 25% de los trabajadores se queja de dolor de espalda y el 23% de dolores musculares. Los TME constituyen en España, al igual que en el conjunto de Europa, el problema de salud más frecuente relacionado con el trabajo. Aproximadamente, un tercio del total de los accidentes de trabajo registrados con baja médica corresponden a dolencias dorso- lumbares. Además, casi nueve de cada diez enfermedades profesionales declaradas comportan daños musculo-esqueléticos. La incidencia de estos factores es elevada en los centros de trabajo: un 9% de los trabajadores desarrollan su función siempre o casi siempre en posturas dolorosas o fatigantes, el 7% debe ejercer una fuerza importante y un 28% realiza movimientos repetitivos de mano o brazo durante el trabajo. Así se entiende que los TME representen la primera causa de baja laboral en España. Según fuentes sindicales, “es una enfermedad profesional de gran relevancia, que en 1989 suponía el 32% del total de enfermedades profesionales y hoy en día supone el 73%, por lo que la lucha contra estos trastornos resulta una prioridad absoluta”. Evaluar la carga Las prioridades pasan por el desarrollo de herramientas para evaluar la carga o sobrecarga total en el sistema musculo- esquelético. Los ergónomos recomiendan actualmente que la evaluación del riesgo debería considerar la carga total sobre el cuerpo sin diferenciar entre el manejo de cargas pesadas y otros esfuerzos posturales. Existe también la necesidad de desarrollar guías de evaluación e intervenciones que tengan en cuenta los trastornos musculo- esqueléticos con otros factores de riesgo como el estrés, la fatiga, vibraciones, o bajas temperaturas. En segundo lugar, es preciso desarrollar métodos de evaluación e intervención, junto con medidas preventivas, particularmente en relación con ciertas lagunas de conocimiento, como, por ejemplo: -Trastornos musculo-esqueléticos a los que se ha prestado poca atención, tales como trabajar de pie y otros trabajos estáticos. -Sectores específicos, por ejemplo: asistencia a domicilio, residencias y hospitales; entregas a domicilio; hostelería, servicio de limpieza, trabajo doméstico. -Métodos de evaluación adecuados para una fuerza de trabajo cada vez más diversa. -Nuevas fuentes de riesgo, como por ejemplo, lugares de trabajo con múltiples pantallas de visualización; dispositivos con entrada de datos sin teclado; uso de ordenadores de mano, etc. Es esencial que se preste la atención necesaria al buen diseño ergonómico de las nuevas tecnologías. Vale la pena tener en cuenta otros riesgos físicos combinados que pueden presentar los trabajadores: -Falta de ejercicio físico -Exposición combinada a las vibraciones y a las posturas forzadas y trabajo muscular. -Baja concienciación sobre los riesgos térmicos entre los grupos de trabajadores poco cualificados expuestos a condiciones térmicas adversas. -Complejidad de las nuevas tecnologías, de los procesos de trabajo y de las interacciones persona-máquina. -Protección insuficiente para grupos de alto riesgo contra los riesgos ergonómicos provenientes de estar mucho tiempo de pie. -Aumento general de la exposición a las radiaciones ultravioletas durante y fuera del tiempo de trabajo Prevención de los TME La prevención ha de considerar tres premisas básicas: se requiere una actuación interdisciplinar (ergónomos, médicos, psicólogos, empresa y trabajadores); no existen soluciones universales para casos que suelen ser singulares; la prevención puede obtener muy buen resultado si es suficientemente precoz. La acción preventiva, que debe incluir la identificación y control de los factores de riesgo, se ejerce en varias fases: ·Prevención primaria Incluye el diseño adecuado, en la fase de planificación, de los puestos de trabajo, herramientas y procesos, con vistas a disminuir el uso de la fuerza, los movimientos repetitivos o la adopción de posturas forzadas o inadecuadas. Sobre este particular conviene tener en cuenta que los esfuerzos prolongados no deben superar el 30-35% de la fuerza máxima de una persona, y que es peor la intensidad del esfuerzo que la duración del mismo. También forman parte de la prevención primaria las medidas organizativas: distribución adecuada del tiempo de trabajo, rotaciones efectivas (no tiene sentido cambiar de trabajo si se siguen utilizando los mismos grupos musculares), disminuir o evitar posibles fuentes de estrés laboral (factores psicosociales), realización de ejercicios físicos en el trabajo - calentamiento, estiramiento), incorporación escalonada al ritmo de trabajo. Ello debe complementarse con la formación- información del trabajador, bajo la premisa de que debe ser una formación práctica adaptada a la realidad del puesto de trabajo. ·Prevención secundaria Juega un papel fundamental la vigilancia de la salud periódica de los trabajadores. La misma tiene varios pilares básicos: cuestionarios de síntomas y exámenes de salud específicos, consultas espontáneas, vigilancia del absentismo por motivos de salud, promoción de la salud en el trabajo, etc. La vigilancia de la salud basada exclusivamente en los reconocimientos médicos anuales (e inespecíficos) está abocada al fracaso (que equivale a no detectar a tiempo los problemas). Por ello, resulta de utilidad recurrir a los cuestionarios de síntomas con periodicidades cortas, fomentando al mismo tiempo las consultas espontáneas de los trabajadores. Los trabajadores y los prevencionistas deben conocer otras premisas universales relacionadas con el trabajo: -Cualquier postura sólo es cómoda durante un cierto tiempo (estamos hechos para el movimiento). -La postura viene determinada por el puesto de trabajo. -El aparato locomotor lo usamos tanto si queremos como si no. -La recuperación de los TME puede ser total si se actúa precozmente.