Ergonomía  PROTECCIÓN LABORAL 85 | 4oTrimestre15 Principales tipos de TME Localización Tipo de lesión Hombros-codos -Tendinitis -Epicondilitis -Dolor -Limitación de la movilidad -Bursitis, etc. Mano-muñeca -Tendinitis -Tenosinovitis -Compresión de los nervios (síndrome del túnel carpiano, etc.) -Dolor -Parestesias -Atrofia muscular, etc. Espalda-cuello -Afectación de los discos intervertebrales (protrusión, hernia...) -Dolor por contractura muscular -Dolor radicular por compresión nerviosa (p. ej. Ciática, etc.) -Parálisis o parestesias -Atrofia muscular, etc. 24 vertebral (especialmente la zona cervical y lumbar). Las estructuras más afectadas son las denominadas como ‘partes blandas’: tendones, nervios, vasos, ligamentos, músculos y discos intervertebrales. Todos los cuadros comparten las características clínicas y evolutivas, que se manifiestan en sintomatología como el dolor, que se combina con síndromes de fatiga, incapacidad funcional, disminución de la movilidad, tumefacción y alteraciones de la sensibilidad. Estos cuadros pueden aparecer de forma aguda (en cuyo caso se declara como un accidente laboral) o, como es más frecuente, de forma insidiosa (no da la cara) y progresiva. “La clínica comienza siendo poco intensa, inconstante, relacionada con determinadas actividades y reversible. Si no se adoptan medidas preventivas en esta fase inicial, el proceso evoluciona y acaba siendo intenso, constante, relacionado con cualquier actividad laboral y extra-laboral e irreversible”, afirma Rafel Panadès. Los estadios clínicos, que van de la fase 0 a la fase 3, son: 0 (molestia), 1 (dolor-fatiga), 2 (persistencia de los síntomas-disminución de la capacidad), 3 (síntomas constantes y afectación para el trabajo). En cuanto a la clasificación, cabe decir que los TME se agrupan en función de las estructuras afectadas. Los cuadros adjuntos relacionan las afecciones más frecuentes. El trabajo damnifica Las patologías ósteo-musculares (afectan a músculos, huesos, cartílago) asociadas al trabajo son procesos conocidos desde hace muchos siglos. Sin embargo, durante las últimas décadas, el mundo industrializado está asistiendo a un incremento constante de este tipo de patologías que, en parte, son un tributo a la bipedestación y, en parte, a la sociedad del trabajo. Las estimaciones de morbilidad pueden variar según la procedencia de los datos y otras muchas variables, aunque la conclusión palmaria es que el trabajo damnifica, y lo hace en mayor medida cuando no se produce una recuperación de la fatiga fisiológica. Estas patologías se manifiestan a través de los temidos TME. Son alteraciones causadas o agravadas principalmente por realizar un trabajo y por los efectos del entorno inmediato en el que se realiza dicho trabajo. La mayor parte de los TME son trastornos acumulativos resultantes de una manipulación repetida de cargas de intensidad baja o elevada durante un periodo prolongado. Tales trastornos afectan principalmente a la espalda, cuello, hombros y extremidades superiores, aunque también pueden afectar a las inferiores. Algunos TME, como el síndrome del túnel carpiano en la muñeca, reciben su nombre por los síntomas claramente definidos que producen. Otros no lo son tanto, ya que únicamente se observa dolor o incomodidad sin síntomas Dolor de espalda El dolor de espalda es una de las afecciones con mayor prevalencia. Aproximadamente el 80% de la población padece al menos un episodio de dolor de espalda en el transcurso de su vida, según datos que proporciona la ASST. Las malas posturas y un mobiliario de oficina inadecuado o mal colocado son la causa de que un elevado porcentaje de las personas que trabajan en oficinas lo padezcan, siendo una de las causas más frecuentes de absentismo laboral. Según la página “Web de la espalda” (www.webdelaespalda.org), “si la baja laboral por dolor de espalda se prolonga hasta las 4 semanas hay que tomar medidas específicas, pues los trabajadores que alcanzan ese plazo tienen entre un 10 y un 40% (según los ámbitos) de posibilidades de seguir de baja 1 año después. Y prácticamente ninguno de los que sufre una baja de más de 1 año puede volver a llevar una vida normal, activa y sin dolor, con independencia de su diagnóstico original o de los tratamientos recibidos o que se le apliquen después. Esa situación es perjudicial para la empresa y el erario público por los costes que conlleva pero, sobre todo, para el trabajador por las secuelas que entraña”. Entre los factores desencadenantes del dolor de espalda podemos reseñar: -Esfuerzo muy intenso. -Repetición de esfuerzos excesivos, aunque no muy intensos. -Adopción de posturas inadecuadas, que pueden sobrecargar la musculatura o las estructuras de la columna vertebral. -Sedentarismo. Los trastornos aumentan si la persona trabaja en posición sentada. -Estrés. Una persona estresada está sometida a fuertes contracciones musculares que repercuten en la columna. -Insatisfacción. Los estudios realizados en el ámbito laboral reflejan que la insatisfacción con el puesto de trabajo aumenta el riesgo de padecer dolor de espalda. -Transportar cargas, etc.