Tribuna  PROTECCIÓN LABORAL 84 | 3oTrimestre15 LIDERANDO en mayúsculas *Dr. Miguel Ángel Serrat. Perito Judicial, experto en accidentes laborales y prevención de riesgos tecnológicos y laborales. Hablar de liderazgo es fácil, pero hablar del verdadero y auténtico liderazgo, es otra cuestión. Los auténticos líde- res no se distinguen sólo por su talento (¿inna- to?) o por su extraordinario dominio emocio- nal y decisorio en situaciones difíciles, sino por su capacidad de inspirar en otros senti- mientos positivos que, sin lugar a dudas, con- tribuyen a acrecentar su pasión, felicidad y entusiasmo. El verdadero líder es un estimula- dor de virtudes que, gracias a sus habilidades sociales, sabe contagiar al equipo, valores como la ética, confianza, credibilidad, hones- tidad, responsabilidad, lealtad, respeto, cali- dad y eficiencia en el desempeño de sus debe- res, creatividad, sensibilidad, bienestar, compromiso y, principalmente contagiar de la suficiente energía positiva que induce al personal a adoptar, también, actitudes de lide- razgo tangibles. Este sumatorio virtuoso, se materializará, sin lugar a dudas, en un valor económico real, también para la empresa, que ayudará al logro de sus objetivos: productivi- dad, calidad, crecimiento, confianza, salud y, a su vez, prestigio en la comunidad a través de su responsabilidad social. Transformando el entorno Todas estas virtudes y habilidades sociales del verdadero líder son aptitudes que predis- ponen a manejar eficazmente las relaciones personales y laborales, prestando la precisa atención a las emociones de las personas de su entorno y pudiendo persuadir e influir positivamente en los otros. Todos conocemos o hemos conocido a líde- res sobresalientes. Son dirigentes altamente preparados, que adoptan actitudes abiertas, responsables y cooperativas, basadas en la más estricta ética empresarial, adaptándolas a la forma de trabajar de la organización. Hacen llegar de forma fluida, sin mucho esfuerzo, los valores corporativos, antes nombrados, a todos los integrantes del orga- nigrama empresarial asegurándose de que todas las personas trabajadoras a su cargo se impliquen y comprendan el objeto y la misión del proyecto empresarial y partici- pen de la visión y los valores promovidos por la organización. Con ello consiguen promo- cionar entornos laborales saludables donde prima el bienestar físico y psicológico del personal, la valoración del equipo y el traba- jo efectivo y afectivo. Gestión emocional Otra virtud a destacar del buen líder es su inmensa capacidad de gestión emocional, tanto propia como ajena. Meta tan fácil de conseguir para algunos, y tan difícil o inal- canzable para otros, ¿verdad? Se puede afir- mar que el estado de ánimo del líder verdade- ro también impacta en el estado de ánimo de las personas que le rodean. En este sentido, se habla del carácter, también poderosamen- te contagioso, entre los seres humanos, de las emociones. ¿Pero, realmente todo es tan perfecto y de color de rosa en el mundo del liderazgo empresarial? ¿Realmente es innato el poder de liderazgo? ¿O bien también somos cono- cedores de que nos rodean lideres NI-NI-NI, que ni pueden ni saben ni quieren gestionar debidamente las emociones positivas y nega- tivas propias y/o ajenas? ¿Qué sucede en el entorno laboral cuando los líderes no son tan sobresalientes, verdaderos y virtuosos? La respuesta a todas estas preguntas es senci- lla y bien conocida; en estos contextos es cuando se producen situaciones y escenarios nocivos que generan un sufrimiento físico y psíquico intenso al personal, foco principal del malestar y del absentismo laboral. Organizaciones enfermas Al frente de estas organizaciones física o psi- cológicamente nocivas, en la mayoría de oca- siones, suele haber un directivo o líder tam- bién nocivo, con intereses y necesidades personales, frecuentemente alejadas de las de la organización empresarial y del resto de per- sonas trabajadoras, que en ella realizan sus tareas habituales. Este pseudo-líder, a menudo un ser narcisista, aislado emocionalmente, desconfiado, sólo preocupado por su engran- decimiento personal y triunfo, poder y gloria, se caracteriza especialmente por su falta abso- luta de empatía con la gente que trabaja en su entorno, generando con sus actitudes y con- ductas, más nocividad empresarial, hiriendo, como una sustancia tóxica y altamente dañi- na, la motivación y la vitalidad del personal y, consecuentemente, la energía de toda la orga- nización. Este modelo de liderazgo, bien sabe- mos que provoca graves efectos perniciosos en la gestión integral de la empresa, pertur- bando y trastornando el tan preciado y volátil bienestar laboral. Liderazgo ético Así pues, los responsables, líderes y directi- vos que se precien en mejorar la competiti- vidad de su organización, frente a la agresiva competencia, frente a sus grupos de interés, su equipo o frente a la propia sociedad, tie- nen el deber de decidir y de liderar con prin- cipios, valores y actitudes éticas, sin olvidar nunca prestar la debida atención al bienestar o malestar físico y psicológico de su perso- nal; bienestar o malestar que puede fácil- mente emanar de su modelo de liderazgo. Es un requisito imprescindible que las organi- zaciones seleccionen y dispongan de LÍDE- RES empresariales en mayúsculas, verdade- ros/as, gestores/as, de personas trabajadoras, que promuevan y potencien una cultura corporativa basada en compro- miso y en la implicación saludable de todo el personal. Para ello, sólo existe un camino. El liderazgo de nuestras organizaciones empresariales debe basarse en modelos de dirección inteli- gentes, orientados a mantener la deseada “salud corporativa integral”, permitiendo que las empresas se conviertan en sistemas vivos, sanos y seguros, que se retroalimenten a sí mismos, y consiguiendo, a su vez, alentar equipos, física y psicológicamente, cada vez más vivos, sanos, seguros, capaces y motiva- dos. Al fin y al cabo, la ciudadanía laboral es el motor principal que hace LATIR, también en mayúsculas, a los verdaderos líderes y a las verdaderas organizaciones. 96