PROTECCIÓN LABORAL 84 | 3oTrimestre15 Riesgos emergentes través de los animales pasan a la cadena trófi- ca). Algunos de estos contaminantes (disrup- tores endocrinos) tienen efectos hormonales, pudiendo inducir mutaciones en la reproduc- ción de los seres vivos (personas incluidas). Por sus características intrínsecas y sus toxico- cinética (evolución en los organismos infecta- dos), los COP desarrollan procesos de bio-acu- mulación y bio-magnificación. Dada su resistencia a la degradación, los COP acaban diseminándose por todo el planeta, apareciendo en lugares donde no han sido empleados, especialmente las zonas frías del globo terrestre. Pese a vivir muy lejos de los lugares donde se emplean y liberan estas sus- tancias, los esquimales –también la fauna polar- han acumulado en sus tejidos, a través de la alimentación, altas concentraciones de compuestos como los PCB, circunstancia que está provocando los más diversos problemas de salud, sobre todo reproductivos. El potencial nocivo de los COP no sólo amena- za la salud de los seres vivos, también supo- nen un riesgo para el medio ambiente. Así pues, la prioridad es la eliminación o sustitu- ción de estas sustancias, evitándose la exposi- ción (no existen niveles seguros de exposi- ción debido a su persistencia). Particularmente, debe evitarse la exposición de mujeres en edad de concebir, gestantes y criaturas lactantes. El que no se usen los productos alternativos (cuando éstos existen) obedece a una inercia –de imposible justificación- basada en intere- ses comerciales. Efectos biológicos de los COP Los COP afectan a los seres humanos, anima- les y medio ambiente, causando daños que muestran síntomas agudos y crónicos. Los ‘nasciturus’ (literalmente, el que ha de nacer) se hallan expuestos desde la concepción, pues estos contaminantes pueden atravesar la placenta, además de excretarse en la leche materna (contaminación durante la lactancia). Los COP son susceptibles de producir defec- tos en la circulación sanguínea, en la forma- ción del aparato urinario, alteraciones neuro- lógicas, nacimientos con malformaciones, cánceres y alteraciones genéticas. Desencadenan indeseables efectos endocri- nos u hormonales. Los COP pueden suplantar a las hormonas, inducir una respuesta fuera de tiempo o cerrar la entrada e inhibir la respues- ta, ocasionando trastornos de desarrollo reproductivo, disminución de esperma, defec- tos de nacimiento, pérdida de fertilidad, aumento de la hiperactividad en niños, pro- blemas de aprendizaje, entre otros. Los efec- tos en el ecosistema incluyen feminización de machos y masculinización de hembras y com- portamientos anormales. En España, entre los generadores de COP se pueden mencionar la fabricación y uso de productos químicos, reciclado de metales, blanqueo de pulpa de papel, combustión de carbón vegetal, fundición de cables de cobre (revestidos con policloruro de vinilo, PVC), incineradores (de residuos municipa- les, peligrosos, médicos), quema a cielo abierto, combustión de madera, etc. ·Potencial nocivo durante décadas El periodo de latencia de estos compuestos no se está teniendo en cuenta en nuestra sociedad. Por ejemplo, el DDT se prohibió a mediados de los años 70 y, treinta y cinco años después, todavía encontramos sus tra- zas en el 88% de la población. Se sospecha con fundamento que muchos de estos contaminantes actuaron –y actúan- como catalizadores de enfermedades y trastornos prevalentes en la actualidad, como son la infertilidad, malformaciones congénitas, problemas de aprendizaje y desarrollo neuro-conductual, obesidad, diabetes, varios tipos de cáncer, o enfermedades neuro-degenerativas (Alzheimer, Parkinson, etc). Miquel Porta admite que “es cierto que el conocimiento sobre los efectos adversos de los COP está lleno de incertidumbres, pero ello no debe ser obstáculo para que actuemos contra sus efectos más perniciosos”. Por suerte, la mayoría de la población tiene concentraciones de COP muy inferiores a las de una relativa minoría. Pero en esta minoría se encuentran personas con con- centraciones muy superiores a las que consi- deraríamos como tasa normal. Sin ánimo de crear alarma, también conviene tener pre- sente que, según los expertos, la lista de contaminantes tóxicos persistentes es mucho más extensa que la lista “regulada oficialmente”, y que, como siempre ocurre en estos casos, las consecuencias no se verán hasta dentro de unos años. Así pues, no está de más ir empezando a prevenir. Miquel Porta cree que, para afrontar el pro- blema (de salud tanto pública como labo- ral), la sociedad debe “informarse, concien- ciarse y organizarse...”, apoyando, entre otras iniciativas, “la investigación sobre salud y medio ambiente”, pues al fin y a la postre, según dice “todo depende de cómo queramos vivir (y morir)”. La bio-ingeniería y los cultivos transgénicos están cuestionados entre otros motivos por ir asociados a herbicidas como el glifosato 45