Salud ambiental PROTECCIÓN LABORAL 84 | 3oTrimestre15 Fracking (fracturación hidráulica): hurgando en las entrañas de la tierra La fracturación hidráulica, la técnica de inyectar agua a presión en la roca de esquisto para liberar el petróleo o gas que con- tiene, se ha generalizado en EE.UU, en el marco de una política de autosuficiencia energética. La técnica, que parece no ser la panacea como proveedora de energía a medio-largo plazo, despierta, además, la preocupación medioambiental por la posible contaminación del agua, filtración de metano y, en menor medida, los temblores (micro-sis- mos) que provocan las perforaciones. Como veremos, el fracking es una técnica cuestionada. *Manuel Domene. Periodista La controversia está servida, con incondicionales y detractores, que airean ventajas e inconvenientes, según sea el caso, en un contexto en que la preocupación medioambiental por la quema de combustibles fósiles o el calentamiento global gana simpatizantes en todo el mundo. El fracking, prohibido por unos países o aplazado con moratorias en otros, suscita un debate social que no es gratuito como veremos en este artículo. ¿Por qué el fracking? La respuesta es sencilla: para aprovechar recursos no explotados almacenados bajo la forma de lo que se conoce como “hidrocarbu- ros no convencionales”. Veamos el alcance de esta clasificación: -Hidrocarburos convencionales. El pro- ducto ha migrado desde la roca madre a una bolsa, perforada la cual, salen a la superficie por encontrarse sometidos a presión. Ésta es la situación de la mayoría de las explotaciones petroleras mundiales. -Hidrocarburos no convencionales. El producto no ha migrado a un reservorio sino que se encuentra en determinadas rocas (esquistos), por lo que la extracción hace necesario fracturar la roca. El fracking y sus métodos La fracturación hidráulica, o fracking, es una técnica ideada para recuperar petróleo y gas de los esquistos. Esta categoría de rocas (del griego, ‘escindido’) se caracterizan por su alto contenido en minerales laminados, lo que favorece su fragmentación o exfoliación (capas). En uso desde los años 40 del siglo pasado, el fracking es el proceso de perforación del sub- suelo previo a la inyección de una mezcla líquida a alta presión en la roca para liberar el El fracking consume millones de litros de agua, que es contaminada gas o crudo que almacena. Dicha inyección, que contiene agua, arena y diversos produc- tos químicos, puede llevarse a cabo en vertical o, por lo general, realizando una sondeo hori- zontal sobre la capa rocosa. El proceso crea vías para el afloramiento de los hidrocarburos no convencionales, o bien para prolongar canales ya existentes. “Se basa en un pozo (vertical o con diferentes ángulos de inclina- ción), de entre 1,6 y 3 kilómetros, o más, que debe estar encajado en un sarcófago de acero y/o cemento para asegurar que no hay riesgo de filtración hacia los acuíferos”, según la Environmental Protection Agency (EPA) de Estados Unidos. ·Metodología para mantener la presión intra-terráquea El afloramiento de hidrocarburos puede dis- 16 El ‘vómito’ del subsuelo hidro-fracturado La potencial peligrosidad del fracking se ve aumentada por el empleo de sustancias químicas que se añaden a los líquidos de inyección. En países como el Reino Unido y España, las compañías están obligadas a divulgar la lista de aditivos químicos que utilizan. En Estados Unidos la industria estableció una base de datos de carácter voluntario (Fracfocus), aunque cada estado tiene la potestad de decidir si las empre- sas deben hacer pública dicha información. Uno de los problemas medioambientales que plantea el fracking es la gestión de las “aguas de reflujo” (vuelven del subsuelo tras el proceso de fracturación) y, obviamente, son aguas resi- duales muy contaminadas. “Una vez que comienza a fluir el gas, entre el 25% y el 75% del fluido de fracturación con adi- tivos que fue inyectado a alta presión vuelve a la superficie, según el informe del 2014 de la Royal Society. El almacenaje de las aguas de reflujo plantea problemas. “La toxicidad potencial de las aguas residuales es difícil de evaluar debido a que muchos aditivos químicos usados en el fluido de fracturación hidráulica son secreto comercial no divulgado”, afirma Trevor Penning, jefe del centro de toxicología de la Universidad de Pensilvania. Salvando las distancias, basta recordar el desastre ecológico que supuso el vertido de la balsa de lodos de las minas de Aznalcóllar.