Información empresarial PROTECCIÓN LABORAL 83 | 2oTrimestre15 48 Mape advierte de los riesgos que conlleva la inhalación de partículas y sustancias aerodispersas La salud respiratoria tiene muchos desafíos en el campo laboral. Cada año mueren en España 18.000 personas víctimas de EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica). Mape, empresa pionera en la protección de los trabajadores, se hace eco de diversos informes que advierten del elevado riesgo respiratorio en el sector de la construcción y en los múltiples sectores que emplean productos químicos, entre éstos, agricultu- ra, horticultura y jardinería. Convencida de que la relajación es incompatible con la seguridad labo- ral, el distribuidor de EPI, Mape Seguridad, llama la atención sobre un estu- dio epidemiológico, publicado recientemen- te en la revista ‘International Journal of Can- cer’, según el cual “los albañiles tienen un riesgo incrementado de cáncer de pulmón”. Los investigadores lo atribuyen a la exposi- ción regular a un “cóctel” de sustancias can- cerígenas (en especial la sílice libre cristali- na), que desarrollan efectos sinérgicos, lo que incrementa su potencial nocivo. Según el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), “el índice de incidencia de enfermedades causadas por agentes químicos en el sector de la construc- ción presenta uno de los valores más altos”. Los riesgos están relacionadas con agentes como las nanopartículas, resinas epoxi, fibras minerales artificiales, isocianatos, disolventes orgánicos, polvos de sílice cris- talina, polvos de madera y humos de escape de motores diesel. Ambiente polucionado La sílice cristalina, que se encuentra en la arena, grava, arcilla, piedra, etc., se libera en numerosas operaciones de construcción, tales como el corte, amolado o mecanizado de materiales, incluyendo los cerámicos. Casi el 20% de la fuerza laboral en la industria de la construcción está expuesta regularmente al polvo de sílice cristalina. Actualmente, la síli- ce cristalina no está cubierta por la directiva de la UE sobre sustancias cancerígenas a pesar de que su efecto cancerígeno está ampliamen- te demostrado. Tampoco se ha definido un valor límite de exposición profesional (VLE) vinculante para la misma. En contacto con la piel provoca abrasión mecánica, daño a los ojos y lesiones oculares. Su inhalación puede causar irritación de la nariz, la garganta y las vías respiratorias. La exposición crónica a partículas de polvo inha- lables (se depositan en los pulmones) puede producir silicosis, dolencia incluida en la lista de enfermedades profesionales (E. P.). Cabe puntualizar que estudios recientes han lleva- do a la IARC a clasificar el polvo de sílice como carcinogénico del grupo 1. De hecho, la sílice cristalina está considerada como el tercer agente carcinogénico más frecuente en el trabajo de entre los 139 cubiertos por el proyecto CAREX (CARcinogen EXposure). El polvo de la madera es responsable, entre otras, de enfermedades como el cáncer de senos nasales. El aserrado y mecanización de la madera genera polvos; es decir partículas sólidas dispersas en el ambiente debido a la disgregación de la madera o su corteza. El ries- go para la salud de los trabajadores viene determinado por el tipo de madera (dura o blanda). En la construcción se emplean ambos tipos, no siempre conocidos por el usuario, lo que suele dificultar la evaluación del riesgo que conlleva la exposición. Los humos de motores diesel proceden del hollín o carbonilla, y están constituidos princi- palmente por micro-partículas que se inhalan fácilmente y se depositan en la parte baja de los pulmones, generando efectos nocivos para la salud. Los contaminantes depositados en los pulmo- nes generan una reacción fisiológica de defen- sa: el tejido pulmonar envuelve o tiende a ‘encapsular’ las partículas, lo que suele desen- cadenar fibrosis o –aún peor- aparición de neoplasias y procesos carcinogénicos. Sustancias químicas aerodispersas Sobre el riesgo químico, Mape apela al infor- me de EU-OSHA, ‘Previsiones de los expertos sobre Riesgos Químicos Emergentes’, según el cual “el 21% de los trabajadores afirma que en su puesto de trabajo respira o inhala polvo, humos, gases o vapores tóxicos”. La mayoría de dichas sustancias tienen la consideración de neurotoxinas. En el ámbito laboral revis- ten un riesgo evidente para la salud los disol- ventes, metales pesados (plomo, manganeso, etc.), pesticidas, fertilizantes, fitosanitarios, etc. El daño neurológico por exposición a sus- tancias químicas causa enfermedades invali- dantes y degenerativas: la alta concentración de una neurotoxina induce la muerte celular. La sintomatología incluye la pérdida del con- trol motor (descoordinación, disfunción del sistema nervioso y otros problemas neurológi- cos). En la agricultura se maneja gran cantidad de sustancias químicas, con el agravante de que los trabajadores agrícolas tienen una escasa consciencia de los riesgos que manipulan, lo que dificulta la prevención, condicionando una respuesta reactiva –que no preventiva- cuando el daño ya se ha producido. Suministro de aire respirable Como prescriptora de EPI, Mape señala que “los equipos motorizados son una solución de amplio espectro contra la inhalación de partí- culas/sustancias perjudiciales”. Aunque admite que dichos equipos son una solución “relativamente cara, y que existen otros EPI respiratorios intermedios”, Mape cree que “los respiradores motorizados debe- rían adoptarse de forma generalizada en la construcción, donde se efectúan operaciones