2oTrimestre15 | PROTECCIÓN LABORAL 83 Técnicas de protección radiación solar, el esfuerzo del trabajo y la transferencia del calor ambiental tiene que liberarse a través del sudor. Cuando la temperatura ambiente supera los 37o C (la temperatura corporal normal), no puede haber pérdida sensible de calor, de manera que el cuerpo sólo puede recurrir a la sudoración para enfriarse. Esta función biológica requiere agua, por lo que debe ingerirse, a razón de un litro por hora, para facilitar la termo-regulación corporal. Será conveniente proporcionar al jardinero aquejado de estrés térmico agua con una pequeña solución de sal (1 cucharada por litro) para reemplazar el agua y las sales perdidas por el sudor. Las enfermedades relacionadas con el calor pueden poner en peligro la vida de la persona y exigen atención inmediata. La primera intervención será enfriar a la víctima (poniéndola a la sombra o, incluso, sumergiéndola en agua fría si es necesario) y solicitar la rápida atención del servicio médico. ·Enfermedades cutáneas La exposición prolongada al sol puede causar envejecimiento prematuro de la piel y aumentar el riesgo de cáncer de piel. Las personas expuestas a los rayos directos del sol deben utilizan prendas de vestir o productos que actúen como pantalla solar. En latitudes bajas, cortas exposiciones son suficientes para causar graves quemaduras, especialmente en personas de piel clara. Algunos de los síntomas más frecuentes de cáncer de piel o lesiones pre-cancerosas son cambios en un lunar o una marca de nacimiento, sangrado o cambios de color. Estos problemas son debidos a la radiación ultravioleta. Es necesario evitar nuevas exposiciones al sol hasta que la piel se haya recuperado por completo (cubrir las quemaduras). En las quemaduras de escasa intensidad la aplicación de compresas de agua fría alivia los síntomas. Su aparición se previene con el uso de crema de protección solar. ·Insectos / animales -Picaduras de insectos y abejas. Las labores de jardinería y horticultura conllevan un elevado riesgo de que se produzcan picaduras de insectos y abejas. La mejor protección consiste en utilizar camisas de manga larga y guantes siempre que se trabaje entre las hojas. -Lesiones y enfermedades causadas por animales. La jardinería se ha mecanizado, por lo que no suele emplearse animales de trabajo, susceptibles de provocar lesiones o contagiar enfermedades zoonóticas. Sin embargo, las zoonosis u otras enfermedades / lesiones provocadas por animales no son descartables. En este apartado hay que considerar las mordeduras de perros, gatos o serpientes, o las picaduras de garrapatas, escorpiones y arañas. Ropa de trabajo adecuada y guantes suelen ser la primera prevención para problemas que, sin ser muy graves, sí son dolorosos y molestos para la mayoría de la población. No obstante, el problema es de extrema urgencia cuando las picaduras o mordeduras afectan a personas que padecen o han padecido afecciones alérgicas o patologías cardíacas. Herramientas / procesos El utillaje, que es imprescindible para cualquier tarea, es ‘per se’ una fuente de riesgo. La lista es necesariamente amplia: -Golpes, cortes y pinchazos provocados por las propias herramientas (sierras y tijeras, etc.). -Lesiones oculares por proyección de partículas de objetos o herramientas (desbrozadoras y corta-setos). -Golpes por caída de herramientas o materiales manipulados. -Dolencias debidas a sobreesfuerzos y gestos violentos. -Incendio o explosión (chispas en ambientes explosivos o inflamables). Detrás de estos posibles eventos existen unas causas genéricas con un patrón constante de repetición: uso de herramientas en mal estado, de deficiente calidad o inadecuadas para la tarea; utilización incorrecta, descuidada o inexperta, contraria a las condiciones de diseño y recomendaciones de uso; herramientas mal conservadas o incorrectamente transportadas y almacenadas. Junto a herramientas convencionales, como pueden ser unas tijeras de podar, en la jardinería se emplea un buen número de máquinas, como: motocultores y tractores, corta- céspedes, sopladoras (alternativa a las Primeros auxilios, con orden y diligencia Los primeros auxilios son el conjunto de técnicas que emplea el socorrista en la prime- ra atención de un accidentado hasta que éste recibe los cuidados médicos pertinentes. De una actuación rápida en esta fase crítica pueden depender la vida del accidentado o la gravedad de las lesiones que padezca. La regla de oro ante una emergencia en que se han de prestar los primeros auxilios a un accidentado es que hay que proceder con orden, según la secuencia que muchos cono- cen como “PAS”, y que no son más que las iniciales de las palabras “proteger”, “avisar” y “socorrer”. -Proteger. La primera actuación será asegurar que tanto el accidentado como quien se dispone a auxiliarle no se encuentran en peligro (el mismo deriva del entorno en que se ha producido el accidente, por ejemplo, un vertido químico). -Avisar. Se comunicará la emergencia a los servicios sanitarios, asegurándose quien soli- cita la ayuda que su mensaje de socorro ha sido comprendido. Es una actuación contra- reloj, y toda dilación va en contra del accidentado. -Socorrer. Reconocer los signos vitales de la persona accidentada: estado de conscien- cia, respiración, pulso. Si se tiene la seguridad de que no ha sufrido traumatismos de columna o cabeza, se la colocará en la posición de seguridad, evitándose de esa manera un posible ahogamiento en caso de vómito. 17