1oTrimestre15| PROTECCIÓN LABORAL 82 Trabajo y salud Carga física y fatiga La norma fundamental para evitar las lesiones es hacer pausas ergonómicas y, si la organiza- ción del trabajo lo permite, hacer rotación de actividades. Las enfermedades osteo-musculares que son, como hemos dicho, las más numerosas en esta actividad, prácticamente el 85% son debidas a fatiga de las vainas tendinosas (irritación de la membrana que cubre los tendones). Esta enfer- medad se produce en codos, hombros o muñe- cas, debido a movimientos repetitivos, con o sin grandes esfuerzos. Le siguen en importancia, aunque a mucha dis- tancia, las parálisis de los nervios de presión, con algo más del 10%, trastorno que repercute en los brazos por acciones repetidas con carga. La lesión del menisco de las rodillas es la que menos se desarrolla, 0,9%. Las mujeres tienen una propensión ligeramente superior a pade- cer este tipo de dolencias. Al margen de las sobrecargas físicas hay que tener en cuenta la monotonía de las encajado- ras al efectuar las mismas operaciones durante horas, así como la carga mental y fatiga visual que supone “perseguir” con la vista las naranjas para detectar las piezas que deben ser descarta- das por motivos de calidad. presente en el puesto de trabajo. Los síntomas y la variedad de las condiciones varían conside- rablemente. El tiempo para contraer la derma- titis profesional dependerá de una serie de fac- tores: -El tiempo y frecuencia de contacto con la piel. -El abanico de temperaturas. -El tipo de piel y sensibilidad individual. -La sustancia causante de la irritación y sus características, etc. Localizada normalmente en las manos y ante- brazos, los síntomas de la dermatitis profesio- nal pueden ser rojez, picor, propagación y apa- rición de ampollas. Un empeoramiento conducirá al agrietado y sangrado de la piel, pudiéndose producir infecciones cutáneas. Estas condiciones son suficientes para provo- car la incapacidad laboral transitoria del traba- jador y, en casos extremos, podrían imponer un cambio de oficio. Su diagnóstico precoz y la profilaxis adecuada producirán una completa recuperación del afectado. Como en todo, también en la dermatitis la pre- vención es la regla de oro: los trabajadores deben contar con un adecuado nivel de pro- tección. Y es que hay lesiones con un calado insondable, aunque parezcan pequeñas. ·Cortes Los cortes, aunque sean de escasa importan- cia, tienen una repercusión económica para empresa y trabajador. Además, pueden aca- rrear problemas como infección, daño de estructuras subcutáneas, irritación severa y cicatrices. Si son severos conducirán directa- mente a una incapacidad de estos trabajado- res manuales. ·Urticaria Sin revestir la gravedad de una dermatitis pro- fesional, que tiene carácter crónico, los traba- jadores del sector citrícola pueden contraer urticarias, dermatosis que aparecen en los minutos siguientes al contacto con un agente sensibilizante. Los principales sensibilizantes son las proteínas de origen vegetal o animal, así como los productos químicos, etc. La urticaria se presenta en forma de placas eritematosas (rojas), edematosas (inflama- das), de tamaño variable, con prurito, sin des- camación ni costra. Las lesiones se localizan en la zona de contacto, pudiendo extenderse y verse acompañadas de otros síntomas (algu- nos graves). Una urticaria momentánea puede acabar convirtiéndose en una enfer- medad profesional invalidante. Muchas per- sonas que no han seguido ese sencillo princi- pio se han visto privadas de su capacidad manual, lo que significa no poder trabajar. ·Onicomicosis Por desgracia, la infección de las uñas constituye un problema de salud que afecta a un elevado porcentaje de trabajadores de todos los sectores. Sus causas son múltiples: suciedad, o lavados agresivos, erosiones, cortes, callosidades, urticarias, dermatitis, inclemencias climáticas. La multiplicación de los hongos encuentra su medio idóneo en ambientes húmedos y cálidos (interior del guante) o si el trabajo requiere un contacto directo y frecuente con el agua. La onicomicosis, que se transmite de individuo a individuo, cursa con molestias iniciales, picor y un cambio estético progresivo del estado de las uñas. Cuando la afección está avanzada, las uñas cambian ostensiblemente su aspecto y forma. La infección en la punta de los dedos puede llegar a ser dolorosa y provocar la propia caída de la uña, que antes se habrá mostrado frágil y quebradiza. En un proceso de curación que es largo y complicado tratemos de imaginar cómo se defenderá una encajadora de naranjas que haya desarrollado onicomicosis y sienta una insufrible comezón en la punta de los dedos mientras tiene que acomodar en cajas miles de naranjas que “vuelan” por una cinta transportadora. ·Frío Simplemente, unas bajas temperaturas inverna- les dificultan de forma notable el trabajo de las manos en labores que muy frecuentemente se llevan a cabo a la intemperie (recolección de los cítricos) o en frías naves industriales (selección y procesado). El problema no será sólo la menor destreza para trabajar, sino que esta condición puede ser el desencadenante de un accidente que afecte a las manos u otras partes del cuer- po. Las temperaturas bajas pueden adormecer las manos y reducir su flexibilidad y capacidad de agarre. Además, las bajas temperaturas y la intemperie secan los aceites naturales que con- servan la piel suave, produciendo una piel rese- ca y agrietada, predispuesta a las infecciones. Valga este comentario para acotar en su justa medida la importancia del frío y precisar que el enfriamiento de todo el cuerpo o de algunas partes del mismo origina molestias, insensibili- dad, disfunción neuromuscular y, en última ins- tancia, la posibilidad de sufrir lesiones. Asimis- mo, el frío es un factor agravante de otras enfermedades que puede padecer el trabajador (problemas circulatorios, diabetes, etc.). El de encajadora de naranjas es uno de los oficios clásicos del sector citrícola 31