Trabajos de especial riesgo PROTECCIÓN LABORAL 82 | 1oTrimestre15 Un proyecto llamado PEGASO Durante 42 días, han navegado por la Antártida a bordo del buque de Investigación Oceanográfica BIO Hespérides para sacar adelante el Proyecto PEGASO. Paula Llull. Periodista. Hace menos de un mes que el buque BIO Hespérides desembar- có a 33 científicos en Ushuaia (Argentina), después de haberlos llevado a navegar durante cuarenta y dos días por las entrañas del Océano Austral, el Mar de Weddel, las Islas Orcadas y South Georgia. No han sido exactamente unas vacaciones. Esta experiencia forma parte de un proyec- to científico llamado PEGASO. El Proyecto PEGASO –“Plankton-derived Emissions of trace GAses and aerosols in the Southern Ocean- nace con el objetivo de investigar cómo el océano participa en los procesos atmosféricos, y por lo tanto, interacciona con el sistema climático global. Su objetivo es evaluar la importancia relativa de estos fenómenos en un escenario de cambio climático global. Para ello, esos 33 científicos se embarcan a principios de enero en un buque gobernado por la Armada y ponen rumbo a la Antártida, o como muchos lo quieren llamar: rumbo al fin del mundo. Nuestro entrevistado se llama Pablo Rodríguez Ros y es Investigador Predoctoral en el Institut de Ciències de Mar de Barcelona (ICM-CMIMA- CSIC), ocupación que le ha brindado la oportunidad de subirse al BIO Hespérides. Antes de ello, se licenció en Ciencias Ambientales por la Universidad de Murcia y tiene un Máster en Cambio Global del CSIC. “La Antártida” suena tan maravilloso como peligroso... No te equivocas. De hecho, Uno de los momentos donde la sensación de peligro aflora es en las salidas en Zodiac, cuando te encuentras con la inmensidad de frente. Un paisaje helado acompañado por una escalofriante sensación de soledad, el silencio, la propia lancha neumática, que al final es un trozo de plástico que flota, e infinidad de animales salvajes sacando la cabeza alrededor. Pero a pesar de ese impacto, el miedo se te pasa. Sabes que no va a pasar nada, que estás protegido. En todas las salidas en Zodiac, donde el objetivo es tomar muestras de agua, siempre vamos muy preparados. Debemos utilizar trajes especiales, como los VIKING, los cuales, aparte de protegerte del frío en la embarcación –si te caes al agua solo tienes 10 minutos de supervivencia- y del resto de condiciones meteorológicas, tienen incorporado un sistema de flotabilidad interno, así como un cuchillo (”corta- cabos”), silbato y luces de emergencia. Si se diera el caso de perder de vista el buque, llevamos siempre encima dos GPS (por si falla uno) y la Zodiac va equipada con un reflector radar que permite localizarnos desde el barco. En caso de que todo eso falle, el buque puede emitir bocinazos fuertes que se oyen en la distancia. Y no solo en el hielo estamos expuestos al peligro. Podríamos decir que prácticamente todo dentro de un barco puede hacerte daño o lesionarte. Es un ambiente inestable, siempre en movimiento, por lo que cualquier cosa puede salir volando y darte en la cabeza, caerte en un pie, etc. Desde un libro a un microscopio. Por ello, por lo general todo está bien trincado (atado, asegurado); sin embargo, siempre puede haber algún imprevisto. Por eso hay que ir preparado. Por ejemplo, no podemos separarnos de las botas de seguridad, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. ¿Y desde el punto de vista anímico/psicológico? Posiblemente, el curso más importante, o al menos al que más provecho le sacas, es el de convivencia. En dicho curso te expli- can todas las normas que debes seguir dentro del buque, así como los horarios de tareas a realizar (lavandería, comidas, etc). Esto resulta vital ya que dentro de un buque toda la gente tiene que funcionar como una máquina bien engrasada. El no prestar atención a las indicaciones y nor- mas que hay que cumplir conlleva peque- ñas ineficiencias que pueden ocasionar problemas internos. Debes aprender a convivir con mucha gente, que además no conoces demasiado, en un espacio reducido. 10