1oTrimestre15 |PROTECCIÓN LABORAL 82 Innovación Tegnológica autonomía de 2 horas a este primer auxiliar de bombero robótico. No obstante, los avances son imparables, lo que contribuirá también a una producción más económica de exoesqueletos cada vez más dotados y eficientes. Accesorios que multiplican la fuerza humana Es pura obviedad que las máquinas han libe- rado a la mano humana de los trabajos más duros, penosos o que requieren una fuerza física que nos somos capaces de desarrollar. El sueño humano tiene una meta definida: conseguir máquinas o humanoides que eje- cuten, al menos, los trabajos que nosotros no podemos –o no deseamos- hacer. Mien- tras el sueño se sustancia en realidad, los exoesqueletos son esas ayudas que, incor- poradas a las propias personas, les confieren fuerza y resistencia muy superiores a las que son propias de su naturaleza. Durante déca- das, la industria militar de Estados Unidos y sus socios del sector privado han estado tra- bajando en pos de una tecnología que entronca directamente con la ciencia fic- ción: los trajes robotizados. No es una utopía pensar que los exoesque- letos pueden aumentar la fuerza de un sol- dado, permitiéndole levantar cargas que a priori parecen imposibles y desplazarse por el campo de batalla a velocidades inusitadas. Actualmente la investigación militar nortea- mericana trabaja en el desarrollo de un traje Existen dos modelos AFA: para extinción, con lanza de agua, y la versión de rescate que dispone de una herra- mienta hidráulica al estilo Iron-Man en un programa bautizado como TALOS (Tactical Assault Light Operator Suit – Traje Ligero de Asalto Táctico). El mismo aumentará la movilidad y la protec- ción de los soldados y muy probablemente se superpondrá a un exoesqueleto base. Con independencia de las diferentes aplica- ciones que se vayan desarrollando, podemos destacar unos rasgos definitorios, como son incrementar la capacidad de carga normal hasta 17 veces y desplazarse con menos esfuerzo corporal. Con el traje XOS un solda- do puede llevar algo más de 180 kilos pero con la sensación de llevar poco más de 10. Aunque los trajes exoesqueléticos robotiza- dos llevan en producción más de cincuenta años, su producción se aceleró en la década de los 90, sin que sea ajena a ello la industria del cine. El interés del Pentágono ha ido in crescendo hasta convertirse en una clara prio- ridad. Así, puede afirmarse que lo que era una realidad de ficción en el cine hollywoodiense se transforma en una realidad tangible en la industria militar de los Estados Unidos. En la misma interviene una extensa nómina de bio- ingenieros, veteranos del ejército, expertos en tecnología y empresas de investigación que buscan soluciones analizando minuciosa- mente los secretos de la armadura de los insectos. Entre las compañías hay fabricantes de accesorios, pequeñas firmas de tecnología y gigantes de la defensa como Raytheon, Lockheed Martin y General Dynamics. Contrariamente a lo que ocurre en las pelícu- las, donde los exoesqueletos parecen anima- dos por una fuente de energía inagotable, los exoesqueletos actuales enfrentan el archico- nocido problema del peso elevado y la limita- da autonomía que confieren las baterías. Aun- que la industria ensaya también con modelos accionados por motores ligeros similares a los utilizados en algunos drones (objetos volado- res no tripulados). Exoesqueletos con señas de identidad Sin voluntad ni posibilidad de agotar el tema en este artículo, hablaremos de algunos de los ingenios del pasado y del presente. ·Man Amplifier A principios de la década de los 60 el Man Amplifier (Amplificador Humano) empezó una carrera truncada en el laboratorio aero- náutico de la Universidad de Cornell. Su crea- dor, Neil Mizen, se propuso que este traje de poder contase con un sistema de engranajes motorizados en las articulaciones que pro- porcionarían fuerza e impulso adicionales. El destino no era otro que el empleo en acti- vidades militares y científicas, pero Mizen no pudo diseñar su sistema motor a base de engranajes y el proyecto del traje nunca llegó a ver la luz. De todos modos, puso el germen que inspiraría futuros proyectos de la misma naturaleza. ·Hardiman Suit En 1965 aparece este proyecto que lidera General Electric y co-patrocina lógicamente el estamento militar de Estados Unidos. Era un nuevo intento inspirado en la investiga- ción que se había hecho con su predecesor, el Man Amplifier. Estaba previsto que Hardiman pudiera levantar 1.500 libras, la friolera de unos 700 kilogramos. No obstante, el traje nunca llegó a funcionar como un conjunto completo, demostrándose que su control 7 El debut de los exoesqueletos en Fukushima En un escenario de catástrofe, como es la limpieza de una central nuclear siniestra- da, los exoesqueletos tienen un doble pro- tagonismo: asistente mecánico infatigable y garante de la seguridad laboral de los lim- piadores (clean-up workers). Fueron los japoneses, en 2012 durante la crisis de Fukushima, los pioneros en darle el doble uso señalado a los exoesqueletos de la serie HAL (Hybrid Assistive Limbs) del fabricante nipón Cyberdyne. Equipados con vestuario especial y másca- ras, los limpiadores de Fukushima gober- naron sus ayudas robotizadas exoesquelé- ticas con el cerebro, que actuaba como una CPU central. Así pudieron manejar sin grandes esfuerzos equipos y herramientas pesadas, con el plus de no poner en riesgo su seguridad al trabajar en un teatro de operaciones caótico y contaminado con un enemigo invisible como es la radiación. Los HAL se desarrollaron inicialmente como ortesis para las piernas con el fin de ayudar a pacientes aquejados de degenera- ciones neuromusculares. En esta aplica- ción, el exoesqueleto se activaba por la lectura de las bio-señales procedentes de la epidermis de los usuarios.