Trabajo y salud PROTECCIÓN LABORAL 81 | 4oTrimestre14 28 Indicadores de estrés El estrés en las organizaciones puede reco- nocerse a través de unos patrones de com- portamiento de los empleados. Tales cam- bios, que son sintomáticos, y sin ánimo de ser exhaustivos, incluyen, por ejemplo: -Alteraciones del comportamiento, que puede tener oscilaciones extremas. La energía y entusiasmo de un trabajador pueden trocarse en mutismo e inhibición; la diligen- cia, en desgana; el compañerismo, en indivi- dualismo; la sociabilidad, en aislamiento; etc. -Reacciones emocionales intensas. Pue- den aparecer como arrebatos de ira o ata- ques de frustración y mal humor. -Desorientación, agobio, incomodidad. El empleado se muestra ausente, distraído o confundido, además de tener serias dificulta- des de concentración (fijar el foco en un asunto y pensar con claridad). -Pérdida del sentido del humor. El empleado no sabe relativizar las situaciones, pudiendo llegar a una visión catastrofista, incapaz de fijarse en el ‘lado bueno’ de cier- tas circunstancias usuales en el trabajo. -Cambios de la apariencia física. Se pueden manifestar en forma de pérdida o ganancia de peso, envejecimiento de la piel o el pelo, descuido de la apariencia y la propia imagen. Margarita Olmedo, profesora de la UNED experta en estrés laboral, alude a dos tipos de personalidades como las más propensas a padecer estrés: “El tipo ‘A’, que gusta del prestigio, impaciente, impulsivo; y el tipo ‘B’, tendente a la inestabilidad emocional”. La cuestión hormonal (cortisol) El estrés se asocia con niveles altos de corti- sol, sustancia conocida también como la hormona del estrés. Se produce de forma natural en la glándula suprarrenal, liberándo- Los trabajadores tienen una mayor demanda mental por tener que atender cada vez a más cosas se por el cerebro (hipotálamo) como res- puesta a situaciones de estrés (es decir, para generar alerta y reacción). Por tanto, el cor- tisol estimula la producción de glucosa, el ‘combustible’ necesario para poner a traba- jar a los músculos, junto con el ‘musculo’ principal que es el cerebro. Como conse- cuencia de ello, (generación de glucosa), el cortisol desencadena una función antagonis- ta a la desempeñada por la insulina, cuya función –dicho de manera sintética- es la de quemar glucosa. Aunque necesarios en la bioquímica del ser humano, unos niveles elevados de cortisol son indeseables. La concentración de la hor- mona del estrés aumenta, por ejemplo, por la cafeína o la falta de sueño; mientras que disminuye con terapia musical, masaje, rela- jación, risa o experiencia humorística. Un nivel normal de cortisol está en torno a 10 g/dl, pudiendo elevarse hasta 80 g/dl o, incluso, 180 g/dl, en casos extremos. Ya hemos dicho que el cortisol no es más que un mecanismo de defensa de nuestro organismo: promueve una actuación rápi- da e incrementa la fuerza física. El proble- ma sobreviene cuando, por una situación crónica de estrés, este mecanismo bioquí- mico está exacerbado, generando una sobre-alerta perjudicial. No corresponde tratar aquí las consecuencias del cortisol de forma monográfica, sino como una manifestación genuina del estrés, útil para su terapia. No obstante, apuntaré las conse- cuencias del desequilibrio bioquímico a través de la cita del doctor Robert M. Sapolsky, de la Universidad de Stanford, quien señala que el exceso de cortisol “dañaría zonas del cerebro relacionadas con la memoria y el aprendizaje, afectando la capacidad de recordar, adquirir nuevos recuerdos..., y elevando el riesgo de demencia”. Y todo ello de forma prematura. El antídoto es la serotonina, que, dada la ter- minología que venimos empleando en este artículo, podríamos denominar –en tanto que hormona contra el estrés- como la ‘hor- mona de la felicidad’. Todo ello viene a demostrar que el bienestar y el equilibrio del ser humano dependen de cuestiones endó- genas (bioquímica) que, a su vez, pueden ser alteradas por cuestiones exógenas (el tra- bajo y sus circunstancias). ·Presencia del cortisol en la saliva Un estudio de la Universidad de Granada ha concluido que la secreción de cortisol en sali- va depende de la habilidad que tengan las per- sonas para tomar decisiones cuando se enfrentan a situaciones de estrés. Según las mismas fuentes, las personas menos habilido- sas en la toma de decisiones presentan al comienzo de una situación estresante mayo- res niveles de cortisol en saliva. Para realizar el estudio, sus autores emplearon sofisticadas técnicas de realidad virtual, mediante las cuales las participantes (40 muje- res sanas) fueron expuestas a una prueba Son minoría los que disfrutan con el trabajo Sólo el 13% de los trabajadores de todo el mundo disfruta yendo a trabajar, o se sienten “comprometidos” con sus empleos, según una encuesta de Gallup con datos de 140 países recopilados durante 2011 y 2012. Pese a mejorar los datos de la encuesta anterior, este último sondeo revela que hasta un 63% de los trabajadores no se sienten motivados en sus puestos ni muestran disposición a ofrecer un esfuerzo extra por la empresa. Asimismo, el 24% manifestaba sentirse verdaderamente infelices en sus trabajos y poco productivos. El bienestar varía entre países. En Estados Unidos, pese a las quejas, el 29% de los asalariados dijo sentirse comprometido con la empresa. China es el polo opuesto, con sólo un 6% de empleados satisfechos. En América Latina, el índice sube al 21%, mientras que en la Europa occidental se queda en el 14%. El norte de África y Oriente Próximo registran los porcentajes más bajos de trabajadores felices, circunstancia que se atribuye al “enchufismo” o “amiguismo” imperante.