Salud ambiental PROTECCIÓN LABORAL 81 | 4oTrimestre14 20 conducir a una acumulación de los agentes infecciosos que supuestamente deberían de eliminar. Por tanto, los sistemas de ventilación mal mantenidos pueden actuar como una fuente de infección por aerosoles o partículas aerodispersas en lugar de actuar como una protección frente a las mismas. Sobre el uso de máscaras, los estudios se han centrado en la efectividad de las mismas para frenar el paso de bacterias y virus. Se estima que su eficacia es ‘variable’, afectando a la misma el uso correcto (que la máscara esté bien puesta). Otras técnicas para frenar la expansión de una infección nosocomial son la profilaxis, des- pués de la exposición, con antibióticos o anti- virales, confinamiento y cuarentena, rastreo de contacto y la inmunización, entre otros. Contaminación cruzada Todo foco infeccioso puede expandirse si no se toman las medidas necesarias para impedir- lo. Cuando no se consigue ese control (neu- tralización del foco infeccioso), sino que éste ‘coloniza’ una instalación, estamos hablando de contaminación cruzada. Este proceso con- siste simplemente en la propagación de bacte- rias y virus de una superficie a otra. La propa- gación de las infecciones tienen diversos agentes; pueden intervenir las personas, el uti- llaje, enseres y objetos, o el propio ser huma- no en tanto que ente biológico. Huelga apuntar aquí la influencia determinan- te que tiene la ventilación en la contamina- ción cruzada que puede darse en los centros hospitalarios. Ventilar es necesario, siempre que se ventile bien. Lo contrario puede ser al coste de diseminar patógenos en el ambiente. De ahí que la prioridad sea la de sofocar cual- quier foco infeccioso, en lugar de airearlo. En cualquier caso, un sistema de ventilación eficiente es un poderoso aliado en el control de la contaminación cruzada. Pruebas in situ han demostrado la efectividad de un sistema de ventilación que combina la entrada de aire fresco con la recirculación del aire de interior, a través de un filtro de aire electrostático, introducido en salas en las que la falta de ven- tilación es un factor importante en su alta tasa de infección cruzada. Dichas pruebas han logrado una considerable reducción de la con- taminación bacteriana del aire y la la tasa de infección cruzada en espacio interior. Ventilación personalizada Tratándose de hospitales, una de las técnicas de vanguardia es la ventilación personalizada (VP), es decir, instalada en la cama del pacien- te, y que se perfila como una solución de futu- ro (a corto-medio plazo) para minimizar la infección cruzada en hospitales. La ventila- ción personal debe complementarse con un sistema de ventilación general de la habita- ción. Este sistema es muy eficiente en pacien- tes encamados y sin movilidad, reduciéndose su efectividad cuando el paciente puede moverse. Asimismo, la ventilación personal aumenta su eficiencia por la noche, cuando el paciente duerme. El principio de la ventilación personal se basa normalmente en inyectores de aire de alta impulsión dirigidos a la cara del paciente (Melikov, 2002. Nielsen, 2007). En el sistema VP suele emplearse una gran abertura de suministro para reducir al mínimo el arrastre de aire contaminado de los alrededores. Este sistema puede complementarse con ‘acceso- rios’ como almohadas con suministro de aire. Las pruebas reflejan que los mejores resulta- dos se obtienen cuando la zona de respiración del paciente se localiza directamente en el foco de suministro de ventilación. El uso de la VP forzada ha demostrado una reducción de las partículas en suspensión, pudiendo pasar de tasas de 15.000 corpúscu- los por metro cúbico a 1.500 con el uso de sis- temas combinados. Estas soluciones también ofrecen cierta protección al personal sanita- rio. La ventilación personal, además de contri- buir a minimizar la infección cruzada, tiene otras ventajas, como, por ejemplo, la posibili- dad de ejercer un control individual de la tem- peratura del entorno. Unidades re-circulantes HEPA Se basan en un filtro ‘High Efficiency Particle Arresting’ (que da lugar a la abreviatura HEPA, Filtro de Alta Eficacia Reteniendo Partículas). Consisten en un entramado de mallas de fibras (vidrio) con diámetros de 0,5 a 2 micras, susceptibles de retener contaminantes muy pequeños (lo que, simultáneamente, quiere decir muy respirables y nocivos). Con su acción (intercepción, impacto, difusión), los filtros HEPA evitan la propagación de bacte- rias y virus a través del aire, siendo cruciales para frenar la proliferación de las infecciones. Cuando se usan en aplicaciones médicas sue- len incorporar luz ultravioleta de alta energía como agente desinfectante, lográndose efica- cias que rondan casi el 100% absoluto (99,995). También se emplean en aviones comerciales para frenar la expansión de agen- tes patógenos por vía aérea (aquí ‘aérea’ por doble motivo: rutas de avión y atmósfera res- pirable). Por razones obvias, las unidades de filtración El ‘médico de cabecera’ de los edificios Cuando un edificio está ‘enfermo’ las personas que lo habitan también sufren patologías por contagio. No podemos permitirnos el dudoso lujo de tener edificios donde la gente enferme. La CAI (Calidad Ambiental de Interiores) es una disciplina sustentada por el sentido común: la desatención del mantenimiento preventivo acabará ocasionando un gasto y otras consecuencias añadidas en mantenimiento correctivo. La política a seguir es sencilla –en teoría, aunque la praxis demuestra lo contrario: -Auditoría ambiental e higiénico-sanitaria de edificios. Su objetivo es detectar factores de riesgo asociados, entre otros, a la mala calidad del aire, a la contaminación por agentes físicos, químicos, biológicos y microbiológicos, a deficientes sistemas de limpieza y desinfección, y a carencias ergonómicas de todo tipo. -Gestión ambiental e higiénico-sanitaria de los edificios. Incluye el análisis del aire y de superficies; estudio de iluminación, ruido y vibraciones; inspección, diagnóstico y des- contaminación de los sistemas de climatización; diagnóstico del entorno electromagné- tico y de los factores ergonómicos; optimización energética, desinsectación-desratiza- ción, desinfección ambiental y de superficies, control de aves y otras plagas, prevención de la legionelosis (tratamiento de aguas para uso humano). En definitiva, el edificio ha de ser gestionado para que sea saludable. La función se cono- ce como ‘Facility Management’, y su gestor viene a ser como el ‘médico de cabecera’ de los edificios.