Congresos, jornadas y eventos PROTECCIÓN LABORAL 81 | 4oTrimestre14 12 se la evaporación), serán más pesados que el aire y fluirán hacia abajo. Sin embargo, cual- quier mezcla de aire-vapor saturado (nube) se sitúa por encima de la superficie del líqui- do que la genera. Es decir, que se distribuye por el ambiente, por lo que la campana no debe situarse en el suelo. En otras palabras, el EVL debe diseñarse de manera de conten- ga y capture la mezcla de vapor-aire antes de que se difunda por el aire; por tanto, la cam- pana se situará lo más cerca posible del foco contaminante. Procesos y focos de contaminación Es clave para el desarrollo eficiente de un EVL el conocimiento del proceso (actividad conta- minante) y las distintas fuentes o focos de con- taminación. Una instalación eficaz requiere el control de todos los focos susceptibles de liberar contaminantes al aire. Por ejemplo, el empleo de una amoladora angular puede generar hasta cinco focos. El giro del disco genera nube de polvo hacia atrás (1) y hacia delante en sentido descendente (2). Adicio- nalmente, encontramos una capa de aire con- taminado sobre el disco (3), la re-suspensión del polvo depositado (4), y el polvo que acaba en la ropa del trabajador (5). Se contemplan hasta cuatro tipos de focos de contaminación (flotante, inyectada, dispersa y direccional). Con independencia de cómo sea dicho foco, es fundamental que el diseñador del sistema EVL entienda cómo se generan los focos contaminantes en los procesos indus- triales, la forma de las nubes, el flujo, la distan- cia al foco, su intensidad, etc. Controlar esta intensidad será una de las prioridades higiéni- cas, teniendo en cuenta que cuanto más se aleja un contaminante de la fuente, más crece la nube debido a la mezcla y difusión en el aire. La dilución reduce la concentración del contaminante en la nube formada. Pero siem- pre es más eficaz aplicar el control cerca del foco. Las razones son obvias: en el foco, el volumen de la nube es menor y, por tanto, más controlable; es más fácil interceptar toda la nube; es menos probable que el contami- nante se extienda, llegando a la zona de respi- ración del trabajador. Para concluir esta parte de criterios básicos, sólo queda añadir a la lista un ‘precepto’ fun- damental: diseñar correctamente un EVL requiere conocer dónde y cómo se instalará. De su eficiencia, ofreciendo un control ade- cuado de los focos contaminantes, depende la salud de los trabajadores implicados. Campanas, nudo gordiano de todo EVL El principio de todo Equipo de Ventilación Localizada (EVL) es la campana. Paradójica- mente, la práctica industrial demuestra que es un tema menospreciado por las ingenierí- as, cuando resulta fundamental en el cálculo de un sistema de aspiración. El ponente defi- nió el tema de las campanas como “una cuestión de ‘arte’. No está en la oferta de las empresas de ingeniería, siendo el punto donde se producen más fallos de diseño, que condicionan la eficiencia de todo el sis- tema de ventilación”. El cálculo del sistema de aspiración tiene varias fases. La primera es el diseño de las cam- panas (forma, dimensiones). Siguen a esta fase el cálculo del caudal de aspiración, el diseño de los conductos, el cálculo de la pérdida de carga y –sólo entonces-, la selección de venti- ladores (y su potencia). Paradójicamente, se dan muchos casos donde se empieza la casa por el tejado, es decir, donde lo primero que se adquieren son los ventiladores... Es una manera de proceder absurda y ciega, pues no se conocen los parámetros de una instalación que aún no se ha diseñado. El objetivo de una campana es la obtención de una velocidad del aire que garantice la eficaz captación de los contaminantes. Esta veloci- dad depende del diseño geométrico y del cau- dal de aspiración de la campana. ·Reglas del diseño de campanas Los contaminantes aerodispersos sufren los efectos de la inercia de fluidos, tendiendo a comportarse como el aire del que forman parte. La campana de extracción es un ele- mento clave del sistema para romper la iner- cia de estabilización de una nube contami- nante y desplazarla del lugar de trabajo. Hay unas reglas para el diseño de las campanas, orientadas a la máxima eficiencia, como son: -Encerrar al máximo el foco de contamina- ción. Aumentando el cerramiento puede reducirse hasta en 100 veces el caudal de aspiración y seguir manteniendo la misma eficacia de captación de los contaminantes. -Captar desde la posición más cercana posi- ble al foco. La eficacia de las campanas dis- minuye drásticamente cuando se separan del foco. La incorporación de apantallamien- tos en el frente de la campana aumenta su eficacia, lo que permite reducir el caudal de aspiración. -En la configuración elegida, el trabajador no debe quedar entre el foco y la campana. -Aprovechar los movimientos naturales de los contaminantes en beneficio de una mejor captación en el foco. -Repartir uniformemente las velocidades del aire en la zona de captura. Sobre la velocidad del aire de ventilación El coste económico (de compra y explotación) de un sistema EVL es directamente pro- porcional a la velocidad del aire. De ahí la necesidad de ‘descubrir’ la velocidad econó- mica óptima de cada instalación (se requiere mucha consultoría, seguida de ingeniería). Los sistemas de ventilación industrial se diseñan para velocidades de entre 10 y 30 m/s., siguiendo estos criterios: -Cuanto menor sea la velocidad, menor será la pérdida de carga y menor el coste energé- tico de funcionamiento. Los ventiladores podrán ser de baja presión, con menor poten- cia y menor coste de instalación. -La aspiración de gases y vapores no requiere altas velocidades en los conductos. La velo- cidad económica óptima está entre 13-15 m/s. -El polvo fino debe circular a mayor velocidad para evitar que pueda sedimentarse. La velocidad mínima recomendable es de 22 m/s. La pérdida de carga (energía que se transforma en calor debido al rozamiento interno del aire por los conductos) depende del material de los conductos y su sección (circular o rectangular), de la rugosidad de los conductos, las uniones, codos, accesorios, longitud del entramado de tubos, etc. La potencia del ventilador ha de igualar dicha pérdida de carga (W = PC). Otro concepto básico a tener en cuenta en el diseño de los conductos de ventilación es que todo aumento de velocidad determina una pérdida de presión.