Atmósferas explosivas PROTECCIÓN LABORAL 80 | 3oTrimestre14 Las atmósferas ATEX Constituyen un riesgo prevalente que exige medidas preventivas y empleo de equipos especiales Las Atmósferas Explosivas (ATEX) tienen una amplia presencia en la industria. Sin embargo, no todo es ATEX, o –aún peor- una atmósfera no explosiva puede llegar a serlo debido a modificaciones varias en su entorno. La aplicación irregular de la norma- tiva ATEX en nuestro país, con problemas derivados de una incorrecta interpretación, ha llevado a los promotores de la Feria Expoquimia (Barcelona) a organizar una Jornada Técnica sobre lo que es y lo que no es ATEX. Manuel Domene. Periodista Anticipándonos al evento ferial, traza- mos una aproximación a ATEX: qué es, cuáles son los principales pará- metros, clasificación de zonas, ámbitos afec- tados, medidas preventivas, etc. Comburente + combustible... Una atmósfera tiene la denominación ATEX (con capacidad para explosionar) cuando se combinan dos elementos: comburente (oxí- geno del aire) y un combustible. Este segun- do elemento puede ser presentarse bajo la forma de gas, vapor o niebla; o de polvo. Entre los primeros, encontramos: hidrocar- buros, disolventes, barnices, diluyentes, gasolina, alcohol, colorantes, perfumes, pro- ductos químicos, agentes de fabricación de materiales plásticos, etc. En el grupo de los polvos se incluyen: mag- nesio, aluminio, azufre, celulosa, cereales, carbón, madera, leche, resinas, azúcares, almidón, poliestirenos, abonos, etc. Además, se existe una fuente de ignición, la atmósfera potencialmente explosiva comple- tará el círculo que necesita para provocar la explosión. Una chispa puede producir una deflagración catastrófica, por ejemplo, en el trasvase de material a un silo de almacenaje. La identificación del riesgo de explosión en una atmósfera (presencia de gases o polvos) exige la puesta en práctica de medidas pre- ventivas y el empleo de equipos especiales antideflagrantes. Un riesgo prevalente Las atmósferas explosivas no son patrimonio de unas pocas industrias, sino que pueden darse en cualquier actividad. Al respecto, la NTP 876, “Evaluación de riesgos específicos derivados de las atmósferas explosivas ATEX”, advierte que “el riesgo de formación de una atmósfera explosiva (ATEX) existe en los pro- cesos y procedimientos de trabajo más diver- sos, por lo que afecta a casi todas las ramas de actividad. El riesgo de explosión puede hacer 42 su aparición no sólo en cualquier empresa en Combustible, comburente (aire) y fuente de ignición (una chispa), son los factores desencadenantes de las explosiones la que se manipulen substancias explosivas, sino también inflamables o combustibles. Entre éstas figuran numerosas materias pri- mas, materias auxiliares, productos interme- dios, productos acabados y materias residua- les de los procesos de trabajo cotidianos e, incluso, sustancias generadas como conse- cuencia de algún tipo de disfunción, funciona- miento anormal, almacenamientos prolonga- dos, reacciones de descomposición, etc. Lo que entendemos por atmósfera explosiva (ATEX) Una atmósfera explosiva es el resultado de toda mezcla, en condiciones atmosféricas, con presencia de oxígeno, de sustancias inflamables (gases, vapores, nieblas o pol- vos), susceptibles de provocar una deflagra- ción tras un proceso previo de ignición. En función del combustible que alimenta la explosión, pueden distinguirse dos tipos de atmósferas ATEX: -Gas explosivo. Constituidas por sustancias inflamables en estado de gas o vapor con el aire. En caso de ignición, la combustión se propaga a toda la mezcla no quemada. -Polvo explosivo. Mezcla de aire, en condi- ciones atmosféricas, con sustancias inflama- bles bajo la forma de polvo o fibras, en las que, en caso de ignición, la combustión se propaga al resto de la mezcla no quemada No se incluye en la definición de ATEX el riesgo de explosión de sustancias inestables, como son los explosivos, material pirotécni- co y peróxidos orgánicos, o cuando las mez- clas explosivas están sometidas a condicio- nes no consideradas como atmosféricas nor- males, como es el caso de mezclas someti- das a presión. Como ya se ha dicho, para que se produzca la reacción explosiva se requiere la combinación de una sustancia inflamable o combustible con un oxidante a una concentración determinada y una fuente de ignición. El riesgo aumenta en proporciones y complejidad cuando la poten- cial atmósfera explosiva se encuentra en un espacio confinado donde se efectúan trabajos que suponen la manipulación de dichas sus- tancias, situación que es frecuente en múlti- ples industrias y procesos productivos. Parámetros de una atmósfera explosiva No todas las atmósferas que combinan combu- rente, combustible y fuente de ignición tienen potencial explosivo, que viene condicionado por los parámetros que se citan a continuación: -Rango de explosividad. Para que la atmós- fera sea potencialmente explosiva, la con- centración de los elementos necesarios debe estar dentro de un rango. Por encima o por debajo de dicho rango, la atmósfera no ten- drá la consideración de ATEX. El rango está Marco normativo de ATEX Hay tres normativas que regulan la seguridad laboral frente a las atmósferas explosivas. -Real Decreto 400/1996. Hace referencia a los aparatos y sistemas de protección para uso en atmósferas potencialmente explosi- vas. Es la trasposición de la Directiva 94/9/CE (ATEX-100). -Real Decreto 681/2003 sobre protección de la salud y seguridad de los trabajadores expuestos a los riesgos derivados de la pre- sencia de atmósferas explosivas en el lugar de trabajo. Trasposición de la Directiva 99/92/CE (ATEX-137). -Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Labo- rales. Determina el cuerpo básico de garantí- as y responsabilidades para una adecuada protección de la salud de los trabajadores en el lugar de trabajo, dejando al desarrollo de normas reglamentarias la fijación de las medi- das mínimas para la adecuada protección