3oTrimestre14 | PROTECCIÓN LABORAL 80 Seguridad e higiene industrial sión coloquial podemos decir, sin temor a equivocarnos, que las nanopartículas se encuentran ya hoy ‘hasta en la sopa’... y, cada día, ven la luz nuevos productos con compuestos ‘nano’. Nanopartícula: la estrella de la nueva industria Las nanopartículas pueden estar presentes en el aire, alimentos, agua, cosméticos, o drogas. Sea como sea, esta nueva revolución industrial está en sus albores, por lo que hemos de asistir a la eclosión de nuevos pro- ductos que, actualmente, nos parecen fruto de la ciencia ficción. Lo que resulta incon- trovertible es que la nanopartícula es la pro- tagonista de la industria actual y futura. Si es incontrovertible que la nanociencia ha llegado para quedarse entre nosotros, tam- poco es menos cierto que el mundo del tra- bajo entra en una dimensión de toxicidad sin precedentes en la historia de la humani- dad. El principio de precaución resulta pues del todo necesario. Hay tres rutas naturales a través de las cuales una sustancia puede incorporarse al cuerpo humano, a saber a través de la piel, por ingestión o por inhala- ción. En cualquier caso será necesario el contacto. La mayoría de los nano-partículas se eliminan rápidamente con las heces; sin embargo, algunas se pueden incorporar a través del intestino y distribuirse a los otros órganos. Algunos estudios sugieren que las nano-partículas también pueden entrar al organismo a través de la piel, especialmente durante la exposición ocupacional (efecto de flexión y frotamiento). La exposición a nanopartículas Sin exposición no hay nanotoxicidad, afir- mación que no deja de ser una perogrullada. En cualquier caso, la prevención más genui- na debe intentar prevenir dicha exposición, que tiene dos agentes causales: -Procesos ajenos a la nanofabricación, pero que generan nanopartículas. Éstas se origi- nan de forma involuntaria con el desarrollo de procesos térmicos (soldadura y corte de metal), mecánicos (lijado, perforación, puli- do), combustión (emisiones de motores, ahumado de alimentos, incineración, crema- ción), procesos varios (manipulación de pin- turas, pigmentos, fabricación de cemento). -Fabricación de nanoobjetos o fabricación de nanomateriales. Existe una generación deliberada de nanosustancias a las cuales queda expuesto el trabajador en todas las etapas de la producción. El riesgo es pan- industrial. El grado de exposición quedará determinado –como con cualquier otra sus- tancia- por variables como la naturaleza de los materiales, su concentración, duración y frecuencia de la exposición, los métodos de síntesis, grado de confinamiento de proce- sos y forma de manipulación de las sustan- cias, empleo de EPIs, etc. Factores determinantes de la nanotoxicidad A igualdad de composición química, los nanomateriales pueden causar efectos de magnitud diferente a los mismos materiales más grandes. Estudios experimentales en animales han mostrado que la respuesta bio- lógica a ciertas nanopartículas puede ser mayor que la que obtiene la misma masa de partículas de escala mayor. La toxicidad está determinada por factores relacionados con la exposición (vía de entrada, absorción dis- tribución y eliminación) y otros factores intrínsecos de los nanomateriales (composi- ción química, tamaño, superficie, forma, estructura o estado de aglomeración). -Inhalación. Se considera que es la vía de expo- sición más nociva. La deposición de partículas en el tracto respiratorio está determinada por el tamaño de éstas (diámetro aerodinámico). También sabemos que las nano-partículas que alcanzan los pulmones pueden ser transporta- das a otros órganos corporales, aunque todavía no se conoce la influencia que tienen en este proceso las propiedades físico-químicas de las nano-partículas. Estudios experimentales con ratas han permi- tido observar que las nanopartículas que se depositan en la región nasal pueden migrar hasta el cerebro a través del nervio olfativo. -Absorción cutánea. No existe literatura sobre los efectos específicos de este tipo de exposi- ción. Se especula que la penetración se produ- ce por los folículos pilosos de la piel. En cual- quier caso, la piel no es impermeable: si, como se ha constatado empíricamente, la piel es traspasada por partículas de 1.000 nanóme- tros (nm), parece obvio reconocer que cor- púsculos 20 o 30 veces inferiores (lo que conocemos como nanopartículas) aún han de penetrar con mayor facilidad. -Absorción digestiva. Deriva de mala praxis durante la manipulación de nanomateriales. La nanociencia segura se desarrolla en salas limpias, confi- nadas, con trabajadores formados y debidamente protegidos Los nano-alimentos y sus (desconocidos) macro-riesgos Las nanopartículas no se circunscriben exclusivamente al ámbito laboral, sino a todas las áreas de la vida. Ya dijimos que se pueden encontrar hasta en la sopa, cuestión que debería hacernos reflexio- nar (nano-ingredientes, nano-compuestos de los envases, etc...). Diversas multinacionales del sector ali- mentario emplean la nanotecnología para cambiar la estructura de los alimentos, con lo que ya son realidad las bebidas “interactivas”, cuyos nano-ingredientes obran el cambio de color y sabor; o pastas y helados con emulsiones de nanopartícu- las para mejorar la textura. Otras empre- sas de este nuevo sector de ‘alquimistas’, que ya ha sido bautizado como ‘Nanocéu- tica’, están desarrollando nano-cápsulas que transfieren nutrientes y sabores al cuerpo (suplementos nutricionales, mejo- radores del rendimiento, etc.). Podemos temernos que algunas firmas están flirteando alegremente con la caja de Pandora sin empacho de introducir en el mercado alimentos de ingeniería que nos transformarán en seres biónicos nano- infectados y, probablemente, nano- desahuciados. Lo anterior también vale para la nano-cosmética. Las etiquetas y la seguridad alimentaria (o del usuario, caso de la cosmética) quedan al margen. Tristemente una nano-infec- ción no tiene efectos ‘nano’ en nuestra salud, sino ‘macro’ que pueden ser devas- tadores. Con estas afirmaciones no negamos el progreso, sino que apelamos al principio de precaución y responsabilidad social, que tanto ‘cacarean’ algunas firmas de manifiesto doble ánimo. 35