3oTrimestre14 | PROTECCIÓN LABORAL 80 Salud ambiental de placas seniles y en la muerte neuronal, entre otros”, enfatiza el doctor Félix Viñuela Fernán- dez, Coordinador del Grupo de Estudio de Neu- rología del Trabajo de la SEN. “La mayor parte de las sustancias neurotóxicas tienen efectos generalizados y afectan a los procesos celula- res que intervienen en el transporte de mem- brana y a las reacciones intracelulares, interfi- riendo la neurotransmisión. Pero también pueden atravesar la barrera hemato-encefálica, afectando, directamente, al sistema nervioso, con especial afinidad, algunos de ellos, por determinadas regiones”, explica Viñuela. Elevada morbilidad La exposición a sustancias químicas peligro- sas provoca un número de víctimas que multi- plica por diez la cifra de víctimas de accidente laboral. El contacto con una amplia gama de productos químicos y otras sustancias peligro- sas en el lugar de trabajo está poniendo en peligro la salud de los trabajadores en toda Europa. Cada año fallecen 74.000 trabajadores por esta causa, según el informe de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Tra- bajo (EU-OSHA), “Previsiones de los expertos sobre Riesgos Químicos Emergentes”. Dicho informe, que identifica los principales grupos de sustancias que plantean nuevos y crecientes riesgos, alerta de que “estas sus- tancias peligrosas no se encuentran solamen- te en el sector químico, sino también en otras actividades profesionales como la agri- cultura, la atención sanitaria, la construcción y en muchas pequeñas y medianas empresas no pertenecientes al sector químico”. El dato para España revela que “el 21% de los trabaja- dores afirma que en su puesto de trabajo res- pira o inhala polvo, humos, gases o vapores tóxicos”. Asimismo, “la nanotecnología es uno de los riesgos que causa mayor preocu- pación a los expertos de 21 países europeos” (Esta misma edición incluye un reportaje sobre nanopartículas y sus riesgos laborales). Pese a la normativa sobre PRL y la normativa específica del sector químico (REACH), “numerosas empresas no otorgan la impor- tancia debida a la eliminación o sustitución de las sustancias peligrosas. La gestión de los riesgos químicos es especialmente deficiente en las pequeñas y medianas empresas y entre los subcontratistas”, advierte la Agencia Euro- pea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Modus operandi de los neurotóxicos La picadura de un ofidio puede inocular un neurotóxico en el torrente sanguíneo. De hecho, éste puede ser un riesgo laboral de un trabajador de un zoológico, por ejem- plo. Con todo no es la forma de exposición más frecuente. El enemigo, normalmente en forma de vapor, niebla o aerosol, penetra en el orga- nismo a través de las vías respiratorias, pudiendo incorporarse directamente su carga nociva al caudal sanguíneo, lo que hace que ésta sea la vía con mayor potencial lesivo para el individuo afectado. Las vías respiratorias superiores (nariz, boca, laringe y faringe) constituyen el punto de entrada más importante. Según el experto en PRL, Manuel Jesús Falagán, autor de Higiene Industrial Aplicada, “se trata de un ‘sistema rápido’ dado que hay una conside- rable superficie de absorción del tóxico: 80 m2 y una barrera frágil de 0,00001 mm de espesor, así como un sistema franco debido a su contacto directo con el sistema circula- torio (oxígeno celular)”. Falagán afirma que “cualquier sustancia sus- pendida en el ambiente puede ser inhalada, pero sólo las partículas que cuenten con un tamaño apropiado alcanzarán los alvéolos pulmonares (...) Los vapores, gases y aeroso- les no rechazados por las defensas naturales del individuo podrán llegar a los alvéolos, lugar donde se produce el paso del oxígeno a la sangre, produciendo daños locales o atravesándolos para incorporarse a la sangre y, así, ser distribuidos por todo el cuerpo junto con el oxígeno”. Este autor también señala que “la porción total de contaminante absorbida por vía inhalatoria quedará supeditada a su concen- tración en la atmósfera de trabajo, al tiempo de exposición y a la ventilación pulmonar”. Una vez en los alvéolos pulmonares, los tóxi- cos pueden absorberse por diferente mecanis- mos (difusión pasiva, fagocitosis, o difusión lin- fática), siendo ésta última la más grave, ya que la toxina llega rápidamente a la sangre a través de la circulación, produciéndose una pernicio- sa y casi inmediata concentración hematológi- ca que origina cuadros clínicos graves. Los neurotóxicos también pueden absorber- se por vía dérmica, que hará mucho más lenta la llegada de la carga nociva al torrente sanguíneo; y por vía digestiva, a través de la boca, por contacto con las manos, bebidas, alimentos y cigarrillos contaminados. Efectos de neurotoxinas y los contaminantes El cuadro adjunto presenta los principales efectos de las neurotoxinas. Entre éstos pue- den destacarse: -Anorexia. Falta acentuada y persistente de apetito. -Ataxia. Falta de coordinación de los movimientos. -Disfunciones de la autonomía personal. Se incluyen las alteraciones del sistema nervio- so autónomo (simpático y parasimpático), que controla el funcionamiento de las glándu- las, el músculo cardíaco y los músculos lisos. -Estupor. Condición cercana al coma o inconsciencia, con importante reducción de la actividad mental y la respuesta a estímulos. Trabajar peligrosamente Aunque se aparta del ideario de todo pre- vencionista, el trabajar peligrosamente forma parte de la realidad cotidiana de millones de europeos (donde existe cons- tancia a través de estudios y estadísticas). Alrededor del 15% de los trabajadores europeos afirma que manipula productos químicos durante una cuarta parte de su tiempo de trabajo, mientras que el 10% inhala vapores y el 19% respira polvo, gases y humos en su lugar de trabajo. En España, según la VI Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo (INSHT, 2007), con una muestra de 11.054 trabaja- dores, el 21% de los trabajadores respira- ría o inhalaría polvo, humos, gases o vapo- res tóxicos (excluido el humo del tabaco). Por sector de actividad, y según datos del Observatorio Estatal de Condiciones de Trabajo, en nuestro país son los trabajado- res de la construcción, con un 46,6%, los que en mayor número manifiestan la exposición química, seguidos de los de industria (37,7%), Agricultura (30,4%) y Servicios (11,1%). Tristemente, el trabajar peligrosamente es consustancial a las vidas de otros millones de trabajadores en todo el mundo, que, en muchos casos ni tan sólo aparecen en las estadísticas, y escapan a todo control. 31